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Al 2025

«Ten piedad, tiempo»

Esto pide Enrique García-Máiquez en la entrada de un poemario y eso pido yo. El 2024 se me ha escurrido como agua entre las manos. En general, podríamos decir que ha sido un año triste y complicado. En la lejanía, en ese rincón particular y tan minúsculo del mundo que yo ocupo, ha sido un año bonito. Un año sin fiebre. Un año sin quebranto personal. Todo mi dolor en 2024 se ha concentrado en mis compatriotas valencianos. Y no les olvido ni uno sólo de los días.

Cuando tienes un hogar que nutre y sana, el año es una brisa. Y una se alza saltarina entre los días con esa alegría de vivir que es purita misericordia del Corazón más grande. El Sagrado. Ese al que digo cada mañana: «En Vos confío».

He sido obstinada en esto de ser feliz. En estar alegre, que más que alegría es fortaleza, virtud cardinal que cultivo con el esmero de un jardinero de Versalles. Ahuyentar el abatimiento es mi radicalidad. Dice Esperanza Ruiz que cada uno elige en qué ser radical. Yo elijo no dejarme aminar. Elijo sonreírle a la adversidad. Escucho y leo a mis admirados articulistas (mención especial aquí a Hughes, Ruiz-Quintano, Esperanza Ruiz y Javier Torrox) y lejos de desmoronarme por la aplastante realidad que nos muestran a diario, me siento como un soldado de los Tercios. Ellos me comandan. Y acudiré siempre a su llamada. Ha muerto Dalmacio Negro y tengo uno de sus últimos libros en la mesa de los libros «de consulta». Siento su vacío como supongo en su día se lloró a Trevijano. Los dos pensadores políticos más importantes de nuestro siglo cursante y el pasado. Los que nos ayudan, eternamente ya, a acallar la algarabía impertinente que nos conduce siempre al final equivocado. Como dijo Emerson, «no hay ahora hombres más extraordinarios que los que ha habido siempre.»

Necesito que el lector parpadee llegado a este punto.

A la mar. Isleña en todas las categorías humanas. Un alma que suena a mar es tranquila y el universo se le rinde. Un alma que hace, comprende. Un alma que conoce, ama. Nadie se arrepiente de su propia sencillez al llegar a la edad madura. Como nos avisó Tolstói, el agua nunca permanece en la cima; fluye humilde.

El amor. Amar todo lo que se toca es un propósito ambicioso y noble. Me acuerdo de David Cerdá y su «Ética para valientes». Es imperativo ser éticos y valientes. Es difícil querer y creo haber entendido por qué. Querer precisa de Bien, Belleza y Verdad. El padre de Estrella Fernández-Martos le dijo que allí donde estén el Bien, la Verdad y la Belleza estará Dios. Dichosos quienes hayan encontrado a Dios. Ser amado y amar requiere coraje. Toda fe requiere coraje. Y el coraje es lo que vence al miedo.

2025, prometo acatarte de forma ejemplar. Justa. Prudente. Fuerte. Elegante.

Acompáñame. ¡Feliz Año Nuevo!

Comentarios  

#3 JAVIER GARCÍA RUPÉRE 04-01-2025 17:59
Te echamos de menos...no te limites a tu isla, mujer...por si todavía recuerdas mis comentarios en "X", soy "Eärendil "( o quisiera serlo)
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#2 Maria 04-01-2025 11:34
Lo mejor de la escritura que tenemos en Canarias.
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#1 Esperanza 03-01-2025 16:12
Yanire es una gran escritora, un alma sensible y una mente despierta. ¡Feliz 2025!
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