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¿Adónde van Marcos Bergaz (PSOE) y Jacobo Medina (PP)?

Desde que se constituyó la corporación del Cabildo de Lanzarote, después de las elecciones de 2019, con la socialista María Dolores Corujo como presidenta, apoyada por sus 9 consejeros y los 4 del PP, me interesó la convivencia del primer y segundo vicepresidentes. Detrás de Dolores, ellos dos tenían que ser los hombres más poderosos del Cabildo, si nos llevamos por el escalafón cabildicio, aunque luego se demostró que ambos estaban muy por detrás del jefe de gabinete, Carlos Espino, en influencia en la Presidencia y organización interna. Pero, aun así, no perdí de vista a aquellos dos jóvenes, aunque ya talluditos, que apuntaban maneras y ambiciones para prosperar en la política.

Entendí que en el socialista Marcos Antonio Bergaz Villalva (Teguise, 44 años, abogado y profesor superior de música) y en el popular Jacobo Medina (Tahíche, 34 años, abogado) se refugiaban dos políticos con mucho futuro. Aunque la carrera política de Marcos manifiesta más experiencia que la de Jacobo, también es cierto que tiene diez años más que él. Así, el protagonismo que conseguía Marcos por sus años de experiencia de concejal, consejero y director general en el mismo Cabildo, Jacobo Medina lo captaba por su empuje y motivación extras. El saltar de concejal en la oposición en Arrecife a vicepresidente del Cabildo de Lanzarote, con apenas 31 años era un chute que debía administrar con cabeza. Y, en cierta medida, lo hizo.

Debo reconocer que les seguía con mucho entusiasmo y convencido de que en las próximas elecciones estarían dando ya resultados de políticos de primera línea, encabezando candidaturas de peso, no porque se quedara un hueco vacío sino por méritos propios. Daba por hecho que el trabajo profundo realizado por Jacobo, tan intenso en gestión como en marketing político, acabaría convirtiéndole en candidato a la Presidencia del Cabildo, y esta vez sí por su valor político propio y no porque no se encontró otro mejor ni el partido ni en sus alrededores. Pero, está claro que la caída del pacto con el PSOE y su vuelta a la oposición frenaron ese avance decidido hacia mejores cotas de poder, y de mayor influencia. Es verdad que en el último congreso de su partido, quedó como número dos, secretario general del PP de Lanzarote, pero no es menos cierto que entre el puesto 1 que ocupa la superpoderosa Astrid Pérez y el 2 de Jacobo Medina, caben cinco estadios de fútbol del tamaño del Bernabéu. Además, últimamente se le nota un tanto morcho, trabajando en el cuarto oscuro, a favor de su presidenta y alcaldesa de Arrecife, como asesor del Ayuntamiento.

De compañeros en el gobierno a cochitos chocones en pleno debate del rally

Esa ida a la oposición, y su ruptura del pacto con el PSOE, también enfrió la relación con el que sigue de vicepresidente con todo su nombre de emperador romano. Incluso tuvieron sonados encontronazos en la disputa entre gobierno y oposición por la no autorización del Rally de tierra en plena temporada de nidificación de las aves en el jable. Como si se tratase de cochitos chocones, y no de dos viejos compañeros de gobierno y de anécdotas, fueron a un cuerpo a cuerpo que empezó ganando el portavoz del PP con gruesas acusaciones, pero que acabó anotándose el portavoz socialista ante la indisimulada retirada de Jacobo en un pleno que había pedido él mismo. Desde este momento, no sé si por eso, por sus ocupaciones en Arrecife o porque ya Astrid Pérez le comunicó que se estaba pensando volver de candidata al Cabildo, la llama belicoso de Medina se fue apagando y ya hoy apenas se le oye.

Jacobo Medina sentado detrás de Astrid Pérez, que comparte primera fila con Marcos Bergaz, en un acto de las fiestas de San Ginés 2022.

 

Jacobo sabe lo que es ocupar el puesto más bajo en una estructura laboral, no en vano trabajó en sus vacaciones universitarias de botones en Lanzarote Villages, en Puerto del Carmen, y sus compañeros de entonces me cuentan maravillas de su humildad y entrega al trabajo. Precisamente por eso, porque ha recorrido la distancia que hay entre ser botones y vicepresidente del Cabildo, por experiencia propia, no debe hacer un mundo de una circunstancia que puede ser pasajera. Si Astrid va al Cabildo y le deja a él con mando y plaza en el Ayuntamiento de Arrecife, ya sabe que el objetivo es que sea, como máximo, teniente de alcalde del candidato del partido que esté dispuesto hacer presidenta del Cabildo a Astrid. Lo sabe y no le disgusta. Pero es normal que dejar su máxima exposición política, tuteando todos los días a la presidenta, para replegarse de chico para todo debajo de la falda de su señora alcaldesa, le retrotraiga a aquellos tempos de maletas, uniforme y propina de los alojamientos de Puerto del Carmen. Pero es que tiene todavía todo un mundo por delante. Con lo que ha hecho ya y sólo tiene 34 años.

Marcos Antonio, no sé si lo he escrito alguna vez, es un hiperactivo superdotado capaz de hacer mil cosas, y todas bien, en el tiempo que un humano normal se abrocha los cordones (sí cordones, con “r”). Para mí, es el político más inteligente, con más capacidades  y mejor formado de todos los que viven de la cosa pública en Lanzarote. Prefiero publicarle todas y cada una de sus notas de prensa, que son muchas, que esperar de pie a que termine de contarme todo lo que ha hecho en un día. Lo mismo hace de portavoz en un pleno en el Cabildo que en el ayuntamiento de Teguise, que va a dar clases de derecho a la Uned o a arbitrar un partido de fútbol sala. Y, además, tiene una capacidad dialéctica y verbal que solo supera en Canarias Juan Fernando López Aguilar cuando se pone en modo ametralladora. Pero, me temo que tantas virtudes, y estos halagos, en lugar de hacerle bien, le van a ocasionar un problema de convivencia en su partido con otros que tienen sus mismas aspiraciones pero ni rastro de sus capacidades.

A Marcos Bergaz lo sueltan en el Parlamento de Canarias y a la semana ya ha encandilado a medio hemiciclo. Pero, claro, eso pondría en evidencia a otros, también algún otro Marcos, que se gana los apoyos con paseos presidenciales y complicidades con los que y las que mandan. Así es la política, por eso Marcos es funcionario de Carrera, donde se valoran los méritos y no solo las amistades.

Uno para Arrecife y el otro para Teguise

Aunque hace tiempo que no camino con ninguno de los dos, estoy por creer que ambos saldrán del Cabildo para intentar conquistar poder municipal. Jacobo ya está en Arrecife cogiendo medidas, por si acaso. Y Marcos lleva todo el mandato con el uniforme de faena puesto, haciendo una oposición como hacía tiempo que no se veía en Teguise. Marcos se ha tomado a pecho ser alcalde de Teguise, llegar a lo más alto poniendo en valor sus creencias y su forma de trabajar, rodeado de un equipo que cree en él, y que le acompaña con una ilusión digna de elogio. La duda que me queda es si los vecinos del municipio priorizarán el tener un alcalde socialista, justo cuarenta años después de que eligieran a uno que fue defenestrado antes de tomar posesión de concejal, o una alcaldesa por primera vez en su historia. Parece que la cosa en Teguise estará entre elegir a Olivia Duque (CC) o Marcos Antonio para presidir la corporación. Ambos son de armas tomar y poco dados a rendirse. Además, de esta batalla dependerá mucho también quién ganará el Cabildo.

Aunque Jacobo y Marcos podrían tener más desarrollo, están muy bien posicionados. Si son capaces de gestionar con inteligencia y actuar con paciencia, seguirán en la brecha. Ni el PP ni el PSOE hay muchos más como ellos. Y Lanzarote no se puede permitir el lujo de perderlos de la cosa pública antes de que pueda reponerlos por otros iguales o mejores.               

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