¿Tan poco y tan mal?
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
Nos esperan batallas electorales reñidas (IX)
El electorado lanzaroteño muestra un agotamiento importante elección tras elección. Tiene la sensación de que nada cambia y que, cuando cambia, lo hace para peor. Los niveles de abstención en unas elecciones locales, las que más invitan a la participación, son de los más elevados de España. Y no solo en los tres municipios turísticos, donde residen ciudadanos procedentes de más de treinta nacionalidades y de casi todas las comunidades españolas, que llegan a la isla con la ilusión de encontrar un trabajo y ganar dinero como primera, y a veces única, intención. También en Arrecife, la capital de la isla, y lugar más poblado con diferencia. Sorprende mucho más cuando vez el tiempo que llevan los alcaldes y presidenta del Cabildo en el gobierno.
Solo hay dos gobernantes que lleven mucho tiempo en la plaza. El alcalde de Tías, José Juan Cruz Saavedra (PSOE), que ya lleva veinte años de alcalde en el municipio, primero 16, interrupción de 8 por derrota frente a Pancho Hernández (PP), y vuelta a empezar con 4 años más, a pesar de volver a perder con Pancho Hernández; y el de Tinajo, Jesús Machín (CC), que lleva en el cargo desde hace 23 años, desde el mismo día que ganó la moción de censura contra Marcos Hernández (PSOE), apenas unos meses después de que todos los de la oposición decidieran desbancar a Luis Perdomo (CC), al perder su racha de mayorías absolutas al quedarse con 6 de 13, y se fuera del Ayuntamiento dejando a Machín de jefe de filas.
Poco tiempo, pero igual que siempre
El resto de los gobernantes no lleva dos mandatos. Ni tan siquiera Óscar Noda (UPY), en Yaiza, el tercero más veterano, donde accedió a la Alcaldía sin que casi nadie supiera de su existencia, hace cinco años y medio, al dejarlo allí la alcaldesa Gladys Acuña al ser inhabilitada por una sentencia que, ahora, va a ser fruto de revisión al revelarse que no existían los fundamentos que se usaron para condenarla. Mucho menos, Evelia García, la alcaldesa de Haría, que no lleva un año en el puesto, y que es fruto de un mandato estrambótico en Haría, donde en apenas cuatro años han tenido otros tantos alcaldes, incluidas dos alcaldesas por primera vez en su historia. En el Ayuntamiento de Arrecife y en el Cabildo, donde ya han habido unas cuantas mujeres en el mismo cargo, tanto la popular Astrid Pérez como la socialista María Dolores Corujo, respectivamente, agotan su primer mandato y proclaman al viento, ambas, que no es tiempo suficiente para llevar a cabo una transformación visible.
El alcalde de San Bartolomé, Isidro Pérez (PSOE), que accedió al cargo hace poco más de un año y medio por defunción de su compañero y amigo Alexis Tejera (el primero en conseguir mayoría absoluta en el municipio desde 1987 y que estaba llamado a jugar un papel protagonista en la política insular, como relevo natural en su partido), está trabajando y promocionándose para ver si puede repetir el resultado histórico de su mentor en esta plaza. Y, después, aparece la circunscripción de Teguise que, tras 12 años de gobierno de Oswaldo Betancort (CC), dos de tres mandatos con mayoría absoluta, se presenta abierta al cambio. Oswaldo no repite como candidato y gane CC o el PSOE, los dos principales partidos en liza, habrá alcalde nuevo o alcaldesa por primera vez.
El halo que produce hastío
En un vistazo a vuela pluma, donde además todos esos políticos están por debajo de los 60 años de edad y la gran mayoría en el grupo etario de los cuarenta, parecería que el cambio ya se ha producido. O que no se puede hablar de enquistamiento de los políticos, con la salvedad de Tías y Tinajo, con dos alcaldes que han cerrado el acceso a generaciones enteras de sus partidos por su férrea voluntad de permanecer, aunque sea convirtiéndose en un tapón al desarrollo de sus municipios. Alcaldes y presidenta nuevos, personas jóvenes, medianamente formadas. Todo, a simple vista, daría la impresión que va bien. Pero hay un halo que enturbia esos datos y da la razón a la población que sigue con hastío y desilusión el errante camino de sus políticos.
Ese halo que cubre la renovación es real. Y se debe fundamentalmente a que esos alcaldes y presidenta beben de la fuente contaminada de la vieja política lanzaroteña. En el caso de la presidenta, porque se retroalimenta con el asesoramiento de sesentones criados al borde del precipicio anterior. El resto, porque cuenta con una dilatada vida política sumergida en los comportamientos viciados, si exceptuamos a la alcaldesa de Haría, Evelia García, una excelente odontóloga que entró a la política en las pasadas elecciones por curiosidad, pero que tiene al “viejo zorro” Pepe Torres, exalcalde del lugar, ex presidente nacional de CC, ex afiliados y cargo orgánico del PSOE y único presidente de la Plataforma del Municipio de Haría (PMH), para que la oriente en esas lindezas del pasado.
“Rata de dos patas”
En el caso de Óscar Noda, cansado de que lo estuvieran confundiendo con una buena personas por desconocimiento, fichó al militante del PP Joel Delgado, que han echado, en su partido, hasta de los chat de afiliados, para que lo pusiera a la cabeza del hipotético despilfarro insular, y lo sumergiera en campañas más propias de las canciones de Paquita La Del Barrio y sus letras de “Rata de dos patas”. Es la primera vez en la historia, creo, que un político que es considerado un “buen chico” se empeñe en demostrar, cueste lo que cueste al Ayuntamiento, que no es tan bueno. Y yo que le conozco muy bien, de largas conversaciones y de ver sus sobresaltos de soberbia, sigo sin entender qué lleva a un ser, por muy megalómano que pueda ser y los complejos políticos sobrevenidos que posea, a depositar en manos de un suicida político, que ha demostrado desde muy pronto su repulsa por la norma y el sentido común, su futuro personal y político. Sigo sin entenderlo, aunque reconozco que, desde la distancia, se aprecian un poco mejor los paralelismos.
Alcalde o alcaldesa, pero nuevo o nueva
En Teguise, voten lo que quieran que vote, los ciudadanos van a contar con un nuevo alcalde o con una alcaldesa por primera vez. Podrá salir de la plancha de CC o de la del PSOE, ambas luchan por ser la más votada, aunque Olivia Duque retiene la ventaja de ir por un partido nacionalista que lleva años gobernando en un municipio que, desde que Dimas Martín se apoderó de él en 1983, no ha tenido un alcalde socialista, a pesar de toda esa historia escrita en España, en Canarias y en Lanzarote, por los del “puño y la rosa”. Y ese es otro aliciente para el incombustible Marcos Bergaz, que sería el mejor diputado de la historia de Lanzarote si no fuera porque en el PSOE al Marcos que quieren es al del Tinajo, que tan bien hace de Lazarillo de Pedro Sánchez, en vacaciones como las de ahora en la isla, del presidente español. Esa es parte de la razón que crea zozobra en el electorado local.
Sinceramente, es difícil animar a los electores. Mucho peor cuando vez que los programas y verborreas políticas al uso recogen de todo menos respuestas realistas a las necesidades y problemas que tenemos que afrontar. Ya pasó en el 2019, y seguimos con los mismos problemas que teníamos, empeorados por los intereses de demora del tiempo, y todo me da que acabaremos está campaña hastiados de una retahíla de memez, perfiles falsos e insultos varios y con la absoluta convicción de que ninguno aporta nada. Que solo vienen a recoger. A recoger sueldos, a enchufar a asesores, a desplegar guerritas y guerrillas personales y poco más. Y el problema grave es que necesitamos de la política para cambiar esta realidad que nos atosiga. Estamos en sus manos pero me temo que acabarán, de nuevo, poniéndonos mirando para Cuenca. ¡Y tan jóvenes y en tan poco tiempo!