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¿LOS POLÍTICOS ESTÁN DEFRAUDADOS CON LA PARTICIPACIÓN EN LA BAJADA DE LA VIRGEN?

El Cabildo y el Ayuntamiento de Arrecife, con el presidente y el alcalde al frente, habían  ideado, conjuntamente con la Diócesis, la bajada de la Virgen de Los Dolores a Arrecife como un acontecimiento multitudinario equiparable a las dos bajadas históricas anteriores, en las que más de un tercio de la población del  momento se sumaba a la veneración y acompañamiento. Pero, en esta ocasión, no fue así. Lo que por otra parte era previsible, salvo para los políticos de Lanzarote que se creen que cualquier excusa es buena para olvidarte de tus obligaciones cotidianas y sumarte a un sarao.

Sobre tres mil personas, según aseguraban desde los servicios de emergencia, se sumaron a la bajada de la virgen a partir de San Bartolomé y entrada de Arrecife. Fueron muchos menos los vecinos y vecinas que estaban a las siete de la mañana esperando en Mancha Blanca para participar en esta cita histórica para los creyentes. Cantidades que no representan ni el 2% de la población residente que tiene la isla.

Nada que ver con casi la mitad de la población del año 1965. Y tiene toda su lógica. Hoy, los residentes son personas procedentes de decenas de sitios, con culturas, costumbres y religiones distintas y, para la gran mayoría, la virgen de Los Dolores no tiene el mismo significado que para los que somos residentes e hijos de residentes y sabemos el fervor de nuestros antepasados ante quien se creía que paró la lava de aquellos años lávicos de 1730-1736. Tampoco la fe es tan ciega como en aquellos años ni la exigencia social y eclesiástica es la misma. ¡Y menos mal!

Los políticos lanzaroteños, acostumbrados ya a gastarse millones de euros con conciertos, actos de gastronomía y comilonas varias para concentrar a miles de personas, se quedaron con las ganitas de que esta convocatoria contara con más presencia y se asustan al pensar que tuvo menos gente casi que la inauguración de la iluminación de Navidad de Arrecife. ¡Con lo que ellos se gastaron en anunciarlo, promocionarlo y organizarlo! ¡Y seguimos sin agua, para más señas de qué va la cosa pública en Lanzarote!  

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