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TRES LIDERESAS, PERO LAS TRES ESTÁN FUERA DE LA ISLA

Nos pareció un éxito importante de la sociedad lanzaroteña que apostara, de forma decidida, por la integración completa y con cargos de responsabilidad de las mujeres en política.

 

No solo porque peor de lo que lo estaban haciendo los hombres en los años noventa no nos podía ir y, también, porque las virtudes de las mujeres en el ámbito social están más que demostradas. Ahora, los tres principales partidos de Lanzarote tienen a una mujer al frente. El PP lleva desde 2008 con Astrid Pérez, el PSOE con María Dolores Corujo desde 2011 y CC desde hace más de cinco años con Migdalia Machín. Eso ha sido un avance importante: las mujeres no solo están sino que también mandan al más alto nivel de la política insular. Pero lo que no puede ser es que las tres hayan decidido cambiar su residencia política y personal  habitual, allí donde están cuatro o más días a la semana, fuera de la isla. La socialista estará en Madrid, como diputada nacional, la popular en Tenerife como presidenta del Parlamento y la nacionalista ya es consejera de Cultura y Universidades y estará del tingo al tango por todas las islas como corresponde a su cargo. Pero es que lo partidos son instrumentos de transformación social de la isla y no escaleras de ascenso social exclusivo de sus dirigentes y “dirigentes”. Eso parece evidente.

 Nadie que esté todos los días laborales fuera de Lanzarote tendrá tiempo para analizar, contrastar y cambiar la realidad circundante. Mucho menos tendrá tiempo para reunirse con sus afiliados de forma frecuente para mejorar el funcionamiento de estas organizaciones democráticas. Está bien que sean consejeras, diputadas y presidentas de Parlamento. Pero estaría mucho mejor si dejaran paso a otras personas de los partidos para estar al frente de la organización. Lo contrario no tiene sentido. Y ya se verá como aquello que aplaudimos hoy como buenísimo, mañana se torna en negativo y malo. Las organizaciones políticas de Lanzarote, todas sin excepción, han perdido vida interna, son menos democráticas y arrastran vicios personalistas que se transparentan al máximo cuando los/las que nos están quieren seguir siendo. ¡No sean tan de sí mismas, abran el juego!

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