ENTRE LA IGNORANCIA Y LOS ILUMINADOS, LA PENA VA POR BARRIOS
- JOSE ROBA LADRON DE GUEVARA
Sorprende que quienes cobran dinero público por hacer algo sin reunir los mínimos requisitos, los clásicos peseteros, que lo fueron en los terreros y lo son en su “presunta” divulgación, con textos más propios de parvularios que de comentaristas de juegos de barrios, se atrevan a llamar “iluminados” e insultar a aquellos que se han dedicado toda la vida, gratuitamente, a promocionar, destacar y cultivar los valores de la lucha canaria con estilo, exigencia, y belleza, por propio disfrute personal y regocijo de los practicantes de la lucha canaria.
En lugar de aprender lo que no saben, en lugar de cambiar la prepotencia del ignorante por la curiosidad del que quiere contribuir a engrandecer el patrimonio común, amenaza con mandar a tomar por “donde descargan los camiones”, que figura lírica más propia de una piara que de una redacción, a quienes han dedicado medio siglo a aprender y que contribuye sin ánimo de lucro. En plan manada, creyéndose inobservado por quien ajusticia a traición, se encarama en su grotesca mamarrachada, al más puro estilo de esas manadas de hooligans, para defender sus 2.500 euritos aquí más 3.000 allí y otroS tanto y un poquito más en el ayuntamiento de al lado. Y, por la mañana, cuando un buen aficionado, un hombre recto y cabal, hace llegar al afectado la ignominiosa deposición del transeúnte accidental, de viajito subvencionado ida y vuelta a Fuerteventura mientras las chicas no agarran subvención para practicar lucha canaria, y se la reenvía para interesarse por la extralimitación, es él el que empieza a irse por ahí por donde descargan los camiones. Si te da vergüenza que se sepa lo que haces, si te gusta más la “peseta” que nada, practica entre piscina y piscina a aguantar los retortijones cuando sueltas la lengua para defecar con lo que se habla. Y es el último aviso. Los puntales evitan darle costalazos a los de cola, pero cuando se enredan y no respetan hay que ponerles los datos, cantidades y nombres claritos. Eso sí, siempre con toda nobleza, que parece que es lo que falta entre quienes piensan que esta vida está hecha solo para tramposos.