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RYANAIR, LA MALETA DE UNA VIAJERA A LA BASURA POR NO FACTURARLA A TIEMPO

La compañía aérea Ryanair se ha caracterizado por ser especialmente rigurosa con sus exigencias sin atender muchas veces ni la normativa vigente en los países en los que opera, ni con el sentido común, ni mucho menos con el buen gusto. Los rigores de la “low cost” llegan a los niveles de cobrar más por imprimirte la tarjeta de embarque en el aeropuerto, en caso de que tuvieras problemas para hacerlo con antelación, que por el propio billete. Pero lo que le pasó a una viajera lanzaroteña al volver de Sevilla, el pasado 5 de agosto, ya se pasa de castaño oscuro.

La mujer llegó al aeropuerto, y como su maleta reunía los requisitos de tamaño y peso (55 cm x 40 cm x 20 cm)  se fue directamente al avión. En la puerta del avión, le dicen que su maleta tendría que haberla facturado, servicio por el que pagó casi 50 euros, y que tiene que ir en bodega. “¡Ah vale, tome la maleta”, les contestó. Pero ahora ya no valía que ella hubiera contratado la facturación de la maleta por casi 50 euros. Ahora, tenía que volver a pagar 46 euros para que se le volviera a facturar la maleta e ir a pagar. Cuando la pasajera fue a pagar, no le funcionaba la tarjeta, por lo que les propuso hacerles un bizum o pagar con paypal, a lo que se negaron. El último ofrecimiento que le hicieron fue o deja la maleta o se quedan en tierra la maleta y usted porque el avión ya tiene que salir. Decidió viajar y dejarles la maleta “voluntariamente”.

Al llegar a Lanzarote, se pone en contacto con Ryanair en Sevilla por teléfono y le dicen que su maleta se llevó al servicio de Limpieza del Aeropuerto, o sea, se ha tirado a la basura. Después de hacer mil gestiones, y gracias a que hay empleadas en los aeropuertos con mucha más empatía que los de Ryanair, encontraron la maleta en el servicio de Limpieza. O sea, que una maleta con cosas de más de mil euros de valor acabó tirada a la basura de la forma más insensible que se puede esperar.

Sobra decir que el contenido de la maleta que llegó a Lanzarote era mucho menor del que tenía al dejársele a las empleadas de Ryanair. Casualmente habían desaparecido las cosas de más valor. Comprensible también que si las empleadas de limpieza, o de lo que fueran, ven que van a tirar a la basura una maleta con cosas recién estrenadas y de calidad prefieran quedárselos que tirarlos al contenedor. Eso parece lógico, lo que no lo parece tanto es que la compañía prefiera tirarle las cosas personales a un pasajero que facilitarle su transporte o garantizar su conservación por un tiempo razonable, hasta que lo pueda retirar. Lo barato a veces sale caro, pero lo absurdo siempre será indefendible.

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