¿SE PUEDE ALGUIEN HACER RICO DEDICÁNDOSE A LA POLÍTICA EN UNOS VEINTE AÑOS Y SER HONESTO?
- TELODIGOYO
La pregunta nos la hace un vecino del interior de esta isla. Nos hace una relación de propiedades acumuladas por la persona en cuestión durante estos últimos años y nos la suelta.
Con el objeto de que relativice la misma, y sea más cauto con estas cosas, le hacemos unas cuántas preguntas sobre el contenido de su cuestión para ver si se la bajan los humos acusatorios. Y empezamos: ¿Puede ser que le venga de alguna herencia? ¿Se habrá ganado la lotería (ganado, no comprado un número con dinero negro)? ¿Tendrá una esposa rica? ¿Será muy, muy ahorrador y ha tenido mucha suerte con algunas inversiones? ¿Tiene ingresos importantes por otras consideraciones? Y le añadimos una serie de consideraciones que no tiene por qué saber el individuo en cuestión. Un político (o una política, lo mismo da a estas alturas), además del sueldo, tiene dietas varias, comisiones por asistencia, viajes y esas cosas, que son completamente legales (a pesar de que algunos abusan de las circunstancias para conseguirlas en un afán de enriquecerse) y, después, casi todos sus gastos los cargan a la administración con lo que, al revés de lo que se piensa, los políticos aunque estén en todos los saraos, coman todos los días fuera y se recorran medio mundo, lejos de gastar, ganan más dinero. Además, le volvemos a hacer una llamada para que sea cauto porque, algunas veces creemos que las propiedades son de una persona pero después no están a su nombre, ni al de su pareja, ni al de sus familiares más cercanos. El hombre sonrió y quedó en traernos el listado a ver qué pensamos. En principio, sin contrastar bienes adquiridos e ingresos no se puede uno aventurar a cuestionar si se ha enriquecido o no de forma lícita o no. Y menos todavía sin ver de qué cantidad estamos hablando.