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SOBRAN MEDIDAS Y FALTAN CONTROLES PARA REDUCIR LOS CASOS DE COVID-19

Se nos dijo que era suficiente con la higiene de manos, mascarilla y distanciamiento social para controlar el caminar dañino del SARS COV-2. Pero cada vez que hay un rebrote y se disparan los casos de covid-19 nos vuelven a poner más restricciones, dando por hecho que las medidas anteriores eran insuficientes. En realidad, todos sabemos que las medidas no son insuficientes,  igual que sabemos que para los políticos es más fácil dictar más medidas que supervisar el cumplimiento de las mismas. Las nuevas medidas se decretan más como un castigo que como un complemento para conseguir mayor eficacia.

Los mismos políticos que suspenden actividades y cierran instalaciones son los mismos responsables  de que se cumplan las anteriores. Pero ninguno puso especial interés en controlar los asaderos, fiestas, terrazas llenas, comercios desbordados y mogollones que se celebraron delante de sus propias narices a lo largo de estas semanas de fiestas navideñas. Ellos parece que prefieren que sus vecinos corran el riesgo de contagiarse a exponerse a perder su voto si les impide reunir, por ejemplo, en sus casas a más gente de la permitida. Tanto es así que los incumplidores no suelen ser, precisamente, personas desconocidas por los alcaldes, concejales y consejeros, más bien todo lo contrario. Y aun así, nadie sabe nada de lo que pasó y por qué paso, a pesar de que sean esos propios políticos los que te cuentan después cómo fue la jugada que hizo que se pasara a estas cifras de contagiados. Así nos va. Ni la pandemia ha podido con esa costumbre tan arraigada en la política local de mirar para otro. ¿Y si la cosa se pone peor? ¡Pues ponemos más restricciones y quedamos como santos!    

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