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EL INFLADOR DE POLÍTICOS QUE ACABAN ESTALLANDO

Al igual que el inflador de globos, el inflador de políticos recoge un material que está replegado sobre sí mismo y le va dando aire hasta que lo abre y lo pone en su estado ideal, donde puede brillar en cada fiesta.

Pero, claro, también los hay que en ese afán de hacerlo más y más grande, y por su desconocimiento hasta donde se puede estirar el globo o el político, acaba rompiendo el globo, que ya no puede brillar, roto en el suelo.

 Está en boca de muchos en Lanzarote, un inflador de políticos que está llevando a cotas peligrosas a su asesorado. El político ha llegado ya al tanto de considerarse el rey del lugar, infalible, invencible, poseedor de la pócima milagrosa para el éxito total. Y el inflador sigue insuflando aire y más aire. No será la primera vez que revienta las expectativas de políticos que aseguró que ayudaba y él mismo fue víctima de esa manera de inflar, inflar e inflar. Y la pena es que esta vez amenaza con cargarse a alguien que parecía que tenía futuro. Pero de tanto aire, ya levita sobre aquel recuerdo de hombre bueno. ¡Qué tarde será cuando venga a darse cuenta!

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