¿Profesión? Diputado e indecente
- MANUEL GARCÍA DÉNIZ
Son 70. Porque lo decidieron ellos. Rompieron la triple paridad. Porque lo decidieron ellos. Cobran sueldos, complementos y dietas. Porque lo decidieron ellos. Están ahí, elegidos por el pueblo canario, por cada una de las islas o por todas juntas. Porque lo decidieron ellos. También ellos decidieron hacer una ley de transparencia para todos los políticos, incluidos ellos, en lo que debería ser una forma de autoimponerse el buen gusto, decoro, la ley y el respeto al pueblo que los elige. Y, ahora, deciden, esconder lo que ganan, contraviniendo la esencia de la propia norma, del propio sentido común, y de los fundamentos básicos de un estado democrático: no hay democracia sin información, no se puede valorar si uno se merece lo que cobra, sin quien paga siquiera a través de sus impuestos sepa lo que cuestan exactamente. Porque lo decidieron ellos.
Los diputados canarios, todos, ponen la mano y cierran el pico cuando toca hablar de lo que nos cuestan, de lo que cobran. Hablan hasta la saciedad cuando quieren decirnos todo lo que hacen, cuando estando calladitos quedaría perfectamente reflejado. Pero cuando se trata de explicarnos los ingresos que les proporciona ser diputados se callan. Tendrían que explicar muchas cosas, pero se mantienen calladitos. La primera, como buena representante de todos ellos, la presidenta.
La segunda mujer presidenta del Parlamento de Canarias (se ve que esto de la honestidad puede que vaya por barrios pero afecta por igual a ambos sexos), veterana parlamentaria (¡Por qué será!) lanzaroteña, la popular Astrid Pérez, puesta a hacer el ridículo se saca una fotografía con la hija de Pancho Hernández al ser nombrada presidenta de Nuevas Generaciones obviando que hasta antier la ponía a parir por todas las esquinas porque decía que la traicionó alterándole el orden de los folios en no sé qué discurso. Esa fue explicación suficiente para quitarla de la plancha de asesores populares. Y también para que intentara ningunear a su padre, el que casi se mete también en la lista de oro de los 70 afortunados. Me da que ni Ana ni Pancho pueden ver a Astrid ni en pintura. Pero Astrid no dudó en animar a sus loritos mañaneros para que dijeran que fue ella quien la eligió y que en el PP de Tías estaba ya todo solucionado. Es un ejemplo más de que Astrid habla de todo, y se inventa cualquier película. Pero cuando toca hablar de sus ingresos, esos que se acumulan en su declaración de la renta, y las dietas exentas, se calla como una buena parlamentaria canaria.
Si hay algo más vergonzante que el sueldo/complementos/dietas que los parlamentarios canarios se asignan a sí mismos por hacer lo que no hacen, es la tremenda falta de decoro que tienen en su conjunto. Imagínese de que nivel, que no contentos con ponerse los ingresos que ellos estiman (y si usted compra un parlamentario/a canario/a por lo que realmente vale por su experiencia profesional, dedicación y esfuerzo y lo vende por lo que él cree valer, hace el negocio del siglo), les da vergüenza que los conozcan el resto de los canarios. Porque nuestros parlamentarios/as son unos/as listos/as. Saben perfectamente que su comportamiento, egoísmo y glotonería solamente es equiparable con los que se dan en una república bananera, calificación de la que nos salvamos apenas, teniendo plátanos e indicadores sociales cada vez peores, por el simple hecho de formar parte del Estado español que es una Monarquía Parlamentaria.
Es una parodia tan denigrante y sangrante que duele hasta contarlo. En un archipiélago lleno de problemas, con el precio de la vivienda por las nubes, con los sueldos más bajos del estado español, con el nivel de paro más alto, con los peores servicios y el andamiaje social más vulnerable, los 70 chicos y chicas de oro pasan el rato sustrayendo cantidades de dinero público cada vez mayores para metérselas en su bolsillo. Para afrontar holgadamente, sin estrecheces, lo que el resto de sus conciudadanos sufren sin empatía ninguna por parte de ellos. ¿Realmente a estos y estas los paren los mismos canarios que al resto? ¿Son hijos/as de esta tierra?
Si tenían alguna duda de por qué algunos hacen doblete, ya lo saben. En Canarias, en la política se hace más dinero que poniendo un negocio. Y sin arriesgar patrimonio, sin créditos, sin intereses, sin avales, sin pólizas. Solo con el bla, bla, bla. Y siempre que no sea para dar explicaciones y decir el sueldo que cobran. En ese caso, ni mu.
Los del doblete lo son por partida doble. No parlamentarios, sino indecentes. Cobran el sueldo en el Cabildo o el Ayuntamiento, y se “jartan” de dietas y complementos en el Parlamento. O a la inversa, depende cómo sumen más. ¿Ahora van entendiendo por qué les encanta el doblete, por qué les encanta ser parlamentarios. Y usted creyéndose que era porque allí solucionaban los problemas de Lanzarote. La ejecución de las partidas presupuestarias destinadas a Lanzarote apenas alcanzan los dos dígitos. En cambio, la partida para pagar a los parlamentarios, no solo se agota todos los años sino que año tras año crece de forma exponencial si se compara con las del resto de los residentes canarios. Son todo un ejemplo de la política canaria. Y no es casualidad que allí quieran estar, y están, todos los que quieren vivir bien de la política.
Y ninguno se queja. Ni tan siquiera los que quieren crearse una imagen de revolucionarios sin causa. En eso, Yoné y Oswaldo, Astrid Pérez y Marcos Hernández, Cristina y Marcos, David y Lucía Olga y Alicia Pérez son igualitos. “Ñoosss, esto cobré este mes. Caraajo”. “shhh, calla, calla, de esto que no se entere nadie, esto tiene que quedar entre nosotros”. “vale, vale, qué bueno”.