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Carta desesperada a los Reyes Magos

 

Estimados Reyes Magos:

No quiero que esta carta peque de hipocresía, así que vaya por delante que, desde la tierna edad de siete años,  no creo en ustedes. No es que yo fuera un adelantado, sino que me atrincheré bien detrás de la puerta del cuarto de mis padres y vi como mi madre le leía a mi padre la carta que yo les escribí a ustedes. Mi madre leía y mi padre suspiraba. Hasta que acabó la lectura mi madre y mi padre sentenció: “Pero este chinijo se piensa que somos ricos. Mujer, que tenemos 11 hijos y no sé ya ni cuántos nietos”. Me quedé dudando, pero salí de detrás de la puerta dándole vueltas al cabreo de mi padre y até cabos. La decepción fue grande pero gracias a ella recibí con resignación el tijeretazo que los “Reyes” le hicieron a mi carta de cuatro folios y pico escritos por delante y por detrás con letras tan grandes como mala caligrafía.

Aunque cada vez entiendo menos esta tradición de los Reyes Magos y más a mi padre, no voy a perder la oportunidad, creo que la última aunque estemos a principios de año, para que alguien ilumine a los desalmados y desalmadas que nosotros, de forma tan voluntaria como equivocada, elegimos para que nos gobiernen.

Estimados Reyes, ustedes saben cómo sé yo, que no hay un voto equivocado. Que todos fueron a parar donde cada vecino y vecina quiso. Y que la gran mayoría de ellos sabían perfectamente que los nombres de la papeleta que metían en la urna, a través de la pelada rendija, no deberían ni figurar en la candidatura a presidir una asociación para defender el juego del boliche como deporte olímpico. Pero ya saben ustedes que los políticos de aquí, en lugar de gestionar, se dedican a hacerles la competencia a ustedes durante todo el año. Incluso en estas fiestas, los utilizan a ustedes para ganar adeptos y votos. Ellos ya no gestionan, ahora son magos. Hacen una cosa y consiguen que la gente vea otra. Y viven como Reyes. Lo que les decía, señores Baltasar, Melchor y Gaspar (perdonen que altere el  orden de los nombres, pero ya es hora de que el negro vaya por delante), son los nuevos Reyes Magos, aunque algunos mal pensados les llaman los reyes vagos. Entonces, están todo el año repartiendo juguetitos, subvenciones, golosinas, regalos para engatusar al personal, como señuelo bendecido  por un pueblo que pierde calidad de vida por inoperancia de esta “monarquía local”, salida de entre nosotros pero que alcanzan su propia estrella desde que tocan poder.

No les pido, estimados Reyes, que denuncien a estos patanes “del tres al cuarto” que se creen con todos los derechos del mundo porque han conseguido engañar a su gente con promesas baldías, abusando de su confianza y muchas veces de la ignorancia que comparten. No, no quiero que les denuncien por plagio, ni a las altas instancias de la magia y la Corona. Solamente les pido para ellos un poquito de cordura. Para ellos, y para mis conciudadanos. Porque esto ya no va de carbones, ni negros ni blancos, sino de cabrones nada empáticos que encargan millonarias encuestas para saber lo que quiere la gente y se gastan otra tonga de millones para que no se den cuenta de que no están haciendo nada.      

Solo quiero que esos cientos de personas que viven en Lanzarote del cuento político al margen de la realidad de la isla, a pesar de que son elegidos y bien pagados para que lideren la toma de decisiones, perciban que algo ha cambiado. Que llegamos al punto de inflexión. Que 2024 es el año del pico y la curva y que toca coger la pala para solventar los problemas. Que sea el año en el que la gente no se deje comprar por un traje de carnaval, una subvención para no sé qué equipo o qué actividad, por un bote de pintura o porque miren para otro lado mientras se hacen un cuarto de aperos o convierten el garaje en dormitorio. Que se den cuenta que están cambiando esas cositas por grandes cosas imprescindibles para ellos y los suyos. Para todos nosotros.

Si nos callan la boca haciendo de Reyes Magos en agosto o marzo, y muy especialmente en el semestre del año electoral, no responderán de sus culpas por tener una sanidad deficiente, una educación limitada, un transporte público deplorable, un ciclo del agua pendiente y un suministro desastroso, una energía alternativa entre nonata y oxidada, una insuficiente planta de viviendas y un turismo alocado, cada vez más turistas para menos ingresos familiares.

Estimados Reyes Magos, les pido a los tres juntos y por separado, que metan cordura y dignidad. Y si tienen que meter en la cárcel a alguno tampoco se priven, que no tendrán razón para quejarse. Seguro.

Ya sé que pido mucho. Pero es que lleva mi pueblo pidiendo poco desde hace ya muchos años a estos falsos reyes. Ahora bien, si cumplen ustedes, yo me comprometo a creer un poquito más en ustedes. E, incluso, me comprometo a hablar con Tere, para que convenza a sus hermanos Viñoly, y los tres próximos guelfos que nazcan en el Vallito de Uga vayan a parar, cuando se conviertan en majalulos, a Oriente, en forma de “plan renove”, para que cambien ustedes, de una vez, su flota milenaria de camellos.

Comentarios  

#2 caperucita roja 04-01-2024 12:18
Feliz año nuevo D. Manuel. Genial artículo. Me uno a sus peticiones a los Reyes Magos. Le digo, en secreto, que la última no voté ( mis amarguras son menores que las suyas).
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#1 yo 04-01-2024 09:45
muy buena carta Manolo
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