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Aspirantes al Senado (I)

 

Nos esperan batallas electorales reñidas (XXXIII)

Les reconozco, de entrada, que me da una pereza tremenda escribir sobre estas elecciones generales en su vertiente local. Me imagino que ya llego cansado al caluroso julio después de la larga campaña de las elecciones locales, que es más intensa en Lanzarote. Pero habrá que cumplir, ya que el visitante ocasional de la isla Pedro Sánchez se empeñó en encadenar las unas a las otras sin tener en cuenta el trabajo extra que significaba para todo el mundo. Pero bueno, sus razones tendrán. Y habrá que atenerse a la realidad.

Antes que nada habría que hacer una aproximación a las candidaturas al Senado por Lanzarote, verdadera batalla insular, ya que al Congreso de los Diputados la lista es provincial y la superpoblación de Gran Canaria deja a Lanzarote y Fuerteventura en el alero. Aunque, es cierto, en esta ocasión tengamos a una Dolores Corujo, herida por su derrota al Cabildo, al frente de la candidatura provincial del PSOE, hecho realmente inédito, ya que siempre han sido cabezas de lista residentes en la isla más poblada. Son siete candidaturas las que juegan la liga al Senado por Lanzarote, aunque, como en cualquier liga, los hay con muchas probabilidades de sacar un voto más que el resto e instalarse en Madrid en la Cámara Alta y otras con iguales posibilidades de quedarse a años luz de los primeros.

Luchando por entrar en el Senado, realmente hay dos. Es una agarrada directa entre el PSOE, que tiene al senador actualmente, y el PP, que pretende beneficiarse de esa ola que no apareció en Lanzarote en las locales para volver a conquistar la Moncloa.

El PSOE repite con Manuel Fajardo Palarea, que fue candidato al Senado en el año 2000 por primera vez, la primera vez también que participaba en política y lo hacía como independiente en la candidatura del PSOE. En aquel 12 de marzo no pudo con Dimas Martín, que le sacó casi el doble de votos,  contra el que volvió a perder en las elecciones al Cabildo en el 2003, ya convertido en secretario insular del PSOE. Pero sí ganó con soltura en 2019, en la ola de Pedro Sánchez y ahora es el candidato no solo con más probabilidad de salir elegido sino también con más experiencia y más hechura de todos. En el Senado, un abogado de alto potencial relacional como Manuel, se mueve con una soltura y eficacia incuestionable. ¿Para qué cosas? Eso ya es otro cantar que yo también desconozco. Fajardo Palarea lleva de suplentes a Cristina del Mar Duque Ramírez, que se apunta a un bombardeo y a lo que sea, y a Miguel Merino Bermejo.

El segundo candidato con opciones, por aquello de que en estas elecciones el electorado vota mirando a los líderes nacionales y no ve a qué y a quiénes realmente está votando, es Jeziel Martín Arrocha, que tuvo unos resultados muy discretos en una plaza tan difícil como socialista, como es San Bartolomé. El joven candidato del PP no cuenta con una enorme popularidad, su experiencia política se reduce a ser asesor de Astrid Pérez en la Alcaldía de Arrecife y, ahora, concejal de San Bartolomé y dudo que lo conozca el 10% del electorado de Lanzarote. Pero eso es lo de menos. Otros candidatos, de su propio partido, del PSOE y llamativamente también de Podemos, ganaron la plaza del Senado en la isla con niveles de popularidad parecidos. La cosa se decide por las ganas que tenga el electorado lanzaroteño en que Feijóo llegue a La Moncloa y el nivel de dispersión del voto entre el Congreso, cámara que elige al presidente, y el Senado, cámara que representa los territorios. La impresión que tenemos, avalada por los resultados locales, es que la ola se resiste a llegar a Lanzarote. Y eso perjudica a Jeziel y beneficia a Fajardo para repetir. Lo que sí es cierto es que Jeziel no será un obstáculo para que, en caso de que se quiera apoyar al PP, se haga conociendo el perfil del candidato, del que trasciende solo cosas positivas, aunque inocuas desde el punto de vista curricular político. Llevará de suplentes a la ex de Ciudadanos y actualmente concejala por el PP en Tías, la joven Saray Rodríguez Marrero y al dicharachero cartero de Arrecife, buena persona donde las haya que pasó del  PSOE al PP,  Abraham Romero Santana.

Fuera del PSOE y el PP, siempre con el PSOE mejor situado, ningún otro partido, a priori, parece con opciones. En el caso de CC, hasta ellos mismos son muy conscientes de las dificultades y ya pusieron candidatos pensando más en el futuro que en el Senado. Así se explica que sea el candidato Emilio Machín Borges, concejal desde 2019 en el Ayuntamiento de Yaiza, que no salió del todo bien parado en las elecciones locales al sacar un edil menos de los que ya tenían en el mandato pasado. Está claro que esta campaña le servirá para ganar enteros a nivel interno pero todo apunta a que los resultados no serán, ni por asomo, los necesarios para superar a los dos grandes partidos estatales, con lo que aspira más al bronce que al oro en esta competición convocada de forma tan precipitada. Solo Dimas Martín, y Cándido y Juan Pedro Hernández con su apoyo, consiguieron llegar al Senado fuera del paraguas de uno de esos dos partidos. Pero, claro, en esos años, del 1989 al 2003, la política insular estaba liderada, de forma incuestionable por Dimas Martín y el partido creado por él mismo a su propia semejanza: el PIL. Sobra decir que Emilio no es Dimas. Ni tan siquiera Fabián Atamán ni Dimitas. Y lo mejor de todo es que él lo sabe, con lo que no ganar no será un fracaso para él. Le acompañan como suplentes María Dayana Pérez Concepción y José Bruno Ramírez Cubas, de quienes no dudo de su valía, pero a los que no conozco de nada.

Estos son los tres principales partidos y sus candidatos. Mañana seguiremos con los cuatro restantes que presentan menos potencialidad, pero en esto nunca se sabe del todo. Recuerden la sorpresa que nos llevamos en el 2015 cuando el joven vecino de Tías José Ramón Galindo González se convirtió en el primer senador de Lanzarote residente en este municipio por Podemos. Cuando se trata de la voluntad popular hay que ser muy cautos. Y las ciencias sociales no son las matemáticas. Aunque tampoco hay que obviar el valor científico de las mismas. Ya les cuento mañana.

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