El ejemplo de Paquito
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
El próximo viernes, día 25 de noviembre, a las 20:00 horas, en Tao, la lucha canaria le tributa un merecido homenaje por su dilatada y fructífera trayectoria como luchador, directivo y coordinador de la base
Uno de los déficits que tiene la lucha canaria para garantizar su continuidad y crecimiento social es la desvinculación de los luchadores de la órbita de este deporte cuando acaba su etapa activa. Muchos luchadores cuelgan la ropa y se alejan de los terreros. Muchos de ellos no van ni tan siquiera a verla. Pasan de ser protagonistas a no estar. Y ese es un importante problema porque los luchadores, desde que son unos niños muchos de ellos, se sumergen en el ambiente luchístico y captan sus particularidades. Aparte de que son los referentes de los niños y nuevas promesas. Toda esa experiencia acumulada, convierte a los luchadores en una fuente inagotable de información, de la que no se puede prescindir a las primeras de cambio. Son el principal activo de la lucha canaria.
Francisco Díaz Torres “Paquito” representa el ejemplo bueno. Llegó a Lanzarote en 1986, a los 25 años de edad, para ser puntal de un equipo al que solo conocía de referencias, el C.L. Tao. Solo pudo luchar diez años más, porque una lesión le obligó apartarse de la lucha activa, pero en lugar de desaparecer de los terreros se han convertido en un gran referente de la lucha canaria. No fue mal puntal pero hoy contribuye de forma más decidida y decisiva en el sostenimiento de este deporte en la isla que cuando se vestía de luchador, saltaba al terrero y hacía una barrida.
Paquito lleva toda su vida metido en la lucha canaria. Desde muy pequeño, a la sombra de su hermano Indalecio, en La Laguna (Tenerife), donde nació, se crio y mamó la lucha canaria, eligió su camino. Y nunca más volvió a dudar. Luchó en la calle, jugando con otros niños, se federó, aprendió y destacó ya como luchador en los juveniles. Se fue a La Palma a luchar, dos temporadas, volvió a Tenerife y se vino, después a Lanzarote, cuando ya era un destacado puntal. ¡Y qué suerte tuvimos! No nos llegó un luchador, nos trajeron a un hombre total de lucha canaria. Que se acuesta pensando en lucha canaria y se levanta pensando en lucha canaria. Con las suficientes miras para querer que gane su equipo, pero sin perder de vista que lo importante es la lucha canaria y no su club. Ha hecho una captación de niños para la lucha canaria en el municipio de Teguise, al que pertenece Tao, realmente sorprendente. Les ha captado y les ha enseñado a luchar. Sabe de la importancia de la base, y de que un proyecto de lucha canaria, como un buen vino, necesita años para su elaboración.
Además, se ha implicado como directivo y lleva ya casi veinte años de presidente del Tao, con resultados realmente envidiables a nivel de base y de éxitos. Vino a luchar, a derribar contrarios, pero lleva ya el doble de tiempo trabajando para la lucha canaria sin ponerse la ropa de brega. Y lo ha hecho francamente bien. Más que un homenaje, su labor se merece un monumento, que sirva de guía para todos los que amamos la lucha canaria. Cuando se cuelga la ropa, lejos de ser el fin, es el principio para trabajar por nuestro deporte vernáculo. Cuando saltamos al terrero, con humildad y nobleza, salimos con la voluntad de vencer al rival, de disfrutar con lo que nos gusta. Y esa costumbre va a permanecer gracias a la capacidad que tengamos, cuando se acaba la etapa activa, de echar una mano para que nuestros hijos y los de nuestros vecinos puedan sentirse canarios desde el centro del terrero.
Paquito es un buen ejemplo. Y se merece el reconocimiento de todos. Su realce ayuda a los demás a ver el camino.
MANUEL GARCÍA DÉNIZ, periodista, estudioso de la historia de la lucha canaria, autor del libro “Lanzarote, en el terrero”.
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