El negro de Fitonovo y los viejos socialistas
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
Los viejos socialistas (y los socialistas viejos) celebraron ayer su tradicional comida de confraternización navideña que vienen organizando desde hace muchos años. Ayer, como el año pasado, el lugar elegido para el encuentro fue el popular restaurante capitalino Casa Ginory, que ya sirvió para este mismo fin el pasado año.
Fue precisamente ahí, hace casi un año, cuando antes de empezar el acto, el que fuera del PSOE, antes de pasarse a CC y mucho antes de pasarse al PIL y muchísimo antes de ser cofundador del APL para acabar en CC, Sergio Machín, me pusiera su negra cara delante de la mía (que tampoco está para anuncios de Nivea) para intimidarme y me suelta que “no me ha gustado nada lo que escribiste de mí”, por citarle en un artículo junto con la relación completa de los partidos en los que ha estado. Sin retirar la cara le pregunté: “¿Cuándo te he dicho yo que escribo para que te guste a ti?”.
Conozco a Sergio desde hace muchos años. Desde aquellos años 80 cuando él se iniciaba en la política y yo en la prensa. Y siempre supe la madera que llevaba dentro aquel árbol torcido. Desde el mismo momento que me invitaban a comer él y Leopoldo Cabrera Lasso para intentar que defendiera lo indefendible. Sé también como intenta amedrentar a la gente que no puede convencer de aquella manera. Un caso muy significativo le pasó a Astrid Pérez en el ascensor del Cabildo cuando también se vio intimidada por el que días antes había sido sacado del pleno por la Guardia Civil por el caso Fitonovo. Al hombre no le gustó lo que dijo Astrid en el pleno y le soltó lo mal que le había sentado con una cara de perros. Esperaba que ella actuara de acuerdo a la amistad que tenían en aquel momento. Pero a los imitadores de los mafiosos de barrio les pasa lo mismo que a los emuladores de Nacho Vidal. Cuando llega el momento coital oportuno se les viene todo abajo.
Yo he ido a estas comidas desde casi el mismo momento que empezaron a hacerse. No porque fuera del PSOE, partido al que nunca en mi vida he estado afiliado (aunque siempre me he declarado un convencido socialdemócrata, vamos, defensor de las ideas pero desconfiado de un partido donde hasta Sergio Machín pudo ocupar cargos de relevancia), pero los periodistas lanzaroteños de aquellos años vimos siempre un aprendizaje positivo en la larga e intensa vida orgánica del PSOE insular frente al personalismo de los Honorio, Dimas y personajes parecidos de la época.
Cuando los socialistas de toda la vida le preguntaron ayer por mi ausencia, Sergio, que es el convocante, dijo, con la sorna que le caracteriza, que se le había olvidado avisarme. Pero la pregunta de esos compañeros tampoco era gratuita y querían meter en un brete a Machín que, como siempre, tiene una facilidad tremenda para confundir lo que es de todos con lo de él, siempre para beneficio suyo, of course. Creyó que el grupo es de él y no de todos, porque sea él el que los convoque. Y que solo tienen que ir los que él quiere y le ríen las gracias. A veces, hasta aguantarle, a grito pelado, sus discursos más cercanos a los peores de Vox que de un ex socialista. Y no se da cuenta que si la cosa fuera así, posiblemente él sería el primero en no poder estar en estas reuniones, por traición al partido, a las ideas y por ser el correcaminos político más tétrico de la historia de Lanzarote.
No hay sino que leer la Voz de Lanzarote del 23 de febrero de 2023, hace apenas año y medio, para darse cuenta de lo buen político y socialista que ha sido: “El exconsejero Sergio Machín aceptó sobornos entre 2004 y 2006, cuando estaba al frente de Obras Públicas en el Cabildo de Lanzarote. El Tribunal Supremo ha ratificado ahora la sentencia emitida por la Audiencia Nacional en 2020. El fallo concluyó que Machín era culpable, pero quedó absuelto porque los hechos habían prescrito”, publica el digital lanzaroteño. El cabreo de Sergio al leerlo no fue avergonzarse de lo que había hecho sino maldecir a Techy Acosta por publicarlo en su periódico. No paraba de decir “con la de veces que la llevé a comer a ella y a Soraya Morales a Las Cadenas cuando tenían aquellas guerras intestinales de Radio Lanzarote y ahora me publica estas cosas”. Pero creo que no se atrevió a ir a ponerle su carita negra delante de de su cara con los ojos virados en forma de amenaza. Esa vez se contuvo, el recuerdo del miedo que le tenía en su momento a Agustín Acosta seguro que le acojonó un poco. Ya les dije que los emuladores de Nacho Vidal pierden fuerza cuando toca empujar a su nivel.
La comida de ayer, por lo demás, bien. Muchos amigos me llamaron y me enviaron las fotos, que siempre he publicado y esta vez no iba a ser menos. Un garbanzo negro lo hay en cualquier potaje. Lo que no puede ser es la referencia. Ni dejarle que se crea sus propias mentiras.