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¿Qué hacemos con el  complejo agroindustrial de Teguise?

 

 En el sector primario hay quienes afirman: "lo mejor será pasarle una pala mecánica y construirlo de nuevo". Y no les falta algo de razón a tenor del estado que presenta muchas de las naves en sus estructuras, paredes y techos.

Los hay también que se preguntan: ¿es apto el suelo para establecerse industrias de transformación agrícolas-ganaderas? Incluso, algunos sospechan de la posible existencia de deudas que haría inviable cualquier actuación que se pretenda realizar.

 Finalmente otros, entre los que estamos nosotros, consideramos al complejo merecedor de una oportunidad en aras de lograr la finalidad para la que fue diseñado: "apoyar y desarrollar el sector primario insular". Estas fueron a principio de los años noventa unas bonitas palabras pronunciadas a bombo y platillo en el acto de su inauguración, aunque desgraciadamente pronto se quedaron en el olvido.

 La realidad es que hoy asistimos a un continuo abandono de tierras de cultivo por toda la isla, donde sólo y a duras penas se mantienen las parras. Pero, el resto de cultivos como son las papas, cebollas y legumbres van poco a poco desapareciendo, pues cada año que pasa se planta menos. Por poner un ejemplo: en la última campaña apenas se cosecharon 200.000 kilos de cebollas (si es que se llegó), cuando en el pasado más inmediato cualquier año se recogían millones de kilos.

Algo tendremos que hacer si queremos revertir esta situación y aspiramos a incrementar nuestro nivel de autoabastecimiento alimentario, máxime cuando estamos más obligados por el hecho de vivir en una isla. Todo ello pasa necesariamente por una implicación mayor de las diferentes administraciones públicas con los agricultores y ganaderos, mediante la cesión de las infraestructuras adecuadas para el desarrollo de sus actividades. En este sentido consideramos de vital importancia la recuperación del complejo agroindustrial.

 A los efectos de poder alcanzar dicho objetivo sería conveniente constituir una comisión integrada por: técnicos del Cabildo (única administración insular con capacidad para ponerlo en marcha), técnicos del Ayuntamiento de Teguise (propietario de casi todas las naves) y por representantes de las asociaciones de agricultores y ganaderos (verdaderos conocedores de las necesidades del sector). Los trabajos de esta comisión estarían dirigidos a despejar las dudas sobre la calificación del suelo, la titularidad de las cámaras de frío y demás equipos industriales. Por último, se redactaría un proyecto que posibilite rehabilitar y modernizar las instalaciones para ponerlas a disposición del agro insular.

La disyuntiva es la siguiente:

-Nos ponemos mano a la obra en la búsqueda de una viabilidad al complejo (aunque sea construyéndolo de nuevo), ya que no va a venir nadie de afuera para hacerlo por nosotros. Todos siempre hemos pensado que la idea de su puesta en funcionamiento fue un gran acierto. Entonces, ¿por qué no luchamos para hacerla realidad? También todos coincidimos en que su gestión ha sido desacertada. Lo que obligaría de cara a su reapertura  a llevar su administración  bajo criterios absolutamente profesionales y lejos de todas siglas políticas.

  -O, por el contrario, dejamos que sigan pasando los años sin hacer nada, y así los futuros habitantes de la isla se  preguntarán: “¿Qué hacemos con el complejo agroindustrial de Teguise?”.

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