PUBLICIDAD

Los peligros de las camarillas interesadas

La conquista del poder conlleva, necesariamente, la cercanía de un montón de personas que rondan en busca de lo suyo. Son tremendamente peligrosos no solo por lo que buscan para sí sino por las influencias que ejercen en lo que nos toca a todos: la organización de lo público. Son las camarillas, esa gente que influye extraoficialmente en el poder por su cercanía a los que gobiernan. Y no es un tema baladí ni en Pekín ni aquí.  

La voluntad de Oswaldo Betancort de echarse en los brazos, por ejemplo, de esta Cámara de Lanzarote en blanco y negro que tenemos, desviando importantes recursos públicos para la gestión por representantes empresariales exclusivamente, dándoles la representación que nos corresponde a todos en ámbitos tan importantes como Puertos o colándola en consejos de entes públicos sin la debida justificación es un ejemplo claro. Con ello, no solo se atienden los criterios particulares antes que los generales sino que se evita que la Cámara haga una valoración objetiva del gobierno para nadar en la complacencia del que se ve protegido.

La misma actuación se persigue con los medios de comunicación. No se quiere unos medios de comunicación neutrales, que pongan el acento en la fiscalización objetiva y en la estimulación de la búsqueda de la solución a los problemas básicos de Lanzarote, que lastran su economía y su calidad de vida. Se quiere que, a cambio de unas monedas, se conviertan en palmeros de sus equivocaciones y en fiscalizadores de la crítica de la oposición, sea o no acertada. Además, la estrategia de gobierno se plantea como cuatro años desaforados en busca de votos para consolidar su posición de poder. Con la compra directa, con el populismo más pernicioso, y ciudadano a ciudadano. No se pretende solucionar las infraestructuras y servicios que nos afectan a todos sino la compra directa de la voluntad de ciudadanos, asociaciones, clubes deportivos, parrandas y demás organizaciones cuyo presupuesto pueda inflarse con donaciones como el todo a “diez mil” que impuso Dolores Corujo en el último año de mandato.

Pues Oswaldo, que es más chachi, lo quiere empezar aplicar desde ya. De hecho, el Saborea que plantea para el último fin de semana de este mes, con un millón de euros de presupuesto, es toda una carta de presentación. Mientras que el Gobierno de Canarias destina a solucionar el gravísimo problema del agua en Lanzarote 1,7 millones de euros, el presidente del Cabildo derrocha más de la mitad de ese dinero en pachanga de tapas, vino y fiesta en nombre del sector primario que, precisamente, lo que pide a gritos, cada vez más desgarrados, es que le pongan agua. Dicen claramente que les pongan agua que con agua ellos son capaces de sacarse los garbanzos adelante. Pero no, ni caso. Oswaldo, como otros, prefiere hacerle más caso a Juan Betancort, que es “un cocinita” en eso de mezclar papas, batatas y facturas varias que a los emprendedores del campo.

El problema fundamental que tiene Oswaldo es que ha llegado al Cabildo más desnudo que el Rey del cuento. Sin ideas,  sin proyecto, sin el apoyo del partido y sin técnicos con el que remontar el vuelo. Y lejos de buscar a quienes le pudieran vestir, lo que ha hecho es rodearse de todo aquel que le diga qué vestido más bonito llevas. Sigue igual de desnudo, diciendo los mismo exabruptos que decía en campaña electoral a los que le suma los exabruptos que le dicen quienes saben todavía menos que él, como hizo en la World Travel Market, donde reproduce lo que le dicen Héctor y su señora, que es exactamente lo mismo que le decían a Dolores Corujo, cuando, al parecer, los objetivos que se buscan son distintos.  De quien reproduce los mismos movimientos, manteniendo a la misma gente que tampoco sabe adónde va y que se conforma con alabar el traje del Rey desnudo, no se puede esperar nada.

Evidentemente, los problemas de Lanzarote no se solucionan con más saborea, con más conciertos, con más fotos, con más mentiras y con más abrazos con los que siempre están ahí para abrazarse y llenarse la saca. No habrá dinero suficiente para carreteras ni isla que soporte ese crecimiento si no se prioriza un transporte público eficaz al compadreo con el concesionario. No habrá futuro si no se hace un plan plurianual para atender a corto, medio y largo plazo las necesidades de ciclo integral del agua. Y, por supuesto, nada de ello se hará en los parámetros de descarbonización actuales y futuros si no se apuesta por la integración plena de las energías alternativas. Sin esas tres patas, no habrá mejor calidad de vida, ni turismo de calidad, ni leche machanga. Solo serán los cuentos de Oswaldo y su arca de Noé, una parejita de cada grupo de presión bien alimentada, como alternativa a la realidad que pide la isla.

Escribir un comentario

Código de seguridad
Refescar