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Bajas altas

 

 

El presidente de la Confederación Empresarial de Lanzarote, Francisco Martínez, ha puesto el grito en el cielo por el incremento del absentismo laboral y las dificultades que están teniendo para sustituir las bajas. En la nota de prensa de la patronal empresarial, se recalcaba que en la primera mitad del 2023, el porcentaje alcanzó en Canarias el 7,1%, casi un punto por encima de la media nacional (6,3%), según un informe realizado por el centro de estudios Randstad Research. Traduciendo estos porcentajes a cifras, en un día cualquiera del primer trimestre de este año 1.290.244 personas no acudieron a trabajar, de las cuales 992.078 se encontraban de baja médica. En este sentido, el presidente de la CEL, Francisco Martínez, resaltó que el absentismo laboral, unido a la falta de profesionales cualificados, está provocando “graves problemas en la competitividad, productividad y costes de las empresas de Lanzarote y de Canarias”.

Y son ciertos los datos aportados por la Confederación. Pero se analizan de  forma tan parcial como interesada. Incluso entendiendo que hay muchos trabajadores que utilizan la baja como excusa para no trabajar, también es cierto que las condiciones de trabajo y salariales en Canarias están unos puntitos por debajo de la media nacional. ¡Y eso duele! En el análisis de los empresarios, me parece bien que figure la necesidad de un mayor rigor médico y una justa agilidad para que no estén de baja enfermos esperando intervenciones quirúrgicas y/o tratamientos que, en caso de proporcionarse antes, aligerarían el alta del trabajador. Eso es evidente que existe y que hay que arreglarlo. Y también que debe haber un rechazo social y una exigencia ética ante aquellos trabajadores, muy bien pagados e incluso funcionarizados, que, ante la primera duda o exigencia de sus jefes, abandonan el lugar de trabajo para acercarse al Centro de salud correspondiente en busca de la excusa, aunque se les ve después durante meses en todos los saraos. No se les puede reír la gracia a aquellos que te explican que están de baja no porque estén enfermos sino porque no aguantan a su jefe o porque les han puesto a trabajar en serio y en contra de sus expectativas. En esos casos, no se puede dar cobertura de ningún tipo ni a amigos ni a enemigos.

Pero no es menos cierto, y eso también hay que tratarlo, que estamos en un mercado laboral canario especialmente precario, en sus condiciones de trabajo, salarios y motivación del personal, que es causa de muchas bajas evitables. Los trabajadores de cualquier empresa, más en el sector servicio, predominante en Canarias, las personas son parte esencial del proceso productivo. Y no está mal que los empresarios lo sepan. Y que los empresarios se lo digan a sus trabajadores. Y que los empresarios les mimen, les ayuden a formarse y a atender sus exigencias familiares y sociales con mayores garantías. La motivación por identificación con la empresa y sus objetivos es uno de los principales motores emocionales. Pero es muy difícil que alguien se identifique con una empresa que le esclaviza, que le aboca al empobrecimiento y que si se enferma le margina. Son casos que duele reconocer pero pasan. Por eso digo que echo de menos, en esos datos comparativos con la media nacional, otros igual de importantes para saber por qué nuestra gente se deprime en el trabajo en lugar de hacerlo cuando no puede trabajar.  

Nadie quiere ausentarse de un lugar donde le dan la oportunidad de crecer personal y profesionalmente, donde le tratan con respeto, le valoran y le identifican con los resultados positivos del proyecto común que es una empresa. En cambio, es muy fácil sentirse distante de un proyecto donde el empresario solo se acuerda de ti cuando no estás y piensa que le tienes que estar agradecido de por vida  que te sacara del paro un día a cambio de un sueldo que en absoluto te da para llevar una vida digna. No hay que defender las bajas impostadas pero mucho menos a los empresarios que quieren que se les dé la razón cuando son parte de la causa del desánimo de los trabajadores. Hay mucho por hacer y comparaciones que tumbar antes de que se acabe con que los trabajadores se refugien en las bajas. Dicho queda.

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