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Fallece José Luis Rojas, el reportero total de Lanzarote

Su despedida será hoy, a las 14:00 horas, en el Tanatorio Mémora, donde se encuentra su capilla ardiente desde ayer

 Ayer, 28 de diciembre, a los 79 años de edad, falleció José Luis Rojas Tejero a consecuencia de la complicación de su estado de salud, delicado en los últimos años debido a una serie de enfermedades que tuvo que afrontar. El que estaba considerado como el reportero total de Lanzarote tiene instalada la capilla ardiente en el Tanatorio Mémora, en Arrecife, donde hoy, viernes, día 29 de diciembre, a las 14 horas, se le despedirá por última vez junto a sus familiares, amigos y personas que le conocieron a lo largo de más de 50 años de ejercicio profesional y residencia en Lanzarote.

Los que tuvimos la oportunidad de trabajar al lado de José Luis Rojas, conocemos su valor profesional y personal. En mi caso, me lo encontré al llegar a Lancelot, a mediados de los años 80 del siglo pasado, donde él era una de las figuras estelares de un semanario que buscaba la manera de arraigarse y prosperar como el único medio escrito de la isla. “Hay que tener material, el material es fundamental” me repetía incesantemente sin yo saber exactamente a qué se refería y sin dejar de hacer fotos. Disparaba tanto y a tantas cosas que muchos pensaban que lo hacía sin meter más rollo que el que él te soltaba al explicarte la necesidad de contar con miles de fotos, casi todas parecidas, de un mismo hecho, ya fuera una rueda de prensa, un accidente de tráfico o un acto social. Pero sí que tenía rollo y sí que costaba una fortuna revelar y mantener el archivo de aquel hombre pegado a una cámara fotográfica. Pero también es verdad que era una gozada ilustrar un reportaje o montar una portada teniendo al lado el abundante material de enorme calidad de J.L. Rojas.

José Luis Rojas creyó en el proyecto Lancelot desde el principio. Desde que empezó en agosto de 1981 y se hizo amigo de Antonio Coll, capitán de aquella pírrica sociedad creada por el propio Antonio, Andrés Pallarés y Aureliano Montero Gabarrón, MONCOLPA, para devolver el periodismo escrito a Lanzarote después de la desaparición de la Antena de Guito Tophan casi una década antes y ponerle la contra al periodismo hegemónico hablado que hacía Agustín Acosta desde Radio Lanzarote. Fue el reportero gráfico total. Que no solo llenaba de imágenes Lancelot, no siempre de buen gusto pero siempre realizadas de forma espectacular, sino que también tenía colaboraciones con agencias nacionales o con la propia revista Interviu, cuando esta era una mezcla de periodismo de investigación, nudismo y amarillismo a partes iguales y con éxito de ventas asegurado. José Luis, por Lancelot, hizo de todo. Miles de fotografías, contrataciones publicitarias millonarias en su etapa de publicista o contactos fundamentales en la que ejerció como relaciones públicas. O charlas hasta el amanecer en cualquier garito con Antonio Coll, viendo si aquello iba o lo otro había que quitarlo, entre trago y trago. Eché en falta en esos tiempos de inicios, la “RO” de su apellido en el nombre de la empresa en el que se le dio acomodo a la primera sílaba de quienes la fundaron.

Rojas Tejero, de segundo apellido sonoro en la extrema derecha pero de ideología y comportamiento de izquierdas y republicano hasta el último momento (su esquela está adornada con la bandera republicana), era al mismo tiempo un apasionado de todo lo que hacía y un testarudo. Si creía en algo se entregaba en cuerpo y alma y no atendía tampoco ni a consejos  ni a rogatorias. Eso le significó también el distanciamiento de amigos y compañeros que pensaron de forma distinta en momentos determinados. Como un tauro, aunque el nació el 23 de febrero de 1944, cuando todavía faltaba poco más de un año para que acabara la segunda contienda mundial, prefería resistir en su “trinchera urbana”, llena de convicciones y pasión pero también de diferencias y exigencias a las que no renunciaba ni quería dejar.

Fue un hombre generoso, que ayudó a todo el que se lo pidió mientras pudo y hubo una época en la que pudo mucho. Y vivió lo suficiente también para descubrir que la generosidad no siempre es de ida y vuelta. Que vivir tan enfrascado en el presente nos puede dar un futuro de dificultades. Que dejarlo todo en manos de los demás puede ser una invitación a quedarnos sin nada y sin nadie. Pasó sus últimos años envuelto en dificultades, con el solo apoyo de sus familiares, con un archivo fotográfico inmenso que nadie ha querido valorar en su justa medida, conservar como se merece y enseñarlo a la comunidad como la imagen más real de lo que hemos vivido en estos últimos cuarenta años de permanente cambio social, económico y político de la isla. Quizás por su forma de ser, quizás por su forma de pensar, quizás por agitar la bandera de sus amores ante los que no han tenido más bandera que su propio ego y bolsillo. Pero él se va orgulloso de lo que hizo, con su bandera republicana en el corazón y en la esquela, y dejando huella en aquellos que supimos, gracias a personas como él, que ser periodista es mucho más que una profesión: es una forma de vida, sin horarios, sin límites, sin cortapisas. Y a veces hasta sin amigos y sin reconocimiento explícito.

Hasta siempre, José Luis. Fuiste como quisiste ser. Tu huella queda, llévate tu paz y nuestro afecto.

Comentarios  

#1 Francisco Fajardo 29-12-2023 07:33
Hasta siempre amigo Rojas; Gracias por confiar y apostar por mí desde que nos conocimos; Fuiste único y lo seguirás siendo desde donde estés. Sin duda una gran pérdida para la profesión y para la sociedad. Un abrazo para su familia y amigos. Nos quedará su gran discípulo Hugo R.
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