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UNA MESA DE ALCALDES Y CABILDO PARA DECIDIR SIN XENOFOBIA

Nos quejamos un día sí y otro también de que no se atiendan a los migrantes de la mejor forma posible y que las administraciones Central y Europea nos carguen con responsabilidades que no son nuestras. Al mismo tiempo, somos los primeros en hacernos llagas en la lengua hablando de que hay que tratarles, a los migrantes,  como seres humanos que son y la necesidad de ayudarles de acuerdo con nuestras posibilidades. Pero, cuando llega el momento, nuestras autoridades locales son tan xenófobas como los peores del lugar. Y lo digo, especialmente, por las reticencias que ponen los alcaldes, creyendo defender así a sus vecinos, a la hora de ubicar un centro de menores.

¿Cuál es el problema de construir unas instalaciones en las que nosotros aceptáramos que vivieran nuestros hijos para darles refugio, en nuestro municipio, a esos menores? Se trata de niños y jóvenes, menores de 18 años, que están protegidos por la ley y están tan indefensos como estaría cualquiera de nuestros hijos en esa misma situación. Hay que estudiar el tamaño, el número de niños por centro, el número de cuidadores para que ellos reciban el mejor trato y que, además, no interfieran negativamente en el entorno social al que se le invita integrarse. Alcaldes, concejales y consejeros y presidente del Cabildo tienen que sentarse a una mesa con espíritu constructivo, conociendo el problema pero con el afán de darle respuesta de forma solidaria. Estas asignaturas no están hechas para vividores ni para listillos. Se espera inteligencia emocional, capacidad de decisión y empeño en solventar los problemas entre todos. ¿Estarán a la altura nuestros políticos? La respuesta, después de la esperada reunión.

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