PUBLICIDAD

Un año de despilfarro y fanfarria

 

Se nos va 2024. Y se nos va como todo los anteriores: entre fiestas navideñas, bajas indeseadas e ilusiones futuras. Y se quedan ahí esos 365 días para darles entrada a otros tantos bajo la etiqueta “2025”. Y miro, desolado, buscando cosas y causas para hacer un artículo positivo, optimista, que me haga pensar que este año ha sido bueno para crear algo mejor. Obviamente, les escribo de lo común, de lo de todos, de lo que gestionan esos que se llaman políticos aunque ni ellos saben lo que son verdaderamente. Asusta pensar que se han aprobado presupuestos en Lanzarote para gastarse en este año que ahora acaba, entre ayuntamientos, Cabildo y empresas y entes públicos, por casi 500 millones de euros. Ya sé que nadie se acuerda de las pesetas pero para mí, y muchos de mi generación y anteriores, saber que este año se han fundido en Lanzarote, solo por esas entidades lanzaroteñas, más de 80.000 millones de pesetas me deja sudando. Y ya empiezo a tiritar cuando intento buscar en qué se han gastado semejante pastizal.

Está claro que gran parte se ha ido en empleados públicos y enchufados y políticos de todo pelaje y ninguna condición reseñable. ¿Pero para qué tanto empleado y tanto político si no se ve nada por ningún lado?

Se ha gastado mucho dinero en fiestas, de todo tipo, y en propaganda, de mil maneras. El gran gasto público insular no se está orientando a solucionar los problemas de los lanzaroteños sino en consolidar a determinados políticos en sus cotas de poder para garantizar que se beneficien los mismos de siempre. Los ricos de Lanzarote son más ricos hoy que hace un año. Nos llegan más turistas que nunca y los beneficios acaban en los bolsillos de los de siempre. Y todo bajo el paraguas de la administración pública local, que es la que les paga la promoción, les forma a los trabajadores y les crea las condiciones para que puedan ganar dinero, incluso, empeorando las condiciones de vida de la mayoría de la población de Lanzarote.

Nos hemos derretido cerca de 500 millones de dinero público, además de lo que viene de la Comunidad Autónoma, Gobierno central y la Unión Europea, ¿y entramos mejor en el 2025 de lo que lo hicimos en el 2024 o en el 2023? ¿Usted, sinceramente, cree que estamos mejor que hace un año? ¿En qué lo nota?

¿El suministro de agua ha dejado de ser un problema, está mejor? ¿El acceso de la vivienda, ya sea en alquiler o compra, ha mejorado? ¿La cesta de la compra es más barata? ¿Los sueldos son mejores? ¿El transporte público eficaz ya es una realidad? ¿Las obras públicas y los servicios públicos son mejores? ¿Hay más apoyo a las familias desfavorecidas, a los jóvenes, a los estudiantes? ¿Tenemos mejores infraestructuras? ¡Qué me dices! No, no, no, no, no y todo no.  ¿Y entonces adónde han ido a parar nuestros cerca de 500 millones de dinero público este año? ¿Y en qué están trabajando esos más de 2000 empleados públicos locales y cientos de políticos y enchufados?   Está claro que no en nuestro bien. Han estado tan ocupados en la “canela fina” de viajes, fiestas, saboreas y sobresueldos que, ni tan siquiera, ninguno de los ayuntamientos ni el Cabildo han aprobado todavía el presupuesto para el próximo año. ¡Qué más da, la prórroga garantiza el sueldo de todos ellos!

 Yo les invito, admiradísimos lectores, a entrar en las redes sociales de sus queridos políticos. Ya verán que se muestran encantados de conocerse, disfrazados de mil trajes, en mil fiestas, en otros tantos saraos dentro y fuera de la isla. Pero siempre por nuestro bien, “of course”, aunque las dietas se las queden ellos solos. Y mueva el dedito en la pantalla del móvil, vaya viendo promesas y más promesas, todas incumplidas pero ellos siguen igual de felices. De viaje, siempre. De fiesta, siempre. Sonriendo, siempre. Y siempre trabajando para nosotros. Que, paradójicamente, no estamos tan sonrientes, ni en tantas fiestas ni tenemos tantas dietas que llevarnos a la cuenta corriente.

Cerca de quinientos millones de euros de dinero público estallados este año. Haga usted mismo/misma el ejercicio. ¿En qué?

Escribir un comentario

Código de seguridad
Refescar