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¿CRECER MÁS PARA VOLVER A TENER MÁS PROBLEMAS?

Que la isla está abandonada a las manos del diablo, es más que conocido. Lo raro es que con tanta gente de buen corazón y que están pasando necesidades en la isla no se rebelen de una vez.

Si usted sale a la calle después de la diez de la noche en Lanzarote, posiblemente se vuelve a casa sin cenar porque ya ningún restaurante mantiene abierta la cocina más allá de esa hora. Tienen las plantillas ajustaditas a un turno y poco más.

Si intenta ir a Playa Blanca en horas en las que se desplazan los miles de trabajadores que residen en Arrecife pero que trabajan allí, se la come o se lo traga la desesperación. Y si lee las ofertas de trabajo y las contrasta con las listas de parados, cae en la más absoluta contradicción. Peor todavía si tiene acceso a las decenas de millones que se gastan en la isla en la formación de trabajadores parados. Pero si usted es de los que les gusta rizar el rizo y ve demandas de trabajo en la isla y los contrasta con los cursos de formación subvencionados que se imparten, descubrirá que no tienen nada que ver. O sea, que nos gastamos decenas de millones de euros en formar a trabajadores en especialidades que no tienen demanda mientras que las que sí tienen demanda quedan desiertas hasta que llegue el próximo “rubio” a ocuparlas.

Aquí, puesto de trabajo que se crea, puesto de trabajo que se cubre con un nuevo recién llegado. Y ahora se están demandando cientos con lo que llegarán cientos de nuevas familias. Resultado: que seguimos creciendo, inaugurando nuevos hoteles y demás, para tensionar nuestros servicios públicos, para atascar más nuestras carreteras, para evidenciar las faltas de viviendas y aceptar que una parte historia de nuestra población seguirá o abandonada o subvencionada como una clase parasitaria. O sea, que estamos “compinchados” para fastidiarnos a nosotros mismos. ¡En fin, como para volverse locos!      

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