PUBLICIDAD

Goya ejemplar

No les escribo de cine, aunque sí de un desenlace de película. Se entregó en cuerpo y alma, pero fue el viernes, no el sábado. En Gran Canaria, no en Granada. Y el público aplaudió a rabiar y fue un gran espectáculo. Pero les cuento de lucha canaria, de la magia del terrero y de un luchador que representa como nadie los valores de estas islas atlánticas, africanas y abiertas. Se llama Juan Luis pero se apellida Goya. Por herencia paterna pero también podría ser porque es un artista.

No voy a volverles locos y locas contándoles lo que he disfrutado viendo luchar a este hombre, de 46 años de edad, que sigue desafiando el paso de los años aplicando la inteligencia, el saber y el sacrificio personal para brillar en el deporte por excelencia de los verdaderos canarios de ayer y hoy. Es un genio cuando se arremanga el calzón, se faja y salta al terrero. Sin más armas, se lanza a bregar como un jabato. No, no quiero destacar esas virtudes ampliamente reconocidas, aplaudidas por la afición de todas las islas.

Quiero destacar al hombre que encarna al luchador. El que templa sus ánimos después de conseguir la gesta para su equipo, de tumbar en la muerte súbita al rival que le da el triunfo de la liga de Gran Canaria de Primera Categoría al Castillo frente al Almogarén y se acuclilla para consolar al vencido. Se acerca a él con el cariño de un hermano, empatiza con Fran Cazorla y le ayuda a superar ese mal momento en el que parece que se acaba el mundo, que has fallado a los tuyos. El rival se convierte en el primer amigo, en el primer psicólogo. Es el mejor ejemplo, la terapia más eficaz, más inmediata.

En un deporte donde la nobleza es un pilar básico, Juan Luis es nuestro Goya querido.

Gracias, puntal, por tu ejemplo.

Escribir un comentario

Código de seguridad
Refescar