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SERÍA CONVENIENTE SABER QUIÉN FUE O QUIENES FUERON

El hecho de que se destroce una palmera singular, inclinada, que se había convertido en un icono de la isla y lugar de peregrinaje de cientos de personas no puede quedar sin investigarse.

Quien hace un destrozo de estas características se merece la correspondiente multa y reproche social. Pero también es conveniente saberlo para conocer qué movió a esta persona o personas a cometer ese atentando medioambiental. Es importante saberlo porque dependiendo de qué lo mueve o los mueve, podemos concluir si se trata de un caso aislado o es otra forma de llamar la atención en esta isla, parecida a la de quemar coches, contenedores y demás mobiliario público.

 Si la persona o personas que talaron la palmera están movidos por un interés más concreto o personal, por ejemplo, que les molestara  que hubiera turistas y residentes siempre en la zona, para hacerse la dichosa foto y ellos tuvieran fincas por allí, y lo que buscaran era acabar con ese foco de atracción para evitar que se metieran en sus fincas. En este caso,  se va a tratar de una actuación aislada y exagerada de alguien que quería acabar con ese   trasiego de personas en la zona. Se merece un castigo duro, fuerte, a la altura del daño causado. Pero sabemos que no se va a volver a repetir en otro lado. En cambio, si el que lo hizo o hicieron buscan llamar la atención atentando contra el patrimonio natural de la isla, la cosa es más compjeja y necesita de una mayor vigilancia. Por eso nos parece acertada la medida del Cabildo de poner detrás de la pista a sus vigilantes y del Ayuntamiento de Tías a su policías locales, pero no estaría demás que el Seprona  de la Guardia Civil también se pusiera manos al asunto. Estos actos hay que cortarlos de raíz, que parece que es lo que pega, además, hablando de este tipo de atentados.

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