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El valor de la franquicia política

 

"Las Elecciones Europeas no tienen nada que ver con las Elecciones Locales. La gente se deja llevar por los señuelos de los políticos, más preocupados por conocer las debilidades emocionales de los votantes que por resolverles los problemas reales. A la gente le damos dos botes de pintura, una subvención para el carnaval y le organizamos tres saboreas y dos ferias de agricultura, o de lo que sea, y ya están con nosotros en las locales". Los políticos suelen decir eso y cosas peores de quienes deberían ser sus jefes en una democracia y ellos convierten en sus prisioneros.

Los mismos que utilizan de razonamiento de su fracaso la inteligencia de los votantes para discernir, de forma clarividente, entre lo que es el Parlamento Europeo, el Congreso de los Diputados, el Parlamento de Canarias, el Pleno del Cabildo o del Ayuntamiento, llegado el momento, creen que son borreguitos ignorantes que responden a la zanahoria electoral sin llegar a pensar en los palos que les van a venir desde que tomen posesión de sus cargos en cualquiera de esos espacios. Y ni es así ni deja de ser del todo así.

  La fortaleza de la organización política, su capacidad para que se identifiquen con ella en cualquier circunstancia los electores, es más evidente cuando disminuye la participación. Es verdad que en las locales la participación es mayor habitualmente. Y que las locales son capaces, incluso, de tirar por las generales o europeas cuando coinciden. Lo que viene a contradecir a los que dicen que los electores votan una cosa a Europa y otra al Ayuntamiento, si cuando le pones las urnas al mismo tiempo, votan lo mismo en ambas. Si acaso, lo que se está demostrando es que con los señuelos de las elecciones locales (el bote de pintura, las subvenciones y las fiestas añadidas) los vecinos van a votar y sin estos regalos de proximidad se quedan en casa. O sea, que lo que aumenta la participación, no son los allegados al partido, siempre dispuestos a sacarse la foto y la papeleta, sino el ejército de indecisos y sin ideología que solo se motivan a participar cuando ven un rédito personal diferenciado con la colectividad. Y eso es todo un problema, no entienden de líderes ni de partidos. Solo quieren el regalo y si te vi, no me acuerdo.

Los resultados de las europeas en Lanzarote hablan claro y alto. Y dicen cosas muy interesantes. Por un lado, demuestran que el PSOE sigue siendo la mejor franquicia política de la isla. Que no se resiente ni ante los conocidos (que no reconocidos) fracasos de gestión de sus políticos locales y que tiene un enorme componente ideológico. Votan a los socialistas a todo. Da igual que sea al Ayuntamiento que al Parlamento Europeo, son votos de partido, de franquicia y de franqueza ideológica. Y cuanto más baja la participación, mayor porcentaje de votos obtiene con respecto a sus rivales. En 2019, con las locales y europeas juntas, fueron los primeros con el 30,70% de los votos y una participación del 50,26%. Ahora, con el 33, 64% de participación, vuelven a ser los primeros, pero suben tres puntos poniéndose en el 33,77 %. El votante socialista se contrae menos y participa más.

El hundimiento de CC

En cambio, los resultados de CC en Lanzarote, donde el presidente del Cabildo no dudó en ponerse al frente de la campaña, imprimiendo, incluso, carteles con su careto (que le gusta más una foto que a un payaso una nariz roja) fueron realmente vergonzantes. Se quedaron, incluso, por detrás de Vox, como cuarta fuerza política cuando, en 2019, con Pedro San Ginés todavía de presidente, fueron segunda, con apenas 1.300 votos de diferencia con respecto al PSOE.  La reacción de Oswaldo Betancort al día siguiente de las Elecciones Europeas fue “ponerse el traje de VOX”, para despotricar contra la inmigración y exigir al Gobierno central que dé los Cuarteles para hospedar a los inmigrantes. Está claro que cree que sus expectativas políticas han sido copadas por la extrema derecha, lo que nos deja a las claras cuáles son sus ideales.

Las Elecciones Europeas demuestran que CC en Lanzarote está tan rota como estaba antes de las Elecciones Locales, en las que gana el Cabildo por apenas 69 votos de diferencia, más por los errores de cálculo y gestión cometidos por el PSOE que por tener una estructura fuerte y un líder sólido. Era la alternativa  al PSOE, y los votantes que no querían que repitiera el PSOE se fueron a CC. Realmente, ese fue el propósito de la campaña nacionalista con aquello de “o somos nosotros o vuelve a ser el PSOE”. Y funcionó para el momento. Pero ya no sirve para nada más.

 CC apenas saca 3425 votos en Lanzarote, pierde más de 10.000 votos, baja 18 puntos, se queda con el 9,81% de los votos emitidos, cuando VOX, ese partido que le sirve a CC de apoyo para no perder la Alcaldía de Teguise, municipio que Oswaldo dejó más quemado que el vertedero después de 12 años de gobierno, sacó 400 votos más que los nacionalistas, alcanzando el 11,07% de los votos. Casi se queda a la altura de la Agrupación de Electores más facha todavía de “Se acabó la fiesta”, que tuvo en Lanzarote, sin que no la conociera casi nadie, 1869 votos, apenas cuatro puntos menos que CC. Claramente, para sonrojarse. Está claro que poner la foto de Oswaldo no da votos. Un poco de pena, sí, pero votos, no.

El PP busca su mejor momento insular

La otra franquicia que sigue haciéndose su hueco en Lanzarote es el PP. Si al PP le sale bien su apuesta capitalina, donde gobierna ya desde hace cinco años seguidos, y Yonathan de León va como un tiro en valoración, la isla puede hacérsenos más española y bipartidista  que nunca. Esa dicotomía nacional entre derecha e izquierda, entre el PSOE y PP, puede instalarse en Lanzarote en un futuro cercano. Todo apunta a eso. También las Elecciones Europeas.

Se demuestra que el PP tiene un amplio recorrido en el espacio electoral de Lanzarote, muchas veces frenado por los malos candidatos que elige de líderes locales. Desplaza a CC como segunda fuerza, obtiene el 28,71% de los votos y sube un 14%. Es una franquicia fuerte que empieza a entenderse con su electorado potencial que tradicionalmente ha estado enredado en partidos insularistas o nacionalistas por cuitas locales. La imagen que se han ganado en Arrecife empieza a dar resultados. Su salto en el gráfico de las europeas puede ser calcado en las locales próximas. Nada hace presagiar que, a corto plazo, a nivel nacional, el PP no siga subiendo frente al PSOE. Tampoco que cambie la tendencia insular que pone al PP en su mejor momento. Con esas dos variables, y con la debilidad manifiesta de CC, que ha dejado su imagen en manos de un narcisista político como Oswaldo, el PP conquistará cotas no esperadas en las citas electorales futuras. Su propio crecimiento frenará también las aspiraciones de los extrema derecha, en boga ahora, con lo que también se verán beneficiados con aportaciones de ese espacio. Entre que gobierne el PSOE o el PP, un facha lo debería de tener claro.

Nada a la izquierda del PSOE

En el caso de Sumar, con NC dentro, relegada al sexto lugar por detrás de la desconocida “Se acabó la fiesta” todo queda claro. No eran nada y ahora son menos. Los castillos en el aire son muy bonitos y fáciles de hacer en los sueños pero muy difíciles de mantener en la realidad.

La política es mucho más que palabras bonitas y fotos a tutiplén. No se puede aspirar a gobernar sin un programa creíble, con líderes capaces. Tampoco se puede querer mantenerse en el cargo con cuentos, mentiras e inventándose problemas sin resolver los que hay. La gente está cansada y aburrida. Y algunos ya están hasta dispuestos a que vuelvan los del “cara al sol” aunque sea con la camisa de siempre. ¿No es suficiente eso para que empiecen a tomarse la cosa en serio, o ya están pensando cómo afiliarse a la extrema derecha si llega el momento? ¿Exagerado? ¡No querrán que les cuente cuántos se pasaron del PSOE al PIL cuando Dimas ya  había sido condenado un par de veces pero seguía ganando elecciones!    

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