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¿SATURADA O ABANDONADA?

La presidenta del Cabildo, María Dolores Corujo, anunció el pasado jueves que, como consecuencia de haber tomado conocimiento del desbordamiento de la capacidad de carga insular, el Consejo de Gobierno ha acordado iniciar el procedimiento para la declaración de Lanzarote como Zona Turística Saturada y tomar en consideración el Estudio de Capacidad de Carga en los instrumentos de ordenación a tramitar por la corporación.

Y, aunque se esperaba que el PSOE utilizara el tema como eje de su campaña electoral después de que la presidenta lanzara el globo sonda en enero en FITUR, ante la incredulidad de los agentes turísticos de Lanzarote y los de fuera que están vinculados a la isla, ha sido mal recibido que lo hiciera desde el propio Cabildo y no desde su partido. Está claro que una decisión de este calado debería tener mejor momento para iniciarse que el día antes de que se comience la campaña electoral para elegir, precisamente, a los gobernantes del Cabildo. Está claro que es un señuelo electoral, pero el utilizar el Cabildo pone en vilo a todo el sector y provoca a toda la población, objetivo intencionado del PSOE para colocar el debate electoral donde creé que puede ganarlo.

Entre las reacciones que ha causado el envite de la presidenta, destaca la del candidato de CC a la Alcaldía de Arrecife, Echedey Eugenio, que responde con contundencia a una pregunta que se hacen muchas personas en Lanzarote, ¿La isla está saturada o abandonada? Echedey lo tiene claro: “ (…) Y es que NO, Loly, Lanzarote y Arrecife no están saturadas, están A-BAN-DO-NA- DAS, abandonadas de políticas públicas desde el Estado, Canarias o el Cabildo y huérfanas desde que, quienes ostentan la representación de los que aquí vivimos, no hayan exigido donde corresponde lo que en justicia nos pertenece y a lo que, como ciudadanos, tenemos derecho. (…) Cortinas de humo y términos grandilocuentes como los que le pusieron hoy en su discurso no solucionan los problemas de la gente, Loly. Hablar de saturación no tapa su nefasta gestión al frente de la primera institución ni el sectarismo con que han dirigido ese Cabildo desde mediados de 2019 (…)”.

Echedey sitúa el debate en la necesidad de aclarar qué está saturado por inacción política y qué lo está por exceso de turistas. Aunque no niega las dificultades que está pasando la isla por esta situación. Coloca, además, la provocación de la presidenta en el campo de la especulación electoral alentada por los asesores de la presidenta y máximos responsables de que ella priorizara en este mandato el marketig puro y duro, de muchas fotos y más críticas a los anteriores gobernantes, en lugar de afrontar los graves problemas que tiene Lanzarote para adaptarse a un mundo nuevo, donde las energías alternativas, la movilidad responsable y la descabornización son piezas fundamentales que exigen ya más inversiones y gestión que palabrerío pseudoprogresista que acaba siendo hipocresía barata.

Lanzarote necesita una repensada. No puede seguir creciendo en número de turistas ni permitirse hoteles como el que van a inaugurar en los próximos meses, con más de 1.500 camas, los mismos propietarios que pusieron una tv en Lanzarote que, ahora, es el nido mediático de los que ponen el grito en el cielo contra el crecimiento. La consigna parece clara: crecer no (salvo que sean de los nuestros los promotores).

Y nadie duda ya que los mayores responsables de los males de esta isla han sido la clase política local, mayormente corrupta, que, por acción o por omisión, han estado siempre del lado del problema. Son los más que gritan, desgraciadamente, los que más ponen la mano. ¿O es que fue una casualidad los pactos PIL –PSOE en los momentos de máximo crecimiento insular? ¿O es que no se sabe cómo (y quiénes) se le dio encaje legal a ese megahotel que se inaugurará próximamente? Tendrá un impacto tremendo en el modelo que anuncian de hoteles boutique (pequeños, coquetos y de máxima calidad) y en los servicios sanitarios, habitacionales, educativos y viarios de la zona porque  no solo recogerá en sus instalaciones miles de turistas, sino que, además, obligará a traer a la isla cientos de trabajadores foráneos para ponerlo en marcha y mantenerlo en funcionamiento. ¿Han oído decir algo a la presidenta del impacto negativo de la entrada en el mercado de este nuevo hotel? En cambio, seguro que sí la han visto, en una televisión que tiene sus orígenes en los mismos empresarios que construyen el hotel, lanzando soflamas contra empresarios de Lanzarote o de fuera para justificar lo injustificable.

La presidenta tiene razón al decir que no podemos seguir creciendo. Que no podemos seguir presionando la capacidad de carga. Pero los lanzaroteños elegimos al presidente o presidenta del Cabildo no sólo para que nos enumere los problemas. La idea fundamental es que los solucionen. Y en cuatro años de gobierno, ¿qué problemas ha resuelto al margen de las economías familiares de asesores, liberados y allegados? Esa es la cuestión. Mientras la comandante está de cháchara, el barco sigue proa al marisco. Y no hay señales de cambio. Se vuelve a apostar por la carajera para afrontar los problemas. El resultado ya lo sabemos.

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