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El botín

Nos esperan batallas electorales reñidas (y XXXVI)

Desde tiempos inmemoriales, las personas, muy especialmente los hombres, se han aventurado a las guerras más cruentas y las acciones más aberrantes en busca del botín. Detrás de la oportunidad de hacer riqueza con lo del otro, con lo del enemigo, que pudo haber sido amigo no hace tanto. Se despedían de las familias, portaban las armas de cada momento e iniciaban campañas interminables ilusionados con volver a casa con la saca llena de oro, dinero y lo que fuera, siempre que tuviera valor suficiente para tornar su vida en vidorra. Aunque lo parezca, no es casualidad que en la política también haya campañas y batallas, pero aquí las adjetivan como electorales. Lo que nadie duda es que hay un botín, un maná casi inagotable que se arrebatan unos a otros, aunque siempre nos digan que es nuestro, de todos. También aquí, desde tiempos inmemoriales, los hay que se embarcan en la política con el único propósito de participar en el reparto del botín. Además, sus movimientos posteriores a la campaña no se pueden explicar sin tener en cuenta ese propósito tan histórico como deshonesto.

Después de 35 artículos en  esta serie “Nos esperan batallas electorales reñidas” llegamos al trigésimo sexto con las batallas electorales acabadas. Por el momento. Durante estos meses del año 2023, hemos visto como se hacen listas, como se pugna por la plaza en las campañas electorales y cómo conquistan ayuntamientos, cabildos y parlamentos, en forma de concejales, consejeros, parlamentarios autonómicos, presidentes, alcaldes, diputados y senadores. Lo primero que hacen, como aquellos desesperados soldados después de derribar murallas y conquistar pueblos, es preguntar por el botín. Y empiezan a ponerse cargos, y sueldos al máximo permitido. No importa de dónde vengan, ni qué experiencia ni ganas de trabajar traigan. Eso es lo de menos. El botín no pide graduaciones ni voluntades, solo mide el poder que se tiene entre los invasores y las garantías que dan para no romper las jerarquías dentro del ejército, banda o partido. Es una simplificación adornada con protocolos y normas hechos por ellos mismos para garantizar el botín, que reproduce a la perfección la gratificación de las hordas pasadas.

¿Qué otra cosa, ajena al botín, puede justificar movimientos que estamos viendo ahora, acabada la batalla electoral, en pleno acomodo de todos? Nada. Nos dicen que quieren llegar para transformar los espacios, para mejorar nuestra calidad de vida pero, en cambio, todas las decisiones las hacen poniendo por encima de todo el reparto del botín entre las banderías participantes.  ¿Qué justifica que José Montelongo deje el Ayuntamiento de Arrecife a poco más de un mes de ser elegido, donde tenía una concejalía fundamental para el desarrollo de la ciudad como Urbanismo,  para acabar  dirigiendo la Escuela de Servicios Sanitarios y Sociales de Canarias (ESSSCAN), perteneciente a la Consejería de Sanidad, sin tener ninguna experiencia ni formación vinculada con la misma? Efectivamente, la única que se me ocurre es la diferencia de sueldo entre un cargo y el otro. Lo comprobaré. Y se los contaré.

¿Qué puede hacer resucitar  a un muerto en política? A un muerto políticamente, claro. Si alguien abandonó la política hace cuatro años, después de 20 de pleno ejercicio, diciendo que quería descansar y que ya había cubierto su etapa política, ¿por qué vuelve para desarrollar un cargo sin demasiado renombre pero mejor remunerado que la jubilación de un profesor? Pongamos que hablo de Luis Celestino Arráez, del que, por cierto, guardo como oro en paño unos audios que me envió días después de abandonar la política en 2019, minutos después de que leyera el artículo que le dediqué reconociéndole méritos de sus dos décadas de generosa y bien retribuida actividad política. Pensé que no me daría otra oportunidad para hacerlos públicos, después de no publicarlos en aquella ocasión, aunque lo barajé. Ahora será el responsable de la Dirección General del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), perteneciente a la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Soberanía Alimentaria.

Que los alcaldes se suban el sueldo a lo máximo, que liberen a todos sus concejales, incluso bordeando la legalidad con porcentajes de liberación irrisorios, que llenen sus administraciones de asesores que no han sido capaces ni de solucionarse su propio sustento, que permitan el sostenimiento de amigos vampiros que viven a costa de desangrar el erario público es propio de esta fase del reparto. El botín es el principal objetivo. El resto de las partidas solo tienen el propósito, visto por el político, de evitar la rebelión de las masas y la pérdida de la plaza.

Al reparto del botín responde también dejar en manos del popular Ángel Vázquez, para él solito, todo el control del ente de los Centros de Arte, Cultura y Turismo (CACT). Será el gerente, el consejero delegado y el presidente del Consejo de Administración. El presidente Oswaldo dice que se le deja porque conoce los Centros y porque tiene experiencia. "Reúne el perfil técnico indicado y tiene la experiencia, las ganas, la capacidad y el conocimiento necesarios para llevar la empresa pública a alcanzar los objetivos propuestos", remarcó Betancort. Yo estoy convencido de que Oswaldo no habló con los compañeros de trabajo de Vázquez en AENA, a la que no quiere volver ni loco,  para llegar a esas conclusiones tan bonitas como cuestionables. En realidad, el presidente tenía que haber dicho que lo dejaba todo en sus manos porque era el botín de guerra del PP, fruto de las negociones del pacto, que consolidan la conquista. Estoy convencido de que ese abandono de los CACT en las manos de un único político y ningún gestor profesional dará titulares más pronto que tarde. Con tanto quebranto económico como gravedad política.

Tampoco se justifica demasiado bien que Migdalia Machín estuviera cuatro años echando de menos el Parlamento, recordando tanto lo que le gusta la vida parlamentaria, y a la menor oportunidad se raje de allí para sentarse en el Consejo de Gobierno de Canarias, a la diestra o siniestra del presidente Clavijo. Ahora vuelve al Ejecutivo y carga su Consejería sin olvidarse de los apoyos necesarios para no perder el control de su debilitada organización en Lanzarote. Por el momento, ya aceptó, por encargo de su querido hermano Jesús, nada que ver con el de Nazaret, que este es de La Vegueta, poner a Daniel Morales como director general de Juventud. Aunque, en este caso, no me parece mala idea, y estoy por pensar que no solo tiene capacidad y formación sino también el perfil esperable para el cargo. Porque Migdalia y Jesús son hermanos y de la congregación de Tinajo pero nada tontos.

Evidentemente, el botín es casi inabarcable en estos primeros meses de reparto, recién producida la conquista. Hay muchos más e irán saliendo. Pero este artículo final de esta serie electoral solo tenía el objetivo de evidenciar lo que es el botín con casos muy claros, para no dejar lugar a dudas. Pero claro que hay muchos más. Muchísimos más. Y solo en la primera tanda. A la que seguirán una segunda y hasta tercera para atender aquellas que necesitan modificaciones de normativas para que el botín tenga garantías legales. Exactamente como se ejecutaba en aquellas invasiones en las que lo primero que se hacía, después de expoliado y repartido la masa monetaria y la de valor inmediato,  era anunciar que en aquellas tierras quedaba abolida toda norma que fuera en contra de las del conquistador y sus intereses.

No hay batalla electoral sin sueños de botín. Y cada uno aspira a lo suyo de acuerdo con su condición. Es la misma ilusión para el soldado que el general, aunque las partes difieren significativamente. Que se reparta el botín. Queda dicho. Punto y final.

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