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DÓNDE LA HUMILDAD TE LLEVÓ, LA SOBERBIA TE TUMBA

Es una pena, pero es así. Ves a personas maravillosas que conquistan a la gente por su encanto personal, por su entrega, por su humildad, por su capacidad de servir y empatizar y alcanzan sus cargos soñados. Pero, paradójicamente, desde que toman el poder y se creen los reyes del mambo, se apoderan de ellos los diablillos incontenibles que llevamos todos dentro. Como si hubiesen estado fingiendo durante el camino para explotar como tales soberbios al sentar sus posaderas en el asiento público. La transformación es mucho peor cuanto más inmerecido ha sido el ascenso. Como si recelasen de todo el mundo por miedo a  resbalar y acabar, de nuevo, en la casilla de salida.

Hay uno especialmente significativo, que de considerarse el novio en la boda, el niño en el bautizo, no sabe que también los entierros son actos sociales concurridos, en los que el protagonista principal es al único que se le permite permanecer tumbado mientras se llevan a cabo los saludos protocolarios. Y cuando uno quema etapas de forma tan rápida, queriendo ser el centro de atención y recelando de todo el mundo, acaba, por error, queriendo ser el protagonista del entierro. Y lo peor de todo, es que lo consigue. Pero ya, a partir de ese momento, ya no hay vuelta atrás. Le acompaño en el sentimiento.

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