Pedro versus Dolores, el combate total
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
Candidatos de CC versus Dolores Corujo (PSOE), ventajas y desventajas (III)
Me los imagino bailando un tango. Ambos, en el centro del escenario, altivos, sonrientes, elegantes, expectantes, esperando a que suene la música. Cada uno de ellos, los dos, por separado, se consideran los mejores. Están para moverse de forma espectacular, para atraer todas las miradas, para ser el centro de atención. Son ambiciosos y se sienten fuertes. Comienza la música y se mueven magistralmente, cautivando a los seguidores de cada uno, al conjunto del público presente. A todos. Un paso, una pierna que vuela por los aires y se encarama en el cuerpo del otro, que la recibe con delicadeza antes de separarse de nuevo y exhibir cada uno su poderío delante del otro, con el otro. Qué fácil sería si se tratase de un tango, pero no es tango, ni es música. Se trata de política, de representar ideas encontradas y de conquistar el sillón del poder. Y les encanta.
No son dos gotas de agua pero...
Pedro Manuel Sanginés (Arrecife, 54 años) y María Dolores Corujo (San Bartolomé, 45 años) se parecen mucho más de lo que a ellos les gusta reconocer. Son dos depredadores naturales del área política, que les encanta estar en primera línea y batirse en el cuerpo a cuerpo. Cada uno con su estilo, Pedro con un toque más lento y María Dolores más engolado, hablan bien y despiertan curiosidad en la parroquia. Están hechos el uno contra la otra. Y así llevan dos mandatos, especialmente el anterior, en el que la socialista se preparó para desembarcar en el mismísimo sillón que ocupaba Pedro Sanginés desde ese día que desalojó a Manuela Armas del mismo, en 2009, con una moción de censura. Desde ese momento, los misiles bajaban de San Bartolomé contra el presidente del Cabildo con toda la intencionalidad del mundo.
Por aire, tierra y mar, y muy especialmente por la vía judicial, el PSOE quería abrir una vía de agua para hundir el acorazado más fuerte que ha tenido CC en Lanzarote, y único presidente que ha estado 10 años consecutivos en el Cabildo desde 1979, primeras elecciones democráticas. A pesar de todo ello, Pedro resistió estoicamente hasta el final de recuento de los votos de las elecciones de 2019, donde cayó vencido, por primera vez, a la tercera elección, por una mínima diferencia de 168 votos. Dolores Corujo, empujada por su mentor, Carlos Espino, consiguió sus dos objetivos: desalojar a Pedro del Cabildo y ser presidenta del Cabildo, en otro éxito más de su carrera política plagada de victorias.
Pedro Sanginés no solo echó a Manuela Armas del gobierno del Cabildo con una moción de censura sino que, además, le ganó las elecciones en 2011, con una mano en la espalda, cosechando el PSOE los peores resultados de su historia en la plaza. Volvió a enfrentarse al PSOE en 2015 y dejó a Pepe Juan Cruz a 2330 votos de distancia. En las dos ocasiones, se impuso y fue presidente. Y en los dos mandatos pactó y gobernó durante un tiempo con los socialistas, pero eso no evitó el enconamiento que les separa. A la tercera fue la vencida, pero por apenas 168 votos de diferencia, y sacó más sufragios que nunca, 13.613. Fue una derrota dulce que acabó de amargarse cuando el PP de su amiga Astrid Pérez le dijo aquello de “se acabó” y lo dejó en la oposición. Y ha recibido lo que no está escrito en la oposición, donde ni tan siquiera se ha salvado de la traición de algunos de los suyos, precisamente por los que él personalmente apostó y convenció para que se unieran a su causa. El Doctor Sosa es el estigma de ello: ayer, al lado de Pedro, hoy junto a Dolores, y siempre con el poder, desde los tiempos en los que campaba por Sanidad y CC le daba la dirección insular y esas cositas. En fin, cuando te olvidas del pasado, acabas reviviendo las pesadillas.
No es deporte
Si estuviéramos hablando de deporte, el público estaría deseoso del combate de revancha. Muchos, incluso, dirían que la historia del púgil nacionalista y lo apretado del resultado final invitan a ello. Además, serían las primeras elecciones que afrontaría Pedro como candidato a la Presidencia desde la oposición. Sin poder amarrar votos y alentar pretensiones desde la política y caja cabildicía, esas armas están en manos del enemigo. Pero no es deporte, es política. Y en ese aspecto, también Pedro tiene ventajas con respecto a los otros dos posibles candidatos. Lo que quiere hacer Pedro, la forma de gobernar de Pedro, su forma de marcar límites es ampliamente conocida y fue casi tan apoyada como la propuesta del PSOE hace cuatro años.
Además, una batalla electoral entre Dolores y Pedro sería un combate a cara de perro, electrizante, movilizador de pasiones y seguidores y los pondría en el centro del escenario, a la vista de todos, como en el tango. Las miradas se concentrarían en ellos, con lo que tenderían a concentrar el voto en ellos dos, marginando a otras formaciones que, en caso contrario, como el PP, tendrían más juego y dañarían los resultados de CC. Eso es así, ha sido así, y volvería a serlo.
Es verdad que sus enemigos le han puesto trampas alrededor por doquier, que el campo esta minado y que, en un descuido, puede saltar su carrera política por los aires. Las que tenían que estallar ya, las ha desactivado a tiempo. Pero quedan más, muchas más. Hay gente que no le quiere en la política, que le quiere lejos o, simplemente, no le quiere nada. Pero eso ya lo sabíamos, la cuestión no es esa. La verdadera pregunta es cuántos todavía están dispuestos a apoyar a Pedro para ser candidato y si él sacaría mejor resultado que el resto de los que están en la palestra para encabezar la lista al Cabildo. Ahora bien, de lo que no queda la menor duda es que su sola presencia electoral convertiría la batalla en cosa de dos. De él y de ella. ¡Qué pena que no estemos hablando de tango! ¡Qué pena que no estemos en medio de un combate deportivo! Esto es política y quién decide su candidato es CC, de acuerdo a sus mayorías internas. Y, cuando es así, puede pasar cualquier cosa. Pero solo acaba pasando lo que le interesa a esa mayoría. Se llama partitocracia.