Estercolero informativo
- Alex Salebe Rodríguez
Repasando el tratamiento informativo de la emergencia por la DANA en Valencia, parece una quimera esa idea que nos inculcaron los maestros del periodismo sobre la misión de ofrecer un servicio público al lector, telespectador o escucha a través del ejercicio responsable del “oficio más bonito del mundo”, como lo definió el escritor y periodista Gabriel García Márquez, que en otras de sus citas alusivas a la profesión aseguraba que para ser periodista “hace falta una base cultural importante, mucha práctica, y también mucha ética”.
De verdad, estamos ante un periodismo que nos dignifica como consumidores de información, que investiga, estimula la inteligencia y nos entrega elementos para el análisis y la crítica, o estamos ante un periodismo show y chabacano que busca el morbo, la curiosidad y responde a toda costa oscuros intereses económicos aliados del poder o de quien pretende alcanzarlo.
Nadie puede difundir verdades a medias, mentiras o la presentación torticera de los hechos para justificar “otra” visión de los acontecimientos, amparada esa supuesta mirada crítica en el derecho que nos asiste como sociedad a saber lo que pasa. Los y las que lo hacen están puteando la profesión, y lo peor, están puteando la sociedad a la que se deben y a la que tanto dicen defender.
No es la primera vez que escribo sobre desinformación y guerra cognitiva y sus técnicas de descontextualización, difusión y repetición de bulos, omisión o desorganización del contenido para confundir a la población, pero lo que estamos viendo con la cobertura de la tragedia de Valencia que hacen potentes medios de comunicación no solo es vergonzoso, sino que evidencia una alta cuota de maldad.
No les importa cagarse en el sufrimiento de los damnificados, cagarse en la ciencia y los científicos y hasta en los mismísimos muertos, aparte de la destrucción material, pérdidas de cultivos y la catástrofe medioambiental que engloba este fenómeno atmosférico de la DANA intensificado en extremo por el cambio climático.
Sócrates atribuía la maldad a la ignorancia, concepción filosófica que podríamos atribuir a la realidad que estamos viviendo, porque aunque las “pifias” periodísticas son con conocimiento de causa en favor de réditos individuales o preferencias ideológicas, los malvados (as) parece que no se están dando cuenta que también se están haciendo daño a sí mismo con una credibilidad por los suelos, pero aparece la variable Don dinero que lo justifica todo.
La filósofa estadounidense Hanna Arendt expuso en el siglo pasado que el mal radical no se hace por motivos humanamente comprensibles, “se ejecuta para reforzar el control totalitario y la idea de que todo es posible”. La reflexión lleva a que una mala acción está siempre ligada a un agente moralmente responsable. Entre otros hechos, ya está bien de darle cancha a los discursos negacionistas que refutan el cambio climático y sus consecuencias.
El mamoneo informativo con la tragedia de Valencia empezó desde el día siguiente de los desastres causados por la DANA y la falta de previsión de las autoridades de la Comunidad Valenciana. Ya con la confirmación de los primeros fallecidos y el aviso de personas desaparecidas, al menos tres diarios de tirada nacional en España, ligados a la derecha y derecha ultra, ocultaron o minimizaron deliberadamente en sus portadas una noticia de semejante dimensión a cambio de publicar en sus cabeceras una información relacionada con la causa judicial abierta a Begoña Gómez, mujer del presidente Pedro Sánchez, por presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Lo paradójico es que luego esos mismos medios no han dejado de utilizar la tragedia y los muertos para sus asquerosos intereses. En ese caótico primer momento no les interesó.
Los últimos días se pillaron infraganti al periodista Rubén Gisbert untándose de barro antes de hacer una conexión televisiva desde Valencia, supongo, para “situar mejor” al telespectador en el lugar de la noticia caracterizándose como cualquier actor dramático, un hecho deleznable que además no ha sido el único relacionado con el mismo programa Horizonte que dirige y presenta Iker Jiménez, que anunció como primicia sensacionalista la muerte de setecientas personas al inundarse el parking subterráneo de un centro comercial, pero resulta que los cuerpos y fuerzas de seguridad y emergencias luego confirmaron que no encontraron ni un solo cadáver.
También nos hemos tenido que comer noticias ‘rosa’ tremendamente trascendentes como que la princesa Leonor de Borbón, heredera de la Corona, pasó su cumpleaños “más triste”, solo acompañada de su hermana pequeña, por causa de la DANA: “este hecho hizo que la princesa no pudiera disfrutar de su día con felicidad”, o el súper titular del diario El Mundo “La Reina Letizia estrena pendientes de una marca valenciana en homenaje a los afectados por la DANA”.
Me ha parecido oportuna la crítica en forma de parodia que hizo el programa satírico Pòlonia de la televisión catalana después de la accidentada visita del Rey y los presidentes de España y la Comunidad Valenciana a Paiporta, uno de los municipios más afectados por la DANA, donde fueron increpados y recibidos con lanzamientos de barro.
En ‘Tintorería La Caverna’ salen tres personajes que representan a los periodistas Ana Rosa Quintana, Eduardo Inda y Antonio García Ferreras, haciendo todos los esfuerzos habidos y por haber para blanquear a Felipe VI que llega al local con su chaqueta sucia de barro: “No se preocupe Majestad, para blanquear a la monarquía no podía elegir mejor sitio que la prensa española”. Recomiendo ver la parodia en internet porque son tres minutos bien currados que resumen parte de lo que está pasando.
Y en estos días de más lluvias, inundaciones en varios puntos del país y también de más cátedras dictadas por tertulianos y periodistas ‘agentes morales’, una de ellas, Ana Rosa Quintana, a la que Editorial Planeta tuvo a bien retirar del mercado su novela ‘Sabor a hiel’ por fragmentos plagiados de otros títulos cuando en el año 2000 ya había vendido 100.000 ejemplares, entrevistaba esta semana a un joven inmigrante de 19 años que sacó a una mujer atrapada en medio de un arroyo de fuerte corriente en Málaga, pidiendo de forma populista que España debía darle de inmediato los papeles a este chico, actualmente en situación de demandante de asilo, por su acción solidaria. No tardó la ONG Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en recordar que para respetar los derechos de todas las personas inmigrantes no hace falta que hagan cosas extraordinarias, son personas y siempre tienen derechos.
Las facultades de periodismo y sus estudiantes tienen en este estercolero informativo abono suficiente para profundizar en el papel actual de los grandes medios de comunicación y caras conocidas del periodismo, cada vez más subordinados a la economía y el poder.