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¿Acabaremos deseando que nos gobierne la Fundación?

 

 

"Esa sobreabundancia de turismos no debe ocultar la existencia de un número no pequeño de hogares en los que no se cuenta con ningún tipo de vehículo motorizado, cifrado en un 16,4% del total". "También es llamativa la proporción de la población de Lanzarote que no puede conducir automóviles, que asciende al 46% del total o al 30% si no se tiene en cuenta a los menores de 19 años. Si se contemplan otras circunstancias como la renta, la disponibilidad de automóvil, la condición física, la elección personal u otras razones, se puede afirmar que más de la mitad de la población lanzaroteña no tiene acceso autónomo al uso del automóvil".

Ese primer párrafo de este artículo no es mío. Pero no creo que sea fácil encontrar datos ni fundamentos tan relevantes en ningún otro lado (tampoco en mi cabeza) para justificar de forma inmediata un cambio de modelo en la movilidad de esta isla, donde los coches son la única opción, impuesta por nuestros gobernantes para beneficio exclusivo de la patronal del automóvil en todas sus vertientes.  Esas palabras pertenecen a Alfonso Sanz, técnico urbanista, que presentó este pasado jueves, 3 de octubre, en la sala José Saramago el informe Territorio, movilidad y carreteras de la Fundación César Manrique.

En la isla, según advirtió el redactor, el Plan Insular de Transporte y Movilidad no contiene directrices sobre la política de carreteras: "Se sustituye la planificación en movilidad por documentos que solo programan inversiones", dijo Sanz, que pidió que se incorporen las políticas de carreteras de Cabildo y Gobierno de Canarias al marco legislativo, supeditando las inversiones a la planificación y no al revés”.

Sorprende que el Cabildo, con muchos más recursos y obligaciones con esta tierra y su gente que la Fundación César Manrique, no sea capaz de hacer un discurso inteligente de Lanzarote. Que se limite al cortoplacismo y a la verborrea, que no encuentre sino amigos y compañeros del partido de sus gobernantes, sin experiencia ni formación para ver la realidad y actuar sobre ella con esmero y acierto, para gestionar. Me cabrea enormemente ver como un ente privado le da mil vueltas a toda nuestra administración insular en situarse en la realidad singular nuestra y proyectar medidas para garantizar la sostenibilidad, respetando nuestro territorio y la calidad de vida de nuestra gente.

"Construir infraestructuras no es un fin en sí mismo, sino un medio para asegurar la movilidad", afirma convencido Alfonso Sanz. Pero se equivoca (En realidad, acierta porque es lo que ve en Lanzarote). Eso será así en el resto del mundo, o debería ser así en todos lados. Pero en Lanzarote construir infraestructuras no tiene más fin que mantener el enriquecimiento del top 10 de los empresarios lanzaroteños. Por eso se construyen carreteras y se reasfaltan y se vuelven a reasfaltar, para mantener el grupo de empresas que se dedican a ello, y que son capaces, incluso, de ponerse de acuerdo para hacer inviable la entrada de competidoras de fuera de la isla. Se construyen infraestructuras para que sigan entrando más y más coches de alquiler. Se construyen infraestructuras para permitir que los dueños de dos o tres empresas de la construcción sigan amasando fortunas. Y se permiten hacer hoteles exactamente por lo mismo. Y se acabó. Lo demás ya no importa.

Construir infraestructuras en Lanzarote sí es un fin en sí mismo. Aunque vaya en contra de los intereses de la mayoría, de la calidad de vida, de la descarbonización, del propio territorio. De lo que sea, mientras no vaya en contra de los dueños del top 10 y de los políticos locales.

La política en Lanzarote cada día se parece más al fútbol: los electores son simples votantes (aficionados) de los políticos (equipos de fútbol) que son “propiedad” de sus patrocinadores. Podemos celebrar sus éxitos, pero son ellos los que deciden a quién se ficha y cómo se juega. Es la única manera de entender que se esté preparando un pliego para sacar a concurso el transporte de guaguas y nadie diga nada. Y eso que más de la mitad de la población tiene problemas para desplazarse en la isla. ¿Al final vamos acabar deseando que nos gobierne la Fundación? Más tino parece que tiene.

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