Hermanos canarios
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
Rayco y Ángel García son dos hermanos, dos deportistas que practican lucha canaria. Rayco empezó a luchar cuando era un adolescente, lleva unos veinte años descalzándose para saltar al terrero y medirse con otros luchadores. Ha militado en tres equipos, el de su pueblo, Tías, donde aprendió a luchar; El Unión Norte, donde estuvo los últimos siete años y, ahora, en San Bartolomé, con el que inicia nueva aventura y temporada. Ángel apenas lleva seis años luchando. Se inició en el Unión Norte, aunque es natural de Tías y vive en este pueblo, porque allí luchaba su hermano y allí quería experimentar con él, después de acabar su carrera de economista. Al año siguiente, después de conseguir su clasificación de destacado C, quiere probar en la máxima categoría de la lucha canaria y ficha un año por el Unión Norte de Fuerteventura, otro por el Saladar de Jandía y pasa un tercer año majorero en Tetir, donde se lesiona y queda un año retirado de los terreros. El año pasado volvió al Unión Norte, con su hermano Rayco, y allí sigue.
Destacados B
En la última clasificación de luchadores, Ángel García ascendió a destacado B, la categoría que tiene su hermano Rayco desde hace varias temporadas. Ese hecho les hacía incompatibles en un mismo equipo que apostara por alinear a un puntal C, categoría que adquirió este año también el destacado B Arasahi Tejera, el luchador más destacado de la temporada pasada en el Unión Norte. Los hermanos tenían que separarse. Y Rayco se fue al San Bartolomé. Desde ese mismo momento, tanto ellos como los directivos de sus respectivos clubes sabían que podría darse la coincidencia en el centro del terrero. Todos conocían, igualmente, la norma sagrada de la lucha canaria: los hermanos no se enfrentan. Y Rayco y Ángel les recordaron a sus clubes que ellos eran hermanos desde chinijos.
El pasado jueves, día 3 de octubre, comenzaba la temporada de lucha canaria en Lanzarote. Se celebraba la primera luchada de la primera jornada de la XL Liga Cabildo de Lanzarote. Y las casualidades del sorteo hizo que se enfrentaran el Unión Norte y el San Bartolomé. El nuevo equipo de Rayco contra el viejo equipo de Rayco, que sigue siendo el mismo de Ángel. Además, la luchada se celebraba en Haría, con lo que Rayco tendría que luchar contra sus excompañeros delante de la afición que coreaba su nombre con fuerza, pasión y cariño cada vez que saltaba al terrero hasta la pasada temporada. Pensaba solo en eso, en que el destino le llevaba en la primera jornada a su casa, a enfrentarse a los que eran los suyos, con otro equipo. Ni siquiera pensó en la posibilidad de enfrentarse a su hermano. Parecía muy lejana teniendo cada equipo un puntal C, luchadores dos grados superiores a ellos y sabiendo los equipos que no querían enfrentarse entre ellos.
Y llegó la noche y con ella el misterio
Rayco saltó al terrero para tumbar a su excompañero Juan Daniel Ferrera. Ángel salió por la otra silla y llevó a la arena a José Antonio Elvira. En la tercera silla se enfrentaban el destacado C Rayco Tejera con el puntal C del San Bartolomé, Agustín González “Pollo de la Candelaria”, que habían estado entrenando juntos unos días atrás en Gran Canaria, isla en la que residen. Y aquí surge la primera sorpresa de la noche. Rayco Tejera y Agustín González empatan a luchas y en la tercera no se tiran, con lo que quedan eliminados ambos y el San Bartolomé pierde a su puntal.
El Unión Norte le echa a Rayco García su puntal C, Arasahi Tejera, hermano de Rayco Tejera, que había hecho la proeza de dejar fuera de brega al Pollo de la Candelaria. Aunque son muy buenos amigos, Rayco y Arasahi son dos luchadores muy competitivos. En las dos agarradas, Rayco arrolló con su fuerza descomunal a Arasahi y le llevó a la arena las dos veces. Ángel acababa de derribar a Octavio Perera también. Lo poco probable es posible. Con el marcador 11-10, Rayco y Ángel, que han entrenado juntos muchas veces, se verán en el centro del terrero, en una luchada oficial. Era la primera luchada de la primera temporada en la que luchaban en distintos equipos en la misma isla. Y tocó.
El desenlace
El público, que conoce mejor las normas no escritas de la lucha canaria que los reglamentos de las competiciones, les recibió en el centro del terrero con aplausos. Los dos hermanos eran los primeros sorprendidos y no sabían qué hacer. Lo único que tenían claro era que no querían pegar, que se acogían a las sagradas tradiciones de la lucha canaria, que es un deporte popular, arraigado en las familias desde la época de los aborígenes.
Se hubiesen eliminado mutuamente, manteniéndose agarrados hasta que el árbitro les descalificara por amonestaciones. Pero el marcador iba 11-10, la eliminación mutua significaba la victoria para el Unión Norte y quedarían ambos apercibidos, con riesgo de perderse una luchada si volvían a quedar eliminados con otro contrario por faltas. Ante esa situación, Rayco decidió dejarse caer en la tercera, después de apoyar la mano en la arena voluntariamente en la primera y su hermano Ángel hacer lo mismo en la segunda. Estaban tan desbordados por la emoción y la responsabilidad, por el compromiso también con sus respectivos equipos, que se les olvidó que valía con levantarse la mano, y darse por caído. Sin necesidad de nada más.
El Unión Norte ganó la luchada pero no se perdió la tradición.
Los hermanos habitualmente luchan en el mismo equipo, en el del pueblo, en el que se inician. Antiguamente, en esas dinámicas de luchadas por las fiestas, previas a las federaciones y organizaciones más complejas, los luchadores reivindicaban su derecho a enfrentarse al luchador que tumbaba a su hermano, como si su caída afectara al honor de la familia.
Aunque no son frecuentes los cruces de hermanos en los terreros, porque suelen luchar en los mismos equipos, en distintas islas o competiciones o los mandadores evitan que salgan por la misma silla, a veces, como en este caso, son imprevisibles e inevitables. Pasó también en Gran Canaria, con los hermanos Déniz, Ismael y Álvaro, con el agravante de que en ese caso era la final de la liga. También se dio en la final de puntales cuando el tinerfeño Marcos Ledesma le levantó la mano a su hermano Eusebio. O hace unos meses entre las hermanas Ramírez, en lucha femenina. Hay muchos más casos a lo largo de la historia. Muchos momentos difíciles donde se impuso la tradición y el arraigo familiar a la competición, al enfrentamiento entre hermanos por llevarse la gloria o la hiel.
Hay quien no lo entiende, como hay gente que no sabe sumar o leer. Pero la ignorancia no parece la mejor guía. Hasta en el derecho, la ignorancia de la norma no exime de su cumplimiento. Ni de su aceptación.
Hay quienes dicen que, en cambio, en los entrenamientos sí pegan los hermanos y se dan fuertes costalazos. Ignorando, otra vez, que en los entrenamientos se practica para aprender y en las competiciones se enfrentan para vencer al contrario. Ya sé que en otros deportes sí se enfrentan hermanos. Sí, ya lo sé, hay hermanos hasta que se matan entre sí. Pero, qué quieren que les diga, a mí me sigue pareciendo mucho más fraternal y ejemplarizante ese respeto por las tradiciones y la familia. A los que prefieren solo morbo siempre les queda la opción de ver Telecinco.
Comentarios