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Muy agradecido

¡Ni un segundo más, Jorge! (II)

 Esperé cinco días con sus respectivas noches. De lunes a sábado. Esperé que Jorge M. Coll me diera las correspondientes explicaciones de su actitud grotesca, violenta, irrespetuosa y sectaria.  O que me pidiera explicaciones a mí por haber abandonado el plató en directo ante su actitud de pequeño dictador después de estar 18 años juntos en la tertulia “Café de periodistas”.  Él es el director del programa, alguna responsabilidad deberá de tener. No quiso hacerlo. O no se atrevió. Cuatro días después del suceso, el viernes, le comunique al gerente que mi decisión era definitiva, irrevocable, para siempre. Tampoco hubo reacción de Jorge Coll, que ese día prefirió irse a comer al restaurante Las Cadenas con el empresario Domingo Rodríguez y su amigo, compañero de pupitre en la escuela, el nacionalista, exsocialista, expil Sergio Machín. Con ellos, bromeó sobre el asunto, mientras disfrutaba de la comida gratis total.  En cambio, hasta hoy, no ha sido capaz de pedir disculpas ni dar explicaciones a la audiencia del programa más visto de Lancelot Televisión. Al parecer, para él no ha pasado nada. Lo que me demuestra qué tipo de relación había construido conmigo en estos 18 años de colaboración.

Hace cuarenta años, en mis inicios, dudaba si podría llevar a cabo la vida que quería vivir. Ahora, miro atrás, y no quisiera vivir otra más que la mía.

 

El sábado, cinco días más tarde, quise explicarles a mis lectores qué había pasado y por qué. Escribí el artículo  ¡Ni un segundo más, Jorge! (I). Lo hice porque creía que había que dar una explicación, porque era una decisión importante en mi vida profesional, después de mi larga relación, la más larga que mantuve jamás con alguna empresa en mis cuarenta años de profesión. Ni como contratado ni como colaborador, hubo otra empresa, al margen de la mía, a la que me dedico de forma continuada desde hace 25 años, en la que estuviera tanto tiempo. Pero una de mis virtudes es que, cuando creo que una relación está agotada, no desperdicio mi tiempo calculando qué pierdo ni qué gano abandonándola. Lo hago, simplemente. En un lugar en el que no puedes hacer tu trabajo con libertad, no puedes ser feliz. No puedes ser lo que tú quieres ser. En esta profesión, esa es la máxima. Y cuando te olvidas de ello, ya pasas a ser un altamente dependiente, un lacayo de tu pagador y el peor enemigo de tus sueños. En esta profesión, cuando la practicas con una enorme carga vocacional y con un interés máximo en colaborar para crear un espacio vital mejor en tu ámbito de influencia, no cabe otra cosa. Aunque, desgraciadamente, sea lo más frecuente por un montón de taras y deficiencias que no voy a entrar ahora a explicar.

El artículo ¡Ni un segundo más, Jorge! (I) tuvo un alcance excepcional. Miles de lanzaroteños y lanzaroteñas lo leyeron. Era lo previsible. Lo que no me esperaba tanto fue la reacción de cientos de personas que contactaron conmigo. Algunos ya lo habían hecho desde el mismo momento en el que me levanté y abandoné el plató, seguidores habituales de la tertulia. Pero la mayoría, me comunicó su solidaridad y me dio ánimos a partir de esa lectura. No me lo esperaba, ni lo pretendía. Ni es la primera vez que abandono una empresa, un proyecto o un grupo de amigos cuando creo que ya no me aporta nada ni me dejan aportar. No busco el aplauso, ni el reconocimiento. Entre otras cosas, porque no siempre coincide lo que uno quiere hacer con lo que los demás quieren que haga uno. Pero esas dudas, ya las resolví hace mucho tiempo. Busco socios, amigos, compañeros para ayudarnos a ser felices, favoreciendo el desarrollo personal de cada uno. Los ídolos, los héroes, o los kamikazes, que cada uno quiere en su vida, que los busquen en otro lado.

 Me han llamado o mandado mensajes personas realmente inimaginables para mí. Ha habido muchos compañeros, actitud que agradezco. Ha habido mucha gente desconocida para mí, y lo agradezco mucho. Por supuesto, he contado con el respaldo de mi familia y de mucha de las personas que siempre han estado de una u otra manera cerca de mí. Sinceramente, es la primera vez que vivo unas muestras de aprecio y cariño de esta magnitud. Y lo agradezco mucho, a todos. No eché en falta a nadie, porque a nadie había convocado. Estaban todos los que quisieron, por voluntad propia e individual, manifestarme su apoyo. Los que no quisieron o pensaron que no era necesario, siguen ocupando el mismo puesto en mi nivel relacional con ellos.

Posiblemente, yo sea de los que le cuesta manifestar este tipo de sentimiento, aunque podría contar decenas de experiencias en las que estuve con compañeros y amigos en sus peores circunstancias. Muchas veces, y de forma errónea, haciendo míos sus problemas y batallando contra sus enemigos como si fueran los míos. Pero cada uno es como es. Y lo bueno es que no nos cambien, que no acaben con nuestras buenas intenciones, aquellos que no saben ser, o no quieren ser, ni buenas personas ni responderte de la misma manera que tú les apoyaste. La reciprocidad no es obligatoria. Por eso tiene mucho más valor la actitud de esos amigos, conocidos, familia, lectores, seguidores que han mandado un mensaje. No saben si yo les responderé igual en caso de que lo necesiten, pero sí quiero que quede clara mi gratitud y afecto hacia ellos en este momento. Muchas gracias, a todos. De corazón, gracias.

Sin ni siquiera haberle explicado a la audiencia en esos días, ni en los quince que ya han pasado desde mi abandono del programa, qué ha pasado y qué va a pasar con el único tertuliano que se había mantenido de forma ininterrumpida en la misma desde el primer día de emisión en el año 2006, Jorge intentó ponerse en contacto conmigo diez días después. El pasado jueves, a las 12:19 horas de la mañana me hizo una llamada, que no atendí, y me envió el mensaje “Hola, Manolo. Te llamé… dime cuándo puedes hablar?  Saludos” que tampoco contesté. Casualmente, la primera intentona de Jorge de contactar conmigo la hace al día siguiente de que ELPERIODICODELANZAROTE.COM, digital que dirijo, publicara el Top Secret  “TRES NUEVOS FICHAJES DE OSWALDO, ENTRE ELLOS LA PERIODISTA GLORIA ARTILES Y LA COMPAÑERA DE DESPACHO DE GLADYS, DELIA LÓPEZ”, donde se evidencia cuál va ser la relación entre la empresa y el Cabildo a partir de estos momentos, y con quiénes va a contar, fundamento básico del conflicto que generó Jorge Coll, que no supo aguantar la presión de gestionar opiniones distintas, en directo, talento esencial para cualquier conductor/moderador de una tertulia. Pero de eso ya hablaremos más adelante.

Hoy simplemente quería agradecerle su apoyo a esos cientos de maravillosas personas que, por las razones que fuere, decidieron tener palabras de ánimo para mí. Ni es lo que busco, ni es lo que recibo habitualmente. Pero, aun así, lo agradezco un montón.

Muchas gracias, de corazón, muchas gracias.

Comentarios  

#1 El Observador 09-05-2024 21:38
Me gusta tú artículo Manolo, nunca te arrepientas de lo que hiciste, ellos se lo pierden. dejando escapar al mejor periodista que tenía en las tertulias.
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