El momento imbécil
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
La ajetreada vida de los políticos y otros personajes públicos en los tiempos de las redes sociales le dan innumerables oportunidades para dar a conocer su lado más imbécil, ese momento en el que actúan con poca inteligencia, dejándose llevar por la tontería de querer deslumbrar sin tan siquiera alumbrar.
Ese momento imbécil que tenemos, todos, unas cuantas veces en nuestras vidas, que no nos convierte en imbéciles pero sí que nos deja como a tales. La mala suerte de los políticos es que en esos momentos, que aparecen en un descuido o en un exceso del yo narcisista mezclado con una percepción descuidada por los halagos inmerecidos de la corte agradecida, suelen estar tan expuestos como ellos quieren para llegar al mayor número de seguidores.
Las recientes lluvias producidas por el ciclón tropical “Hermine” y sus posteriores degradaciones en depresión tropical o ciclón postropical no solo han dejado a las numerosas ratas y cucarachas de la ciudad de Arrecife expuestas al escarnio público. Al igual que estás, aunque mejor adornados, han salido a pasear por las redes sociales y los medios de comunicación el momento imbécil de muchos de nuestros políticos en su afán de sacar rédito personal y electoral hasta de las más absurdas situaciones o, como en este caso, cuando su interés debería estar exclusivamente orientado en proveer a la sociedad de sus mejores servicios y ponerse a la cola para prestar sus mejores servicios con la mayor humildad y eficacia.
Ya te esperas que actúen así los que tienen menos luces que un nido de vampiros, pero hasta los que crees los más listos de la clase hacen sus pinitos en la imbecilidad sobrevenida aprovechando el peor momento. Tampoco sé quién o quiénes les han dicho a los políticos que los ciudadanos estamos como locos para verles haciendo nada al lado de trabajadores públicos o de empresas concesionarias, gesticulando y fingiendo que hablan entre sí de las bonanzas o defectos corregibles de la obra pública en ejecución. A estas alturas, a pesar de que se exponen delante de sus propios ciudadanos, que deben considerar imbéciles integrales y de padecimiento incorregible, sorprende que no sepan que todos los ciudadanos saben ya que son cogidos en su despacho por el responsable de prensa y el fotógrafo, se dirigen al lugar, se sacan la foto de marras sin mediar más que un saludo cortés con los trabajadores en cuestión y se meten los tres en el bar de al lado a echarse un bocadillo de churros de pescado, de esos tan buenos que hacen en Ginory, o similar. Pero cuando eso mismo lo hacen en medio de un ciclón tropical ya es para mear y no echar gota. O para retirarles el saludo directamente o no permitirles que dejen en tu casa el sobre con sus papeletas los días antes de las elecciones.
Aunque hay que reconocer que no todos son iguales. Los hay mucho peores. Y en esa calificación podemos incluir a esa “joyita” que fichó el PP en el municipio de Yaiza y que se llama Juan Monzón. El hombre prefirió hacerse la foto, cuando más agitada estaba la cosa de las lluvias y esperándose inundaciones en la isla, sacando músculo inmobiliario doméstico y el brasero preparado para la parrillada, porque no se le ocurrió mejor cosa que hacer por la sociedad que quiere liderar que mandarse unas buenas viandas en su confortable casita. Y subirlo a la red, claro. ¡Deben estar sus votantes como locos poniéndole me gustas y me encantas hasta petar sus redes sociales! ¡Qué trabajen los pobres!, parece que está queriendo decirle a sus seguidores.
Después están los políticos de la oposición, que al más puro estilo de hiena, se juegan la vida, literalmente, circulando por calles anegadas y peligrosas, no para informar y ayudar al solventar el problema, sino para hacerse un “selfie” o grabar un video para subirlos a la red de turno antes que nadie y poner a parir al alcalde o alcaldesa del momento. Y los puedes ver, hablando mientras graban, echando sapos por la boca, sin prestar atención a que el agua se está llevando una anciana o un niño, o un mueble, que ellos podrían ayudar a salvar o recuperar. Les importa un bledo lo que pase a su alrededor. A ellos solo les interesa su crítica, su ego y sus soñados resultados en las próximas elecciones. Y lo reflejan en estos momentos de incertidumbre y miedo para la población con una nitidez pasmosa.
Pero no se vaya a pensar que el brote de imbecilidad que ataca al político en los momentos excepcionales se refugia exclusivamente en la mente de los que están en la oposición. ¡Qué va! Los del gobierno caen con la misma “sutiliza”. Y los que escapan el día de marras porque, entre reunión y reunión, no le da tiempo de despachar con responsables de imagen y demás, que siguen trabajando por su cuenta en la propaganda de ellos, rematan la faena al día siguiente. Y entonces mandan a todos los medios de comunicación la nota y foto de agradecimiento a sus trabajadores y servicios de emergencias donde apenas aparecen ellos. Y les ves… no sé cómo decirlo. Tan guapos ellos, con su traje de aguas último modelo, con sus botas a juego y repeinados y repeinadas al lado de hombres exhaustos o de vehículos especializados. Pero como si hubieran salido del Corté Inglés de comprarlo. Inmaculados, limpios, impolutos y entonces dudas si lo que está saliendo delante de ellos de la alcantarilla, que inunda la calle y tapa las botas del operario, es lo que pensamos que es, por su color y su aparente textura, o se trata de trozos de plastilina puestos para crear ambiente a juego con semejante look de temporada de lluvias.
¿Realmente un vecino mío se decide a votar a alguien por estas ridículas exposiciones? ¿Realmente hay un vecino que no sepa que estas fotos las mandan los propios políticos a los medios de comunicación para hacerse autobombo, que no son sorprendidos por los periodistas o fotógrafos de los medios de comunicación con esa guisa?¿No saben que pueden llegar al ridículo de gastarse los cientos de miles de euros que tienen para promocionar los servicios y obras municipales en una empresa intermedia que les proporciona fotógrafo y plan para hacer este tipo de cosas, hasta llevarse esa empresa la mitad del montante? ¿Los vecinos no valoran lo que han hecho, cómo han gestionado, el servicio que le han dado en esos momentos angustiosos, sino se quedan con la imagen del muchachote o muchachota a lo Rambo o bombero de NY? Si eso es así, está claro quiénes somos los imbéciles de verdad.
Comentarios
Precisamente ante este temporal, ni siquiera pensó en Protecion Civil, Bomberos, Policía Local, Concejales (menos ud) etc. Ellos estaban trabajando incansablemente e igual sin comer por no tener tiempo ni para un bocadillo. Que le vaya bien en la vida e intente ser ejemplar a su partido, si es que tiene vocación. Un saludo Sr Juan