Un charlatán de campo, turismo y saborea
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
Es una pena que Lanzarote en Pie Sí Podemos no coja un poco de confianza y se atreva a transitar por la política insular con un poco más de descaro, renunciando a ser la muleta de un PSOE local al que le asusta tanto la izquierda que su secretaria general acaba abrazada en cualquier esquina con la presidenta del PP. Y digo que es una pena porque tienen músculo y conciencia, pero miran demasiado por el retrovisor para ver si se les acerca Carlos Espino para ofrecerles un pacto y meterlos en el gobierno y dejar a Pedro San Ginés y sus chicos solitos en la oposición, a merced de la presidenta y su jauría, hambrientos de venganza después de diez años con ganas de tocar poder en el Cabildo.
Hoy, el burgalés Jorge Peñas (Podemos) demostró que es un fajador de talla y dejó al gallego Ángel Vázquez (PP) noqueado desde el primer bloque de preguntas, hablando de forma desquiciada al mismo tiempo de todo, sin decir nada. Vázquez, el consejero viajero, el hombre dieta, mezclaba ferias de turismo y ferias de la tapa con el “yo no tengo competencias del agua” para el campo en una exhibición sin par, más propia de un charlatán de feria (de turismo, de la tapa y hasta de la batata) que de un consejero de un Cabildo respetable como tiene que ser el nuestro, el de Lanzarote.
Ángel Vázquez pudo haber solventado de forma magistral y sincera su comparecencia, solicitada por Lanzarote en Pie Sí Podemos, para explicar qué estaba haciendo y qué quería hacer con el sector primario, con un castizo “Ni puta idea. Yo de eso ni sé nada, ni me interesa nada, ni nada de nada. Y ya me encantaría que me lo quitaran de una vez y me dejaran vivir de feria en feria, como un trotamundo, con dieta, pajarita y compañía, que es lo que me gusta a mí”. A nadie le hubiera sorprendido, porque todos sabemos lo que le gusta un fardar al que repite que trabajaba en AENA, como salvoconducto para saber de todo. Y lo único que sabemos de su trabajo en AENA es que todos sus compañeros están como locos de alegría de que se haya metido en política y que no aparezca por allí. O por lo menos, eso me dicen unos y otros del PP.
El problema de Vázquez no es que no tenga ni idea de Agricultura, que no conozca la realidad de los agricultores de esta isla, ni tan siquiera que no quiera saberlo. El problema es que no quiera reconocerlo ni afrontar con entereza y determinación su cargo. No le cunde. El coste de oportunidad es muy alto. En las ferias hasta ha engordado y parece un señorito, con pajarita y todo, abrazadito a Héctor, como si hubieran salido del Camarote, de los hermanos Marx, mientras que en el campo lanzaroteño lo quieren meter en el fango, entre aguas depuradas y gente encabronada porque, para ganarse los 300 euros que el trinca en media hora de secretario del consejo de gobierno, tienen que estar cargando sachos, matando hierbas, rastrillando y peleándose con intermediarios a la vez que rezan para que nos les caiga una plaga de bichos.
Atormentado por su conciencia, en lugar de explicarle su proyecto inexistente a Jorge Peñas, se empeñó en decirle la mala vida que se pega de viaje entre feria y feria, que no le deja ni conciliar su vida familiar y las dietas son pecata minuta. Cuando empezó contando ese sufrimiento, ese sacrificio que lo tiene enganchado a las ferias como los niños al móvil, algunos pensamos que iba a anunciar que dejaba la Consejería de Turismo y el Saborea para embarcarse de lleno en la pesca de bajura y coger un sacho y un rastrillo para disfrutar de la bella vida campestre lanzaroteña. Pero que va, ni con ese sufrimiento deja el turismo por la Agricultura. ¿Qué otra prueba quiere usted para saber su interés por la cosa campestre?
En su afán e ignorancia del ramo, y de lo que va actualmente la agricultura de proximidad, se atrevió a aventurarse a proponer que habría que meterse en la elaboración, en el procesado de alimentos. Seguramente también estará por añadirle grasas saturadas y azucares a tutiplén para que nuestros hijos engorden como cerdos o como feriantes desnortados. Sorprende que quien presume de la enorme demanda de productos de la tierra que encuentran salida entre saboreas y pingadas internacionales, no solo no sepa dar datos tan simples como kilos de productos consumidos y esas cosas sino que ni tan siquiera se dé cuenta que tenemos un mercado inmenso en nuestras zonas turistas llenas de esos europeos que demandan en sus tierras productos de kilómetros cero y lo pagan a gusto. Seguramente, por eso de AENA, el prefiera la comida que sirven en los aviones.
La comparecencia de Vázquez ha servido para saber que no hay política alguna del sector primario. Dudo que la haya en nada. Pero es que a preguntas tan concretas como hizo Jorge Peñas no se pueden dar respuestas océanos, sacadas de manuales de salas de espera aeroportuarias. Pueden seguir engañándose a ellos mismos, pueden seguir mintiéndonos, pero los agricultores, ganaderos y pescadores de esta isla seguirán yendo a coger las subvenciones que les ponen anualmente de gancho, y haciendo, después, lo que les da la gana porque están tan convencidos como yo que estos saben lo mismo de agricultura que ellos de aviación. Y seguiremos así. Como seguirá Coalición Canaria, con David de la Hoz de portavoz improvisado, enfrascada en el pasado, defendiendo sus cosas, mientras pierde la oportunidad de poner cordura en una política agrícola en concordancia con nuestras características y en los tiempos que vivimos.
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