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Dolores no lo borra todo

 

Escritor y uno de los grandes maestros del periodismo contemporáneo de Colombia, Daniel Samper Pizano, nos acercaba en su columna de opinión, de la semana pasada, a la historia de la Virgen de Nuestra Señora La Borradora; contada a través de una anécdota personal y ceñido a ese relato próximo y perspicaz que engancha al lector.

Samper Pizano relata que se enteró de la existencia de esta Virgen, cuya imagen puede encontrarse en el centro de Quito, por el apunte gracioso que le hizo en voz baja un político invitado a la boda de uno de sus ahijados celebrada en un pueblo   limítrofe con Bogotá. Mira que cursé toda la enseñanza secundaria en Barranquilla en colegio de jesuitas, pero en mi vida había escuchado hablar de esta advocación mariana de nombre tan  suigéneris, aunque leyendo sobre su origen, tiene su razón de ser.

Los hechos están situados en el periodo colonial a principios de mil seiscientos, “cuando el tirano mandó…”, como dice la letra de ‘La Rebelión’, del cantautor colombiano fallecido Joe Arroyo.

Sobre el milagro de la Virgen La Borradora, los historiadores narran la condena a pena de muerte de un joven por un asesinato que no cometió. El día designado para su ejecución,  pues resulta que la sentencia firmada y certificada desapareció del papel, ¡estaba borrada!, así que el chico, que se había encomendado a la Virgen del Rosario, este nombre sí muy familiar para todos, tuvo tiempo suficiente para demostrar su inocencia, lo hizo y salvó su vida en una acción que los creyentes atribuyeron a la intervención de la Virgen, ¡justicia divina!

A partir de entonces empezaron a llamar a la Virgen del Rosario, Nuestra Señora La Borradora. Hay testimonios en Ecuador que aseguran que La Borradora ha ayudado a muchas personas a salir bien libradas de procesos legales.

Y Lanzarote celebró el pasado 14 de septiembre su tradicional romería ofrenda a la Virgen de Los Dolores, reconocida popularmente como Patrona de la Isla. Este año con participación de menos políticos y políticas, y no es de extrañar al tratarse de un año no electoral, donde importa menos dejarse ver, años sin urnas de elecciones municipales y autonómicas cuando no solo es notoria la pérdida de políticos “feligreses” y acompañantes, sino que disminuyen notablemente las solicitudes de milagritos.

Algunos por no aparecer, ni aparecen por las fiestas de su pueblo.  Ya vendrán más procesiones y romerías de elecciones y efervescencia religiosa.

En Dolores hubo menos políticos (as) por metro cuadrado, pero hay tantos que igualmente se notan. Quién los (as) viera en año electoral al mejor estilo de influencers con cámaras respirándoles en la nuca para su estricto seguimiento bienaventurado.

En cualquier caso, con cámaras o sin cámaras hay que pedir a la virgencita de Dolores el deseo más ilusionante de gestión o el ruego anticipado de revalidar cargo,  eso sí, bien ataviaditos (as) con vestimenta típica canaria para salir guapos y guapas en diarios, teles y redes sociales, más postureo que tradición. Dice Samper Pizano que la Virgen La Borradora no trabaja de oficio, sino por petición de parte, y creo que Dolores igual. 

Lo dicho, hay que poner un poquito de parte. Si no abunda el conocimiento, por lo menos que se vea interés y actitud, que el pago del sueldo con dinero público a final de mes sí que es de oficio, y muy puntual.

En Ecuador será La Borradora, en México la Virgen de Guadalupe, en Colombia la Virgen de ‘Chiquín’ (Chiquinquirá) y en Lanzarote Dolores, para peticiones y actos de contrición. No hablo de súplicas para borrar expedientes judiciales, el que los tenga, que para eso está la justicia terrenal que dicta sentencia con fallos y aciertos, los ciudadanos (as) pedimos trabajo y acción efectiva este inicio de curso político donde los estudiantes también tienen grandes retos en el curso académico. Que no piensen que Dolores va a  ir a la pizarra de cada uno (a) a borrar su pasado, bueno o malo, ni que va a resolver todos los problemas o suplir responsabilidades por mucha ayuda divina que se implore. ¡Pónganse a trabajar!

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