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Aprendamos con Francina

 

No sé ni el tiempo que llevaba sin ir a una conferencia. Tampoco recuerdo muy bien cuánto tiempo había pasado desde la última vez que fui a un acto organizado por el partido socialista. Pero me apeteció ir el pasado martes a la conferencia que daba la secretaria general del PSOE en Baleares y presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol,  en el salón de actos del Centro Cívico “El Fondeadero” en Puerto del Carmen. Más que por lo que es ahora, por lo que fue hasta las pasadas elecciones y de dónde. Y por el tema que afrontaba. Baleares y el turismo son dos importantes referencias para cualquier persona que quiera buscar respuestas a una actividad que se masifica y empieza a crear problemas promovidos por una vorágine depredadora e irresponsable. Posiblemente, en cualquier otro momento me hubiese quedado en mi casa leyendo tranquilo cualquier libro mientras esperaba a Morfeo pero, tal como está el panorama, hay que ver dónde se miran los principales actores políticos de la isla para darle respuesta al complejo problema que tenemos.

Me gustó Francina. Su forma natural de comunicar y su manera de recordar sus años de gobierno y sus políticas de contención del turismo sin dejar de crecer económicamente. No sé si realmente fueron así, como contó, sus 8 años de gobierno socialista en las islas mediterráneas, después de un aparente sinfín de gobiernos de derecha. No lo sé. Pero su relato es un buen referente para que el PSOE local afronte su futuro con más tino y más acierto del que ha demostrado en los últimos años. Sus consejos son importantísimos, vitales para que el socialismo lanzaroteño pueda afrontar los retos de la isla con más aplomo y menos cuento.

Ella les recomienda que hay que hacer cosas cuando se tiene la oportunidad de gobernar para después poder ponerse de referencia cuando están en la oposición. Lo dijo sin querer ofender, para resaltar su gestión. Pero a los que somos de aquí, nos sonó a un tironcillo de orejas a unos socialistas que, después de cuatro años de gobierno en Canarias y en el Cabildo, desperdiciaron su tiempo en seguir siendo oposición. Pudieron hacer leyes, tomar decisiones y marcar trayectorias que se siguieran en el futuro, pero decidieron seguir fiándolo todo a campañas mediáticas y enfrentamientos baldíos. Es verdad que les cogió de lleno la pandemia, pero no es menos cierto que quisieron arreglarlo todo desacreditando al rival político. Y esa estrategia no sirvió ni para mantenerse en el poder.

Francina les habló de la necesidad de trabajar cuando se gobierna, de la necesidad de no perder el rumbo ideológico cuando se habla de turismo. Lo que se quiere es un turismo justo y sostenible que mejore las condiciones de vida de los habitantes del lugar. Que se mire por la mayoría, los trabajadores, frente a las élites, empresarios egoístas, explotadores y manipuladores. Que se vea el turismo como una industria, donde los trabajadores no se pueden tratar como animales de carga. Ella impuso las camas elevables para que las camareras de piso no se deslomaran, aunque acepta subvencionarlas para que el coste sea asumible por las empresas. Y que se pacte, que se gobierne de la mano de todos los sectores. Pero sin aceptar los señuelos ni los regalos envenenados de empresarios y lunáticos que no se dan cuenta que lo más importante que tenemos aquí es nuestra singularidad y nuestra gente.

Yo no sé si esta farmacéutica, de temprana vocación socialista y consabida tradición política familiar, les recetó un placebo a sus compañeros de Lanzarote o realmente es la medicina que necesitan para remontar el vuelo. Pero sus palabras sobre la tasa turística balear, su ley turística que reducía a la mitad las camas a cambio de mayores ingresos por estancia, cómo afrontaron las viviendas vacacionales e incentivaron la apuesta por un turismo de más calidad me parecen un aporte importantísimo en el erial normativo y de ideas en la política de Lanzarote. Y clave para que el PSOE pueda volver a ponerse en la vanguardia sin ahondar el descrédito en el que han caído por el mucho hablar y poco hacer. En eso, no son distintos a la derecha nacionalista y española, que nos gobierna aquí desde la ocurrencia y la complicidad de quienes actúan de correa de transmisión de quienes no quieren otra ley que no sea que la isla se conserve como el patio de recreo donde ellos hacen sus negocios y corruptelas.

Baleares nos lleva muchos años de ventaja por su historia, por ser enclave en el Marenostrum y por experiencia turística. Pero ahora tenemos la oportunidad de sacar conclusiones de esa ventaja y aplicarlas aquí sabiendo sus resultados. Eso es lo que aportan personas como Francina, referencias para saber que hay salida a nuestros problemas y pasar de lleno de quienes no quieren ver soluciones para todos sino oportunidades de negocios para ellos. Está claro que la experiencia que nos cuenta Francina es buena para Lanzarote. Quizás podrían aprender no solo los socialistas de Lanzarote sino también el resto. Afirmaciones como que hay que hacer casas para los residentes, porque  la vivienda es un derecho como la educación o la sanidad, y no solo inmuebles que se colocan fuera del alcance económico de la mayoría trabajadora, son de una enorme valía en una isla donde alcaldes, socialistas y no socialistas, se empeñan en mirar para otro lado.

No conozco a Francina de nada. Pero me gustó oírla.

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