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BENJAMIN DEFIENDE LO INDEFENDIBLE Y PRESUME DE HACERLO

El ciudadano Benjamín era un prometedor político que llegaba con una soltura y desenfado a la política que gustaba.

No se achicó en las andanadas que el podemita Carlos Meca le dedicaba, ni mucho menos. Pero parecía que su actitud no era una pose donde todo le resbalaba y, por eso, decía lo que quería.

 Pero es que, ahora, que el ciudadano Benjamín se ha transformado en el socialista Perdomo, por magia de su amigo Carlos Espino, y en consejero de los CACT para lo que manden los que mandan, da la impresión que Benjamín Perdomo defiende cualquier cosa que le pidan los jefes de su partido. Que le dicen que hay que decir que 5 por 3 son 21, pues ahí va Benjamín.  Que le dicen que hay que sacar unas esculturas porque se parecen a Ignacio Calatayud, pues allá va él, previo pago de más de 6.000 euros a una empresa, a buscarlas. Y eso es una pena para un político, que si se trabajara, con apenas 37 años, podía tener más recorrido en la vida política insular. Pero, claro, si se piensa que en el sueldo de un gerente de una empresa pública va incluido este peaje de defender lo que sea, aunque lo que sea tenga que ver con un disparate, se está sacrificando la potencialidad política a favor de cobrar más de 70.000 castañas anuales. Y ya se sabe que cuando se tiene hambre, no se repara en sabores. Aunque, en verdad, pensábamos que Benjamín tenía más solvencia y más recorrido. Tanto que se habló de que fuera el candidato a la Alcaldía de Arrecife, que le daría un perfil más político, y, al final, el “bueno” de José Alfredo, que es mucho más “finfle” políticamente que él le ha puesto la patita por encima. ¡Él sabrá!

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