¡Son nombres, solo nombres, muchacho!
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
Los electores se encuentran años tras años, elecciones tras elecciones, muchos nombres pero pocas propuestas. El centenario Machín, votando en las últimas elecciones locales de 2019.
Ha empezado la danza electoral y ya vamos viendo la exhibición de los pavos reales de los distintos partidos. Hay luchas intestinas veladas y no tan veladas en las organizaciones políticas, que dicen que nacieron para transformar la sociedad y que ahora se conforman con ser ascensores sociales casi únicamente para sus miembros más destacados.
Después de días, semanas o meses cacareando por las esquinas, compartiendo cenáculos con los primeros de la fila de los distintos comités, ponen el huevo. Que suele ser el esperado, el que han ido haciendo a lo largo de todo este periodo inter electoral. Y nunca se sabe exactamente por qué es ese y no el hijo de la otra vecina. Y lo miras y lo vuelves a mirar y te sigues preguntando por qué es ese el candidato y no el otro. Hasta que te vuelves a centrar y recuerdas que los criterios de elección de los candidatos no tienen nada que ver con que sean los mejores o no para resolver los problemas que tienen la isla o el municipio en cuestión o Canarias, por tirar también para arriba, que allí tampoco son muy distintas las cosas en la actualidad.
¿Entonces, no eligen a los que mejor pueden solucionar los problemas de los vecinos de candidatos? ¡Por Dios, qué ocurrencia! ¿Usted cree que si eligieran a los mejores, el PSOE hubiese propuesto a Pepe Juan Cruz a alcalde en Tías por séptima vez si hace 28 años que prometió a los vecinos del pequeño pueblo de Masdache, menos de 400 habitantes, ponerle transporte público y por allí no se acerca todavía ni un triste microbús?¿ Podemos, proponiendo a Nona Perera al Ayuntamiento de Arrecife, quiere lo mejor para Arrecife o quiere llevársela al día siguiente, si es elegida, para otro lado? ¿Coalición Canaria proponiendo a Víctor Robayna en Haría quiere lo mejor o solo quiere que los harianos estén echando de menos a Marciano toda la vida? ¿El PSOE proponiendo a José Alfredo quiere ganar estabilidad y fuerza para gobernar o quiere mantener a Arrecife como un títere de pactos en el Cabildo? Son preguntas, muy mal intencionadas si usted quiere, pero solo preguntas.
Elección de Jesús Machín como candidato por sexta vez a la Alcaldía de Tinajo.
Pero lo peor de todo no es eso. Lo peor de todo es que eligen a candidatos que no proponen absolutamente nada, que son elegidos porque son amigos, socios o mutuamente interesados con los afiliados, que son unos pocos. No vaya a pensar que hablamos de miles o cientos de personas. Se trata de afiliados que se pueden contar con los dedos de la mano y si repetir dedos muchas veces. Las organizaciones políticas se han desnaturalizado tanto que apenas celebran asambleas, más allá de las obligatorias estatutariamente para aprobar cuentas y elegir cargos y pagar cargas. Ya no hay asambleas para propuestas de ideas, para definir programas ni para fiscalizar la actuación de los nuestros, los del partido en cuestión, en las corporaciones que estén presentes. Nada. El afiliado, los pocos que quedan, en su mayoría no todos, que siempre queda un viejo roquero, está allí por lo que pueda tocar. A veces cae un puesto, otras veces un trabajo, una subvención, un enchufe para la hijita o familiar, y cosas así, y hacen de correa de trasmisión en su ámbito para anexionar a otros bajo los mismos argumentos y compromisos. Nada más, es así. Duele oírlo, tanto como decirlo. Aquellos que tuvimos la oportunidad de vivir cosas distintas, de verlas y contarlas, vivimos este periodo como el último avance de las influencias americanas, de partidos de quita y pon. Las agrupaciones locales y comités están en hibernación durante cuatro años y antes de las elecciones brotan verditas como las semillas en Lanzarote después de llover. Y se ponen a buscar candidatos. Que, en realidad, ni es eso. En la mayoría de los casos, es el candidato el que se dedica a buscar afiliados, entre amigos y parientes, para que le elijan.
Una electora votando en las pasadas elecciones de 2019.
A siete meses de las elecciones, al margen de las típicas diferencias de base, ideológicas, de haberlas, ¿en qué cree usted que variará Arrecife, por ejemplo, dependiendo que la alcaldesa o alcalde sea del PP, PSOE o CC? Sin nombres, solo por el partido. Claro, en nada. Ellas mismas, las máximas dirigentes del PP y del PSOE en la isla, cuando les urgía pactar, concluyeron ante la vecindad extrañada por el pacto, que en lo local, no se notaban las diferencias, que en este espacio se trata der asfaltar carreteras, poner luces, pagar funcionarios, enchufar asesores, y esas cosas son iguales por la derecha y por la izquierda. Les faltó decir que tampoco se notaba la diferencia cuando no hacían nada. Que era la experiencia del Ayuntamiento de Arrecife mientras ellas cerraban el pacto. Un Arrecife que se quedó atrapado en el pasado, en las trampas que puso el socialista Espino en sus doce años de gobierno, llenando el Ayuntamiento de afiliados y amigos cercanos que ya se le reviraron a él cuando intentó que trabajaran según los cánones establecidos. Arrecife lleva 25 años, con distintos grupos, fórmulas y partidos, queriendo enderezar el rumbo de su Ayuntamiento mientras este se hundía en la corrupción más asquerosa, donde bailaban al mismo ritmo concejales, trabajadores enchufados y funcionarios de carrera.
Y ahora quieren solucionar ese y otros desaguisados que hay en Lanzarote eligiendo a un candidato, poniendo un nombre. Solo con eso. Ni compromisos de consensos ni programas ni leche machanga. El partido lo único que puede dar es un nombre. ¿Para arreglar el entuerto, para mejorarle la vida a los vecinos, para hacerlo mejor que el que está? No, amigo, exclusivamente para encabezar la lista de los elegidos del partido, la candidatura que garantiza sueldos, prebendas, cuota de intervención en los medios y la felicidad de poder hacer lo que quieras, incluido nada, durante cuatro años a razón de 14 pagas al año. Sé que no me he esforzado mucho, que lo que hago es una simple descripción de lo que hay, pero a veces se trata de hacer inventario, de ver lo que tenemos. De percibir el mal sin más. Y este sistema es malo de cojones.
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