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"¡Ta' barato!, ¡dame dos!"

 

 

 

La vida está llena de casualidades.

Quién no crea en las casualidades, acabará no creyendo en los amigos. Por eso es importante creer en las casualidades y pensar que las casualidades son ese universo en el que se mezclan, sin sentido ni razón, el azar y todo aquello que no queremos desenredar porque quedaríamos más enredados. En ese mundo lleno de algoritmos naturales, que escapan a la artificialidad de la ciencia y de lo humano, sitúo el hecho de que la pasada semana aparecieran de forma estelar por la tertulia “Café de Periodistas”, de Lancelot TV, el presidente del Cabildo, Oswaldo Betancort, y su jefa de gabinete, mi queridísima amiga Gladys Acuña, ocupando dos días el espacio de invitados. Casualmente, fueron el martes y el jueves, mientras que yo, que soy tertuliano desde el mismo inicio del programa en 2006, casi 18 años de palique, voy los lunes y miércoles. Evidentemente, es una casualidad. Como lo era también que antes de las elecciones siempre coincidiéramos. Como fue también una casualidad que María Dolores Corujo prefiriera durante sus cuatro años de mandato ir a las entrevistas a “tumba abierta” que volver a “Café de periodistas”, como hacía antes de ser elegida presidenta del Cabildo. Debe ser otra casualidad que no haya vuelto tampoco después del fatídico 69 de las pasadas elecciones.

Debo reconocer que lo mejor que tiene el azar es que a veces te da alegrías que nunca buscarías de forma intencionada. También te da disgustos. Pero no es ese el caso. Y así valoro el hecho de “disfrutar” del espectáculo mediático que se monta la Gladys y el Oswaldo cada vez que se presentan en un plató de tv o en un estudio de radio desde la distancia y desde el sofá. Aunque en ambos se nota perfectamente su sentido histriónico, en la televisión se puede ver en toda su dimensión. La ración de realidad ficticia que ofreció el martes Gladys y que completó el jueves Oswaldo, desde los mismos asientos que yo comparto delante de mis compañeros de tertulia, es digno de estudio (¡o de plató, vamos!). Y de ver el uno detrás del otro, como algo organizado para eclipsar el principal programa del principal medio de comunicación insular en la semana que, en medio de murgas y comparsas, finalizaba con la aprobación de los presupuestos consolidados del Cabildo y sus entes adheridos con cerca de 300 millones de euros, un montante que justifica bien el baile de mascaritas que se trae la parejita política feliz.

Sinceramente,  a mí, que conozco bien a ambos loritos (¿o sería lorito y cotorra?) de la política, me asusta que los cerca de 300 millones que tenemos presupuestados para solucionar lo público estén en estas manos. ¿Miedo?¡Grima! Apenas el 25% de ese montante está comprometido en masa salarial. El resto es susceptible de entregarse en subvenciones, contrataciones menores y mayores y viceversa, que se prestan a dejar un hilito de corruptela del tamaño del “desastre del prestige”. Sé que los socialistas están a la espera para caerles encima, pero también sé que un PSOE recién salido del gobierno insular, que tiró de chequera de forma inmoral al final de mandato para intentar repetir, tendrá que hilar fino para no verse envuelto en su propio fango. Esa es la ventaja que le han dado. Aunque quién da más credibilidad en la oposición es el alcalde de Yaiza Óscar Noda, reconvertido ahora también en consejero peleón en el Cabildo, que no desaprovecharía la oportunidad, si se le presenta, de tumbar a sus dos principales enemigos políticos de un solo tiro. Es verdad que a Gladys ya la dejó desnuda políticamente en su municipio, donde se creía la reina y salió desplumada electoralmente y corriendo para ser empleada de su amigo, al que casi deja ella sin sillón también por empeñarse en que hiciera suyas las cuitas de ella con el que fuera su pupilo, que se cansó de sus historias envenenadas.

Y vuelvo al plató. Donde primero Gladys y después Oswaldo dan la impresión de que siguen creyendo que las elecciones no han sido todavía, a pesar de que ambos vivan tan ricamente por el resultado cosechado en las mismas. Gladys parece que no se ha dado cuenta de la patada, a lo “puntú”, que le dio su municipio, a pesar del bueno de Jonathan Lemes, y de usar los tráiler más grandes de Juan Lorenzo para impactar en las rotondas. Cuando la gente deja de creerte, ni por casualidad le engañas ya más. Puedes mentir una y otra vez, pero ya solo te engañas a ti mismo/misma. Esa es una premisa básica, que ya solo falta que vea Oswaldo de Gladys. Porque si, además, son dos los que están mintiendo al mismo tiempo, se tardará la mitad en descubrirlo.

Y Oswaldo se cree que le estamos pagando el sueldo de presidente para que le eche la culpa a María Dolores y sus mariachis. Han pasado ya siete meses, siete. Julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre, diciembre, enero y vamos por la mitad de febrero y sigue hablando como si su gestión no fuera del presente, y como si la de los socialistas no fuera la del pasado. Como si su mejor versión siempre estuviera reservada para el mañana como concepto. Como ese mañana que todos los días nos retrasa una jornada más la solución prometida. Habla como uno más de esos “payasos del mesianismo” que tan bien le indilgó el Papa Francisco al Milei de Argentina.

Sinceramente, quien promete en campaña solucionar el problema del transporte público, uno de los principales nudos gordianos de la movilidad insular, y, a la primera de cambio, prorroga un contrato insuficiente al concesionario de toda la mala vida de las guaguas en la isla, ¿a una empresa amiga? (¿o a una amiga empresaria?), renunciando a sacar a concurso un nuevo pliego que afronte con seriedad, rigor y compromiso público esta deficiencia, no se merece credibilidad alguna. Parece que le estoy viendo apuntando en su libretita de mentiras, promesas y más farfullos  “yo no puedo subirte el sueldo, pero sí puedo hacer que te dé para comprar más cosas”, en alusión a que, si funcionaba el transporte público, se ahorrarían los abusivos gastos de combustible del coche. Pero el chico se olvidó.

Me cuentan que Oswaldo y Gladys parecen los venezolanos de los años en que Venezuela descubrió el petróleo en las tranquilas aguas de Maracaibo. Los venezolanos de aquella época eran conocidos en Miami como los "¡Ta' barato!, ¡dame dos!" porque se desplazaban a la capital latina norteamericana empoderados por su rápido enriquecimiento y creían que aquello no se iba a acabar nunca. Que querían un televisor, pues se compraban dos; Un reloj, pues deme dos; Y así, suma y sigue. Pues así están los Oswaldo & Gladys repartiendo golosinas a todo el que se les presente por el Cabildo. Ante su incapacidad para ver los problemas reales, intentan solucionar el suyo desde el primer momento. No vaya a pasarles lo mismo que al PSOE, que empezaron demasiado tarde a “regalar” el dinero público en su compra de voluntades. Me dicen que van a pedir una subvención de lo que sea y, al unísono, ambos le ofrecen el doble de lo que piden, antes de chocar los cinco y abrazarse al agraciado con el premio de las tardes del lunes en el despacho del presidente. Y así hasta los más de 200 millones. ¡Solo en el primer año!

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