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Amor dolarizado a Venezuela

 

El top diez de países con mayor reservas de petróleo del mundo es: Venezuela, con una estimación por encima de los 300 mil millones de barriles, y luego están Arabia Saudita, Irán, Canadá, Irak, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Rusia, Libia y Estados Unidos.

Y me (nos) quieren hacer creer que la actual declaración inusitada de “amor” eterno a Venezuela y el llamamiento a la “democracia” es por su pueblo, porque a USA y a la Unión Europea les preocupa extremadamente las condiciones de vida de venezolanos y venezolanas.  De verdad piensan gobiernos del llamado primer mundo y potentes medios de comunicación a su servicio y al servicio de multinacionales energéticas y productoras de combustibles fósiles, clientes suyos que se dejan un buen puñado de dólares y euros en publicidad, que somos gilipollas.

La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, la CIA, mantiene actualizado un fichero con datos claves sobre todos los países del mundo, hasta de los más pequeñitos. Pues bien, en esa base de información clasificada, conocida como The World Factbook, aparecen las reservas petroleras de cada país del planeta.

El mundo está dominado por el capital fósil, petróleo, carbón y gas natural, y de allí derivan, además de recursos económicos y desarrollo industrial, nada menos que la energía, que lo mueve todo, y el peso geopolítico global. Los países que poseen, pero sobre todo que controlan sus reservas petroleras, y esta precisión es importante para entender mejor el germen de muchos conflictos internacionales y maniobras desestabilizadoras, tienen mayor influencia mundial y capacidad para establecer alianzas con pares y acuerdos comerciales y políticos.

Donald Trump, en junio del año pasado, en un discurso de una convención del Partido Republicano en Carolina del Norte, confesó que  sus agresiones a Venezuela, incluida la política de sanciones económicas o medidas coercitivas, estaban claramente dirigidas a apropiarse de sus reservas petroleras. “¿Cómo les parece que estemos comprando petróleo a Venezuela? Al irme, Venezuela estaba lista para colapsar. Nos hubiéramos apoderado de ella. Hubiéramos tomado todo su petróleo. Pero ahora compramos petróleo a Venezuela”. Lo dijo hace nada un expresidente de la nación con la democracia más “perfecta” del mundo y amo y señor del Partido Republicano. Es solo un ejemplo de la enorme preocupación de la gente cuerda y de bien por el pueblo venezolano y la estabilidad política de la República Bolivariana. Asimismo está preocupado el cuerdo y honorable señor Javier Milei, condecorado con Medalla Internacional por la Comunidad de Madrid.

México, Brasil y Colombia, sobre quienes no recae propaganda por supuestas anomalías electorales en sus últimos comicios presidenciales o señalamientos internacionales continuos de “régimen”, también están siendo objeto de ataques gubernamentales y  mediáticos, aunque por otros flancos. Tienen un denominador común, son naciones hoy gobernadas por líderes progresistas, en el caso de Colombia por primera vez desde hace dos años y después de dos siglos de dominación corrupta y asesina, países que legítimamente buscan alianzas estratégicas en Latinoamérica de proyección global, y evidentemente, estos movimientos representan una amenaza para poderes económicos y políticos históricamente hegemónicos.

En este escenario de cooperación estratégica, política y económica no se descarta la integración de más países al bloque BRICS, la alianza fundada en 2006 que hasta final de 2023 conformaban Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y que dio la bienvenida el 1 de enero de 2024 a Irán, Egipto, Etiopía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. Esta alianza geopolítica tiene toda la pinta de seguir expandiéndose para convertirse en contrapeso a bloques poderosos de occidente. Venezuela es uno de los países aspirantes.

Los datos técnicos indican que la economía de los países BRICS representa más o menos el 28 por ciento de la economía mundial, controlando entre todos la producción del 44 por ciento del petróleo sin refinar del mundo.

Las manifestaciones mediáticas de “amor” a Venezuela, porque ahora todos queremos más a Venezuela que lo que la quiso El Libertador Simón Bolívar, nos distraen de miserias propias, entre ellas, la falta de solidaridad con Canarias para la acogida de menores inmigrantes no acompañados o el aumento de las hipotecas a las familias españolas con intereses asfixiantes mientras los seis bancos más grandes del país acaban de hacer balance de más de 15 mil millones de euros de beneficio conjunto el primer semestre de 2024, récord y un 28 por ciento más que en la primera mitad de 2023, vamos, el equilibrio “perfecto”.

Hasta olvidamos hechos abominables normalizados por la información diaria. Esta semana ya se contabilizan cerca de 40.000 personas asesinadas por Israel en Gaza, mientras gran parte del mundo, incluidos políticos españoles, se rinden y hacen la ola a la cabeza visible de la masacre, otro honorable, Netanyahu.

Para hacernos una idea que nos aproxima al horror de esta tragedia, es como si en Lanzarote fueran exterminadas juntas las poblaciones residentes de los municipios de Yaiza y San Bartolomé. Sigamos anestesiados mirando solo para Venezuela que el fuego también arde, y bastante, en casa, y otros puntos más cercanos de lo que parecen.

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