Fajín, sudor y lágrimas de nuestras promesas
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
Quise estar allí, en el terrero Ulpiano Rodríguez Pérez, al lado de todos esos niños y niñas canarios que practican lucha canaria y que se jugaban ser los mejores de su categoría del mundo. Sí, esa es una de las suertes de tener deporte propio, que no hay nadie fuera de Canarias que pueda igualarnos o superarnos. Y esa es la primera premisa de la que disfrutar. Con nuestra participación, desde pequeñitos, estamos colaborando para sostener este deporte que es parte de nuestra cultura.
Por eso hay que hacerles sentir felices tanto cuando vencen como cuando caen. Porque me parte el corazón y me humedece los ojos verles llorar cuando han sido vencidos. Se ahogan en su frustración, vienen de ser campeones insulares, de ser los líderes de sus clubes en los distintos rincones del archipiélago y, ahora, se ven sorprendidos por un desconocido, de su misma edad pero con más cuerpo o más maña. Y lloran, doloridos por la derrota. Un llanto que contagia a la grada, que intentan aplacar los entrenadores y monitores dándole su cariño. Me gusta esa parte, ver la complicidad y el cariño con el que los tratan. Pero hay que profundizar en esa vertiente para que se sientan felices, aunque caigan. De que sean conscientes de lo que significa para la lucha canaria su participación y que disfruten de todo ese espectáculo montado para ellos todos los años.
Felicito a la Federación de Lucha Canaria, a la Fundación Cajacanarias y a todos los participantes por la organización de esta gran final del V Torneo del Fajín de Lucha Canaria Fundación CajaCanarias. Es un acierto que chinijos y chinijas de estas edades, en categorías prebenjamín, benjamín, alevín e infantil, se concentren, primero, en cada isla y, luego, a nivel regional para disputarse estos fajines. Pero me atrevo, faltaría más, a hacer unas cuantas puntualizaciones por si fueran de interés.
Por una parte, haría estas competiciones, la final mundial (o regional, si se quiere) en día laboral. La idea es que se hiciera dentro del programa de apoyo y divulgación de la lucha canaria en los centros educativos. Y esa mañana se declarara día del deporte vernáculo en los colegios de la isla en la que se celebra la final y los alumnos sean llevados al terrero. Que chicos de su misma edad los vean, es una motivación extra para los deportistas. El verles, es la mejor manera de promocionar el deporte entre los alumnos. Ya sé que está la televisión. Que ha hecho un gran trabajo retransmitiéndolo a todos los hogares de Canarias. Pero, realmente, ¿se ha visto en hogares donde los padres no están ya vinculados a la lucha canaria? ¿La ven los niños de todas esas casas de ese gran porcentaje de canarios y canarias que no tienen vinculación con la lucha canaria? Alabo la función de la TVC, pero no es suficiente. Tampoco es una casualidad que los apellidos de los luchadores delaten que son hijos, nietos o parientes de luchadores de épocas anteriores. Que está muy bien que se mantengan esas familias cerca del terrero, pero tampoco es suficiente. Hay que convertir estas fiestas de la lucha canaria, en encuentros de niños que luchan con niños que no luchan. Que los vean como un referente, como un faro, y que envidien ese protagonismo. Me parece necesario.
Tampoco me parece conveniente que las agarradas, en estas categorías, tengan tiempo, que algunos venzan sin tirar al contrario. Que algunos queden eliminados sin haber caído. La gran mayoría de las agarradas acaban mucho antes del tiempo marcado. Y la idea es que crezcan con el convencimiento de que en este deporte unos caen y otros tiran. En realidad, que para vencer hay que tirar al contrario. Un niño que gana y celebra de igual manera vencer por una amonestación por pasividad que por una brillante técnica, corre el riesgo de equiparar ambos desenlaces. Y lo que necesitamos en el futuro son luchadores que impresionen a los aficionados, que se ganen el aplauso por su capacidad de hacer técnicas, de prepararse y derribar y caer con nobleza. Y eso no se improvisa: se aprende. Y sin tiempo, ellos aprenden que del terrero se sale al caer o al tirar. No hay otra forma. Sin tiempos.
La Fundación CajaCanarias celebró este domingo, 1 de diciembre, la gran final de su V Torneo del Fajín de Lucha Canaria, en el terrero Ulpiano Rodríguez, en Tías. Niños y niñas en categoría prebenjamín, benjamín, alevín e infantil, que venían de celebrar las correspondientes concentraciones insulares, previas, en las que han tomado parte 950 jóvenes. Al final, un total de 64 canarios y canarias de corta edad, pero gran corazón y vocación isleña, se dieron cita en Tías. De ellos salieron los ocho campeones, cuatro niños y cuatro niñas, con su fajín. Felicitaciones para todos. No solo para los ocho, sino para los cerca de mil que participaron en las distintas fases. Entre todos, con la ayuda de adultos comprometidos, dedicarán sus vidas y su tiempo a mantener viva la llama que hemos heredado de nuestros antepasados: nuestra lucha canaria.