La estabilidad no se improvisa
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
Un año después de aquel 28 de mayo (III)
En este periódico, fuimos los primeros en publicar que en Haría las cosas no iban como todos deseábamos ni como quería aparentar el alcalde socialista. Tampoco hay que ser un lince para darse cuenta que la relación política entre los socios de gobierno Alfredo Villalba y Chaxiraxi Niz no estaba pasando por sus mejores momentos. El hecho de que el alcalde convoque a la prensa a un desayuno para celebrar la estabilidad del municipio y lo acabe suspendiendo sin dar muchas explicaciones, hacía presagiar lo peor. Si a eso le añadimos que Chaxiraxi se presenta en el Gobierno de Canarias de la mano de Oswaldo Betancort, todo se va aclarando de muy mala manera. No solamente va de la mano del enemigo y a espaldas del socio, sino que además lo exhibe en prensa descaradamente. El propósito era claro. Así que todo lo que vino después era esperable, aunque no deseable.
Pero esos sucesos, ambos dos, tienen más de exhibición, de escenificación, de justificación de una ruptura que de otra cosa. Algo no iba bien antes de que eso se produjera. Que precisamente se produce para servir de denuncia de lo que venía pasando.
No era fácil construir un grupo de gobierno en Haría después de cuatro años de enfrentamientos y relevos de alcaldes insufribles. No era fácil, pero era tan deseable que quisimos pensar que el socialista Alfredo Villalba y la nacionalista Chaxi Niz lo iban a intentar con todas sus fuerzas. No en vano fueron los dos, con sus partidos, el PSOE y el nuevo local CompromisoXHaría, respectivamente, los que más votos recibieron, uno más Villalba que Niz, cuatro concejales cada uno de trece.
Precisamente esa tan pequeña diferencia en sus resultados, solo un voto, es lo que hacía temer por la ruptura. Chaxi se puede creer con tanto derecho como Villalba, apoyos tiene casi los mismos, para ser alcaldesa. La raya del equilibrio, de la estabilidad, estaba precisamente en cómo Chaxi digiriese ese resultado y su papel en el Ayuntamiento, en el nuevo grupo. También, claro, de la capacidad que tuviera Alfredo para hacer sentir a Chaxi como si ella fuera la alcaldesa siéndolo él realmente. Ese era el juego imprescindible para la estabilidad. Amansar las ambiciones, gestionar con cariño los egos y compartir la gestión con mucha sensibilidad. Si lo que se quiere vender es la estabilidad como el gran éxito, no se puede uno dejar sorprender por la inestabilidad hasta el punto de convocar a la prensa para celebrarlo cuando la socia está en todo lo contrario.
Lo de Haría es difícil. Muy difícil de meter en camino. Chaxi se fue de Coalición Canaria y triunfó electoralmente con CompromisoXHaría, aunque se viva como una derrota sacar un voto menos que una marca tan conocida y arraigada como el PSOE. Y, ahora, parece que se vuelve a dejar seducir por los cantos de sirena que le vienen desde el nacionalismo, desde su amigo Oswaldo Betancort. Seguro que él y su amiga ya se han prestado para hacer de intermediarios con los concejales de la PMH, que son muy amigos del jefe, para hacerla a ella alcaldesa. Si Chaxi se dejó llevar por estos cantos de sirena, y se olvidó de lo que pasó en el mandato pasado y lo que sufrió ella, me parece que se está empeñando en apagar a martillazos la estrella que parecía que estaba alumbrando su devenir político.
Aunque alguno/as digan, no sé con qué intenciones, que Alfredo ponía más interés en negociar las cosas con la secretaria del Ayuntamiento que con la propia Chaxi, socia de gobierno con casi los mismos votos que él, moverse en estos momentos, de esta manera, en una política local como la de Haría, no presagia nada bueno. Y es una pena que se vaya a celebrar el primer año de gobierno con todo lo contrario que se pretendía: con una inestabilidad que amenaza con devolver la gestión municipal al fango del pasado mandato. Precisamente lo que se pretendía evitar. Y así las cosas, solamente se puede calificar todo esto como un enorme fracaso. Y es una pena.