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EL GALIMATÍAS DE LAS PRUEBAS COVID-19 PARA VENIR A CANARIAS

Imagínese que lo lógico y más eficaz sería imponer controles sanitarios en las entradas a las islas por sus puertos y aeropuertos. Imagínese que tiene decretado una situación excepcional como el estado de alarma para restringir los derechos de las personas e imponer medidas que atajen la pandemia. Bien. Ahora, ya en ese punto, imagine que se olvida de esas dos realidades y empieza a inventarse cosas nuevas, algunas contradictorias, que no le garantizan ni de lejos esa eficacia. Pues en eso estamos ahora y tenemos a los turistas medios locos cambiándoles de un día para otro las exigencias de entrada y encareciéndoles con gastos extraordinarios el paquete vacacional.

Primero no podían venir porque les imponían una cuarentena en sus países, después empezaron a venir sin más requerimiento que encontrar vuelos disponibles, reducidos al máximo en estos periodos. Ahora, a partir de mañana, día 14, por gracia de un decreto del Gobierno de Canarias, les exigimos que  se hagan una prueba de covid -19, cabe PCR o antígenos, hasta 72 horas antes de venir, si se van a quedar en un establecimiento alojativo reglado (si se queda en otro lado puede seguir viniendo al libre albedrío). Da igual que sean españoles que extranjeros.

 Cuando la cosa parecía que se iba a quedar así, a partir del 23 de noviembre, dentro de diez días, el Gobierno español exige a los países extranjeros con alta incidencia, actualmente casi todos los que son países emisores de turistas, prueba PCR para entrar en el Estado español, con lo que pierde sentido hacerse la prueba de antígenos, que es más barata y rápida.

La realidad es que a partir de mañana, después de haber estado tres semanas entrando como Pedro por su casa, las recepciones de los centros alojativos tendrán que chequear si sus huéspedes tienen certificado válido de que no tienen covid-19, aunque minutos después estos turistas se puedan ir de fiesta a la casa de segunda residencia de unos compañeros de vuelo que no pasarán ningún control por no hospedarse “en un establecimiento alojativo reglado”. Además, los turistas pueden venir con una prueba de antígenos que le costó unos 20 euros y se la dieron a los quince minutos.  Ahora bien, si esos mismos turistas retrasan su viaje para después del 23 de noviembre, tendrían que aportar un certificado de PCR negativo para poder volar a Canarias, que les costaría unos 180 euros por cabeza y tardarían en darle los resultados no se sabe bien cuántos días porque se encuentran desbordados con estas pruebas. Eso sí, también tendrían que hacérselos todos los extranjeros al margen de donde se queden. En cambio, los españoles, aunque vengan de zonas con una alta incidencia epidemiológica, podrán seguir entrando sin ningún control sanitario y será el hotel, si se mantiene el decreto ley del gobierno de Canarias, el que le pedirá la prueba, que puede ser PCR o antígenos. Si se queda fuera de los establecimientos alojativos reglados seguirá entrando como Pedro por su casa, salvo que sea estudiante lanzaroteño y vuelva por navidad.  En fin, un galimatías. Seguro que habrá lugares del mundo deseando, en estas circunstancias, tener una veintena de puntos naturales perfectamente delimitados, aunque se llamaran puertos y aeropuertos, donde poder poner en cola a todos los que entran y salen del país para hacerles la prueba. Una muestra más de cómo perdemos nuestras ventajas.

Comentarios  

#1 ciudadano 13-11-2020 22:23
Payasos
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