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“No es lo público, es la corrupción, estúpido”

 

 

Cada vez que oigo o leo a los asalariados de la corruptela lanzaroteña atacar al sector público con tanto fervor como mala intención, me dan ganas de explicarles que ya no engañan a nadie. O, por lo menos, que ya no nos engañan a todos. Su continuo machaqueo cuestionando al sector público como gestor, les lleva a afirmar que nada público funciona. Algunos abogan por reducir la actividad pública, fuera de la gestión burocrática, a la educación y a la sanidad. Y no todos. Los hay que piensan que aquellos que no pueden pagarse una educación, están mejor cómo analfabetos al servicio casi gratuito del patrón de ellos. O si no pueden pagarse sus servicios sanitarios, estarían mejor muertos que como sencillos mortales analfabetos. Estos son los menos, pero haberlos haylos.

Entonces, cuando se habla de poner algo en explotación desde el sector público, levantan la voz y defienden los intereses de su amo con tanto apasionamiento que se olvidan hasta que ellos no dejan de ser unos pobres diablos, educados en escuelas públicas, que acuden a urgencias de los hospitales públicos, cuando ya no aguantan más sus propias contradicciones ni sus cagaleras o ansiedades de moverse como en casa en la trinchera del lobo disfrazado de cordero. Y, claro, toca despotricar contra lo que sea. Siempre que sea público. En esta ocasión, toca contra el consorcio que apunta el PSOE para afrontar el reto de dotar a la isla de un transporte público que solvente el problema de la movilidad en la isla, haciéndola más eficaz,  sostenible y barata. Y estallaron como bombas de racimo, impregnándolo todo con sus cuestionables certezas. Sus consabidas mentiras. Se enarbola su grito de guerra, su bandera más preciada. “En Lanzarote, todo lo público ha fracasado. ¡Miren Inalsa, los políticos la hundieron! ¿Qué quieren, otra Inalsa?” Y acusan al PSOE y al PIL del desaguisado. Pero casualmente se les olvida CC, que también estuvo y  no precisamente dando buen ejemplo (que le pregunten a Mario Pérez) y muchos de aquellos insularistas acabaron en CC (que le pregunten a Sergio Machín o a Luis Celestino Arráez).

Tienen razón en que Inalsa y otras empresas públicas se han ido al garete. Pero se les olvida que lo que las llevó de funcionar bien a funcionar rematadamente mal no fueron variaciones normativas y singularidades del sector público. No, estúpido, no. La culpa fue de la corrupción que se instaló en Lanzarote con más fuerza que en otros lados. Con los recursos de INALSA se hicieron muchos ricos, al igual que con los de los CACT, o del resto de los departamentos del Cabildo y los ayuntamientos. Eso es así. Y hay sentencias en muchos casos que lo demuestran. No es que el sector público no funcione. Los que no cumplen son los que elegimos, que se corrompen nada más llegar y hacen caso omiso de todo. Esa es la verdad.

El objetivo no es acabar con el sector público sino acabar con la corrupción. Que el problema es la corrupción y no el sector público en sí se ve en que seguimos sin resolver el problema del agua, del transporte, de la limpieza y otros muchos más, a pesar de que estén externalizados. Aunque, claro, eso no lo van a denunciar quienes trabajan directamente al servicio de esos beneficiarios externos, amigos y coleguillas de nuestros políticos, a los que ayudan a ascender por interés propio. Algunas veces, incluso les ponen a su servicio todo un medio de comunicación para que defiendan sus tesis y les recuerden los compromisos contraídos con ellos, no con el pueblo.

 Si no se acaba con la corrupción, con ese interés de beneficiar al amigo, de coger tajada, de enchufar amigos y parientes, seguiremos sin unos mejores servicios ni el nivel que nos merecemos. Si el estado en su conjunto lo financia la clase media para que lo expolien entre los políticos y los ricos de siempre más los aspirantes a ricos, no habrá solución. ¿Acaso son confiables para adjudicar contratos o hacer normas los mismos políticos de los que desconfiamos para gestionar lo nuestro? ¿Si sigue el corrupto no seguirá el problema?

No se trata de que los servicios sean de gestión pública o privada, mientras se haga de forma ineficaz, con sobreprecios y en connivencia criminal. No es milagroso que ciertas empresas en Lanzarote hayan crecido de la nada al infinito en unos pocos años al albor de las administraciones locales. Tiene otro nombre. Y todos lo conocemos. Y no tiene nada que ver, como pueden ver, con la gestión pública, que da igual que sea pública o privada, si delante se pone un político corrupto. Y de esos, en Lanzarote, hemos tenido un montón. Y todos con su camarilla de empresarios, medios de comunicación, enchufados y voceros. Así que no es culpa del sector público, es la culpa de la corrupción. Y contra esa no habla nadie, porque la inmensa mayoría de los que gritan viven de que no se acabe esa teta.

Comentarios  

#1 AMH 05-06-2024 20:07
Amén ! Aleluya !!! más que claro .!!!
Estimado Deniz : el problema de este país y que nadie quiere hacer ? (Ojo que no hablo del gobierno central) sino de cada comunidad , de cada ayuntamiento nadie saca libros de la historia de cada lugar en lo social u en lo político !!! Quieren con bien has dicho y yo añado q tengamos memoria vacía
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