CARLOS ALFÉREZ Y OTROS RUIDOS DE ARRECIFE
- J.B.C.
El PSOE pierde un concejal en el Ayuntamiento de Arrecife. El residente colombiano Carlos Alberto Alférez Orjuela, noveno en la candidatura de este partido en la capital, ha decidido solicitar su pase al grupo de los no adscritos y dejar las líneas que lidera José Alfredo Mendoza. El movimiento de Carlos Alberto no debería sorprender. Ya estuvo antes en San Borondón y después en CC y de ahí llegó al PSOE. No es de extrañar que ya esté preparando nueva alternativa para presentarse a las elecciones de 2027 al ver que el PSOE en este mandato no toca poder.
Nada nuevo bajo el sol. Aquellos que se consideran poseedores de más de un voto, a veces hasta merecedores de toda su comunidad étnica, acaban siempre negociando nuevos y mejores posicionamientos. Tiene un antecedente muy parecido, el del doctor Juan Manuel Sosa, que empezó en Nueva Canarias, pasó por San Borondón, estuvo en CC y acabó en el PSOE. Pero la diferencia es que Sosa lo hizo todo a caballo ganador, siempre en el gobierno. Aunque a los insaciables les acaba alcanzando también la justicia. Veremos cómo acaba Carlos Alberto. El tiempo dirá.
El que ya está diciendo boberías es el alcalde de Arrecife sobre la plataforma contra el ruido que le han montado unos vecinos capitalinos para quejarse de los excesos de decibelios en la capital. Yonathan de León ha tardado poco tiempo en ver detrás de estos ciudadanos intereses políticos, y proximidad con el PSOE.
El alcalde de Arrecife, en lugar de estar adivinando las simpatías políticas de sus vecinos, y censurándolas o demonizándolas, lo que tiene que hacer es coger el medidor de decibelios y actuar con rigor, honestidad y franqueza. Los vecinos tienen derecho a descansar y esos mismos vecinos tienen derecho a la fiesta. Pero todo dentro de un orden. Un par de semanas al año de fiesta, con ruidos y decibelios por encima de la norma, se dan en todos lados y son aguantables y entendibles. Lo realmente insufrible, y no solo para las arcas públicas y el sentido común, es que se programen actuaciones a todo tren un día sí otro también, sin respetar las mínimas condiciones de salubridad acústica, hasta las tantas de la noche.
Se puede dinamizar Arrecife sin tanto ruido y tantos gastos festivos. Y se debe hacer. Y si no, que se atengan a las consecuencias que empezarán a ser sentencias que prohíban los actos y pueden caer, además, otras por responsabilidades penales. Si no se aprende por las buenas, desgraciadamente, habrá que apostar por las malas. Y da igual que los ciudadanos sean socialistas, comunistas o del frente popular. Todos tienen derecho a descansar. Y a una fiesta dentro de un orden.