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¿CONSEGUIRÁ PEPE JUAN EL VOTO DE UN VECINO AL QUE LLEVA 20 AÑOS, 5 ELECCIONES, PROMETIENDO ASFALTARLE EL CAMINO?

Es un claro ejemplo de fe ciega. Está claro. Desde el siglo pasado, en sus segundas elecciones locales en las que aspiraba a gobernar de nuevo el municipio de Tías, José Juan Cruz Saavedra (PSOE) prometió a un vecino de Tías que le asfaltaría el camino que pasa por delante de su casa, el Camino Berriel, que une el centro de Tías con el Lugar de Abajo.

No cumplió la primera vez. Se lo volvió a prometer y no cumplió. Se lo volvió a prometer por tercera vez y no cumplió. Dejó de ser alcalde y volvió ocho años después y se lo volvió a prometer, ya que volvía al municipio para resolver las “viejas deudas”. Y tampoco se lo asfaltó. Pero no deja de prometérselo. Ahora, en este campaña, se lo vuelve a prometer y para que se lo crea del todo saca una nota de prensa ayer, en plena campaña, donde comunica el  Ayuntamiento de Tías que ha enviado a la Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias el proyecto denominado "Camino Berriel", en Tías, para que lleve a cabo su evaluación ambiental. “El objetivo del consistorio municipal es asfaltar esta vía y conectar así el casco urbano de Tías con el Lugar de Abajo. El Ayuntamiento avanza así en los trámites finales para ejecutar este asfaltado y facilitar la comunicación entre el sureste del núcleo de Tías y las zonas denominadas Lugar de Abajo y Lugar de Arriba, evitando la utilización de caminos excesivamente estrechos e inseguros, y de mayor recorrido, como única conexión entre estas zonas, esto es, el Barranco de las Truchas y el Camino La Calera”, asegura en la nota.

¿Será a la quinta la vencida? ¿Cómo era aquello de que la primera vez que te engañan es culpa del que te engaña pero la segunda es tuya? ¿Y en la quinta de quién es la culpa? ¿Volverá a votarle el vecino? ¿Si se tarda más de 20 años en asfaltar medio kilómetro de camino, cuánto se tarda en asfaltar un pueblo? En fin, seguro que no es el único caso en el que se dan estas raras relaciones entre votantes y elegidos.

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