Subir a la guagua de la realidad
- Alex Salebe Rodríguez
El mismo día que el amigo del narco Marcial Dorado se daba de bruces con el fracaso en su intento de ser investido como presidente del Gobierno de España, aquí en Lanzarote, una de las ocho “plataformas” del Archipiélago canario, así se refirió a las Islas en plena plaza pública de Madrid el ex aspirante Feijóo o Fakejóo, como ha sido rebautizado popularmente el todavía líder del Partido Popular, por sus constantes mentiras, medias verdades e interminable lista de sonrojantes gazapos, por primera vez veía a un chófer de guagua conocido sin su sonrisa y cachondeo habitual.
Me abordó para decirme que desde 2008 no le subían el sueldo, que tuvo que vender su casa y trasladarse a un piso pequeño para que el banco no le quitara “su” vivienda y que muchos de sus compañeros vivían situaciones similares o incluso mucho peores.
El hombre va de frente y me pidió que me hiciera eco en este mi espacio de opinión de la huelga del transporte discrecional de viajeros y sus motivaciones en la Provincia de Las Palmas prevista para esta semana, un cese de actividades que afecta al transporte escolar y turístico en las “plataformas” de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, pero al que también se suma el transporte de mercancías por carretera.
Y así, mientras políticos y políticas montan espectáculos circenses en el Congreso de los Diputados y otros hemiciclos, la mayor parte de la sociedad sí que viaja en la guagua de la realidad sin rumbo certero. La actualización de salarios después de 16 años, la regulación de la jornada laboral, los condicionantes que limitan a trabajadores y trabajadoras la conciliación familiar o la pérdida de poder adquisitivo son demandas del transporte que resultan comunes a otros sectores productivos y que acaban con la paciencia de cualquiera.
No sé si la mayoría de los políticos y políticas saben que esta semana el kilo de aguacate roza los 11 euros, que parte de la papa que consumimos en Canarias, una zona que destacaba por la producción del tubérculo, se está trayendo de Egipto o que los cinco litros de aceite de oliva hace rato superaron el coste de 30 euros en el supermercado.
Para dar un giro a la educación, no sé si los políticos y políticas saben o les interese que en España casi el 50 por ciento de los niños y niñas del primer ciclo de infantil, de cero a tres años, están matriculados en escuelas privadas o que Canarias es una de las tres comunidades autónomas de España con mayor índice de matriculados en escuelas infantiles privadas por falta de plazas en centros públicos. Y vaya usted a saber si las escuelas y guarderías privadas, que cuestan una pasta, son objeto de las inspecciones de rigor.
A los padres de la patria pedimos menos postureo y más trabajo, que compren el bono de la guagua del día a día para que conozcan las verdades de la realidad social y economía real que no son ni mucho menos fake news. Hoy son medianamente visibles las reivindicaciones de los guagüeros y guagüeras, palabras incluidas en el diccionario básico de canarismos, mañana serán los de otros y otras don nadies. Un llamamiento a la prensa amarilla escandalosamente sumida en los sucesos. Estas realidades también interesan.