SI LLEGA A SU CASA Y HAY UN LADRÓN ROBANDO, NO LE INTERRUMPA, QUE SE FRUSTRA
- M.G.D.
Realmente, la actitud de algunos es demencial. Usted imagine que llega a su casa y se encuentra con que un ladrón le está robando en su casa y usted le manda a parar. ¿Se imaginaría que esa persona intrusa en sus derechos se quejara públicamente de que lo cortara en medio de su labor? Parece de género tonto, pero es que ocurre en cosas parecidas y hay, incluso, quienes le dan la razón.
Esta introducción viene a cuento por las quejas del exluchador José Ramón Barrios porque el presidente de la Federación Insular de lucha canaria, Sebastián Lemes, le conminara a suspender la retransmisión en directo de la final de la copa insular de lucha canaria entre el Unión Norte y el Unión Sur Tías porque lo estaba haciendo a sabiendas de que está prohibido. Traicionando la confianza depositada por clubes y ente insular, organizadores de la competición, aprovechó la posición privilegiada que se le permite en los terreros para grabar las luchadas y emitir en diferido, para, saltándose a la torera los acuerdos de clubes y federación, emitir en directo, a la “zorrilla”, la imagen que corresponde a luchadores, clubes y federaciones. O sea, que sin consultar con el ente organizador, contraviene las normas del acto, y se queja de que le hagan suspenderla. Quien tendría que pedir perdón a sus seguidores es el propio Barrios que está retransmitiendo en directo algo que solo puede hacer en diferido. Sus seguidores podían disfrutar sin problemas, y gratuitamente, del evento a partir de las 23:30 horas, momento en el que acabó la luchada pero prefirió darla en directo contraviniendo el acuerdo que conocía.
Nadie cuestiona si sería mejor o no retransmitir la luchada en directo. Lo que sí está claro es que tendrá que decidirlo quien tiene los derechos y ponerlo en conocimiento de todos, para que no haya privilegios para nadie. El hecho de hacerlo saltándose el control federativo, le permite una exclusividad que se da él mismo, de forma irregular, secuestrando así la voluntad de sus seguidores que se creen, porque así lo dice él, que no se les permite por animadversión personal, cuando la verdad es que ni se le permite a él ni a nadie.
En cualquier espectáculo, si usted tiene la actitud deshonesta con los organizadores que tuvo Barrios en la final y, a partir de ese momento, no le dejan entrar al terrero con una cámara, al quebrar la confianza. Que le pregunta a los verdaderos profesionales, a los periodistas del fútbol, cuándo la federación y clubes decidieron que para retransmitir había que pagar. ¡Se quedaron en la calle! No me imagino yo a nadie en un museo sacando fotos cuando lo prohíben o en un concierto de Madonna a alguien retrasmitiendo sin la autorización de sus productores. Realmente no se entiende que la ignorancia lleve a semejante endiosamiento de sujetos que creen que todo el monte es orégano.
Además, es normal que la gente que disfruta de sus retransmisiones le apoyen. Desconocen las normas y creen que es una actividad altruista. Además, haga, estimado lector, la siguiente prueba si quiere ver cómo funciona esto: Róbele todo el dinero que tiene su vecino y reparta una parte, pequeña, del botín entre los vecinos. Seguro que ellos le mirarán como un Robin Hood, aunque todos sabemos que una persona que haga eso no es sino un vulgar ladrón con burdo entrenamiento en manipulación de los más necesitados.
Las retransmisiones en directo pueden ser un aliciente para la lucha canaria de Lanzarote. Pero, mientras no lo permitan clubes y Federación de Lanzarote, no es sino un acto de pillería contra los derechos de los organizadores del evento. Cuando sea legal retransmitirlas, lo podrán hacer todos, o aquellos que cumplan los requisitos que impongan los organizadores, pero en las mismas condiciones. Como pasa en Fuerteventura, por ejemplo, que las retrasmiten hasta tres televisiones distintas al mismo tiempo. Pero no a escondidas y en exclusiva irregular, como quiere hacer Barrios en Lanzarote, sino con la previa autorización de los clubes y de la federación Insular de Lanzarote, como sabe muy bien el propio intruso de la luchada del pasado viernes en Tao.
Se puede estar contra las normas, se puede tener una opinión distinta, lo que no se puede es saltarse la norma e imponer tu opinión en una casa a la que se te invita y se practica un deporte autóctono que es seña de identidad de todos y cuyas competiciones están gestionadas por un ente democráticamente establecido y con los derechos de las mismas reconocidos. Esa es la verdad, el resto es solo mezquindad.