PUBLICIDAD

Lucha canaria, promoción y televisión

Los que superamos ya los cincuenta años disfrutando del espectáculo deportivo de nuestra lucha canaria solemos recordar con nostalgia el último lustro de los años ochenta. En aquella época, recién estrenada la Federación de Lucha Canaria como ente supremo e independiente de la gestión de nuestro deporte vernáculo, disfrutábamos de un espacio en televisión de máxima audiencia en RTVE, dirigido por mi amigo José Manuel Pitti, que veían cientos de miles de canarios de las ocho islas. En aquellos tiempos, ayudaba mucho que solo hubiera una televisión y que todos los canarios vieran la luchada. Recuerdo anécdotas muy curiosas de aquellos años, cuando veías a los luchadores en las fiestas universitarias de La Laguna después de acabar la luchada del viernes. De una y otra isla, los luchadores juntos disfrutaban de la noche de La Laguna en hermandad. Recuerdo también que después de comentar alguna luchada con Pitti, que apenas se me veía unos segundos cuando me presentaban, al llegar a La Laguna me saludaban estudiantes de todo tipo como si hubiera acabado de salir de “Operación Triunfo”. No les cuento como era con el propio Pitti, cuya fama sigue manteniendo treinta años después.

Está claro que ya nada es igual. Que la audiencia está repartida en decenas de canales, plataformas, redes sociales y no sé cuántos más. Que ya no se puede tener de patrocinador a Fortuna o Coronas como en aquellos tiempos y que otros deportes foráneos se han consolidado con éxito en nuestros pueblos y barrios. Todo eso es cierto. Pero no es menos cierto que nuestra lucha canaria tiene una potencialidad deportiva tremenda y está arraigada como un valor propio entre los canarios, incluso en aquellos que nunca han visto una luchada ni tienen pensando verla. Pero está claro que estamos en unos malos momentos. La lucha canaria no representa social ni deportivamente lo que era hace cuarenta o treinta años, sin necesidad de ir más atrás. Que se entulla un terrero en Arrecife,  único que tenía, y se viva el deplorable suceso con normalidad, hiere a las personas con la mínima sensibilidad con el patrimonio cultural de las islas. Nos hemos quedado atrás en una comunidad autónoma de más de 2 millones de habitantes, que crece poblacionalmente sin control con la llegada de personas de afuera que viene a residir a un lugar totalmente desestructurado a nivel cultural, además de social.

Esta situación no se revierte tomándose cada no la ley por su mano. No, todo lo contrario. Hay un ente federativo, con los clubes y luchadores, que hay que potenciar y ordenar. Y apoyar. Hay que promocionar la lucha canaria en la base, como en otros deportes, con técnicos cualificados, potenciando los valores en los chinijos y ganando confianza con sus padres, a los que hay que involucrar en este proyecto cultural y deportivo. Hay también que tecnificar la lucha canaria senior, premiar a los luchadores que muestran las técnicas, que engrandecen el espectáculo y no priorizar ganar o perder una luchada. Debemos tener una lucha canaria que enganche a los que van por primera vez en los terreros. Y hacer retransmisiones por gente joven, que sean capaces de comunicar emoción y conocimiento a los chinijos, utilizando la tecnología para enseñarles qué pasa desde que los luchadores pegan hasta que caen. Algunos se aburren porque no conocen las técnicas, porque creen que  da igual levantarlo para un lado que para otro, levantarlo con los pies juntos que separados, con uno adelante que los dos juntos, por solo mencionar lo básico que se desconoce. No sirve cualquiera para trasmitir emociones y conocimiento a la gente joven y despertarles la curiosidad. Otra cosa es difundir luchas para entendidos, a los que nos da lo mismo lo que digan los hipotéticos comentaristas porque nos bastan las imágenes para saber qué ha pasado. Es así de sencillo. Promocionar algo es divulgarlo en el idioma y cultura del que lo recibe. Si no, no sirve si no para que se entretengan y facturen los que lo hacen. Y en la lucha canaria hace falta todavía gente que aporte, que dé un plus y hay que buscarlos en nuestra juventud, muy bien formada pero alejada de lo nuestro.

Tuve la oportunidad de invitar y estar cerca de una decena de veintañeras y veintañeros de Lanzarote en la final insular del pasado fin de semana en Tao. Disfrutaron de lo lindo con un terrero lleno de gente y luchadores que fueron a luchar. Se quejaban de que no entendían nada, pero les encantaba la dinámica. A pesar de tener más de veinte años, y de ser nacidos y residentes en Lanzarote, nunca habían ido a una luchada. No son una excepción. La gran mayoría de los jóvenes de Lanzarote no han estado en una luchada, ni se van a poner a ver una luchada por televisión o en las redes sin que nadie les explique, de una forma atractiva para ellos, de que va el deporte que practicaron sus antepasados y que todavía practican unos héroes locales casi en la marginalidad.

Solo hay una forma de salir del ostracismo: la implicación decidida de todas las escalas de la administración con las federaciones insulares y regional y evitando los chiringuitos de personas que se creen que la lucha canaria les corresponde a ellos solos. Que tienen derecho a utilizar algo de todos en beneficio propio sin el más mínimo respeto. Si no se apuesta de forma decisiva y se acaba con comportamientos insolidarios, iremos a peor. No les quepa la menor duda. De hecho, no nos ha dejado de ir peor. Ya es hora de unirnos y revertir esta situación y que gane la lucha canaria de verdad y de una vez. Espero sentado.

Escribir un comentario

Código de seguridad
Refescar